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La alteridad en la nueva poesía femenina italiana Venere: una revisión |
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escribe Juan Cameron. La necesidad de reunificar su lengua en una sola, para así desde su escritura rescatar la individualidad nacional y su posicionamiento frente a un mundo cada vez más fragmentado por «la globalización», pareciera ser común en las recientes poetas de la lírica italiana. Tal como ha ocurrido en Latino América, en varios países de Europa la Promoción del 68 se ha visto afectada por los cambios estructurales de la sociedad contemporánea. Esta promoción recibió todos los embates históricos y el quiebre de la individualidad frente a los pares los sorprendió en pleno desarrollo. La mal llamada globalización -qué otra cosa sino el establecimiento del Imperio del poder económico internacional- redujo el lenguaje en todos los sectores del hemisferio, para dejar a su expresión artística, la Literatura, desbastada de lectores y fragmentada de autores en la más profunda crisis de identidad observada en Occidente desde el quiebre del Imperio Romano. Y así como a nivel político la reacción produce insurgencias nacionalistas, a nivel artístico resurgen las literaturas de género, en especial la feminista, para instalarse definitivamente en el discurso crítico. La poesía femenina italiana da un muy buen ejemplo de este fenómeno. Esta fragmentación del yo causa, por reacción, la unificación de una lengua joven y en expansión dialectal, como lo es la italiana. El creador vuelve al lenguaje central, tal vez para rearmar el aparato estético -y ético- y de tal manera reconocerse en el otro y junto al otro como miembro de una comunidad única y permanente. La alteridad nace entonces como una necesidad extrema de ordenarse dentro del caos. Numerosas son las poetas en esta promoción. Entre las más destacadas se ubica a Antonella Anedda, Donatella Bisutti, Patrizia Cavalli, Bruna DellAgnese, Biancamaria Frabotta, Gabriella Sica y Patrizia Valduga; la lista no es absoluta. Antonella Anedda nació en Roma. Ha colaborado en varias revistas y periódicos como Il Manifesto, Linea dombra y Nuovi Argumenti. Entre sus libros figuran Residenze invernali (Milán, 1992, premios Sinisgalli, Diego Valeri y Tratti poetry prize), Cosa sono gli anni (cuentos, 1997), Nomi distanti (1998) y Notti di pace occidentale (1999) y figura en la importante recopilación Antología de la Poesía Italiana desde los Setenta a Hoy, de Simone Caltabellota, Francesco Peloso y Stefano Petrocchi (1997). Donatella Bisutti nació y vive en Milán. En 1984 obtuvo el Premio Montale por el entonces inédito Inganno Ottico (1985), traducido al francés por Bernard Nöel y publicado bajo el título de Le Leurre Optique (1989). Con posterioridad publica Penetrali (1989), Colui che viene (1994), Violenza (1999) y La nuit dans sa clolure de sang (2000). Ha traducido al italiano a Jon Silkin, Louis Simpson y Edmond Jabès, entre otros autores de habla inlesa y francesa. Además de narradora es autora de obras para niños y en 1990 fue elegida presidente de la Asociación Europea para la Difusión de la Poesía, con sede en Bruselas. Patrizia Cavalli nació en Todi, en 1947; vive en Roma. Ha publicado Le mie poesie non cambieranno il mondo (1974), Il cielo (1981) y Poesie (1999). Ha traducido obras de narrativa y de teatro desde el inglés y el francés. Bruna DellAgnese nació en Borgomanero, en el Piamonte, y vive en Milán. Ha publicado Stanza Occidentale (1985), Vuoto in Giardino (1993), Bassa Marea (1996) y Correndo lAnno (1999). Biancamaria Frabotta nació en Roma, en 1946, y enseña Literatura Italiana Moderna y Contemporánea en la Universidad La Sapienza. Desde los setenta es una conocida dirigente y publicista del feminismo. Es, además de poeta, cuentista y autora de varias obras de crítica literaria. En 1976 dio a conocer Donne in poesia, una antología de poetas italianas desde la postguerra hasta esa fecha. En este género ha publicado Affeminata (1976), Il rumore bianco (1982), Appunti di volo e altre poesie (1985), Contracanto al chiuso (1991), La viandanza (1995, Premio Montale), Ne resta uno (1996) High Tide (Dublin, 1998) y Terra contigua (1999). Gabriella Sica nació en Viterbo, pero vive en Roma desde su infancia. En 1980 fundó la revista Prato pagano, la cual reune la obra de varios escritores de su generación. Entre sus títulos figuran Poesie per le oche (1983), La famosa vita (1986), Vicolo del Bologna (1992) y Poesie bambine (1996). Es autora de una antología de poesía italiana contemporánea y ha obtenido el Premio Lerici Golfo dei poeti. Patrizia Valduga nació en 1953 y vive en Milán. Ha publicado Medicamenta (1982), Medicamenta e altri medicamenta (1989), Donna di dolori (1991), Requiem (1994) y Corsia degli incurabili (1996). La reconstrucción de la individualidad es una constante en la obra de estas poetas. Todo apenas distinto de la vida de siempre (...) Fuego de cedro por los bordes del campo/ así veremos los rostros de los ausentes (...) ningún dolor sino el movimiento de las manos/ alejando el humo/ y noche entre la noche, una rendija, nos dice Antonella Anedda. Y para Donatella Bisutti Nada indica más claramente/ que la vida no nace de la necesidad/ sino de la subversión/ y la Belleza es el fruto de la imaginación. Más decidida, Biancamaria Frabotta pregunta ¿La erosión de la Utopía o el rigor de la paciencia?/ Responder es sustituir el blanco por el negro, se responde. Todas ellas, de una u otra manera, se inscriben en esta necesidad de reunificar el idioma italiana y, de tal modo, consolidar el suelo desde donde alzar su voz al mundo. |
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