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Brindis por Peter |
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escribe Cándido La prensa ha informado estos días que Peter Lagerblad, director ejecutivo de la empresa estatal Vin & Sprit, más conocida como Systembolaget, se acogerá a una merecida jubilación, tras cuatro años de intenso trabajo, con una módica asignación de 32 millones de coronas en total hasta el final de su vida. Este sacrificado funcionario tiene 56 años de edad, y cuando cumpla 60 se jubilará y en junio del 2004 comenzará la danza de millones que los contribuyentes suecos pagaremos para asegurarle un vejez digna. Peter era hasta ahora un desconocido para el pueblo sueco, que había desempeñado cargos en la burocracia política de la socialdemocracia, pero su rutilante carrera en el System lo hará saltar a la fama y su nombre estará en boca de todos. Preferible ignorar lo que esas bocas dirán. Recientemente, una figura emblemática del capitalismo sueco, Percy Barnevik, estrella de la constelación Wallenberg acostumbrado a moverse en la arena internacional, decidió retirarse para disfrutar de sus nietos y se llevó un premio de 900 millones de coronas en pago de sus desvelos. (Estos casos recientes son apenas puntas de un iceberg más grande que el que se acaba de desprender de la Antártida como consecuencia del calentamiento de la Tierra, según afirman los entendidos, calentamiento producido por los gases que producen el llamado efecto invernadero, el mismo que se quiso atenuar con el llamado Acuerdo de Tokio y que fue bombardeado por Bush y su pandilla, los mayores verdugos, también del planeta.) Porque desde hace unos años, significativamente desde que la nueva economía fue desmantelando los valores éticos y solidarios que inspiraban respeto en el mundo, los casos de corrupción e inmoralidad, aunque algunos como los dos últimos mencionados. no caigan en lo delictivo según la legalidad vigente, fueron materia cotidiana en la información periodística. Políticos con cargos directivos, sindicales o estatales, que pagan sus viajes de estudio con los dineros de los ciudadanos, visitas a clubes nocturnos sin ninguna relación, con su quehacer habitual, utilización del cargo para la adjudicación de privilegios, de empleo, vivienda, etc, para familiares y amigos, han sido pan de cada día. A veces el escándalo imponía una sanción que compensaba económicamente con creces el sufrimiento infligido o con el nombramiento a un cargo más importante que el que se había visto obligado a dejar. Pasó que algún banquero despedido de un banco privado por una pecatta minuta en materia de impuestos, fue nombrado director de un banco estatal. Hubo también otros casos risueños si no fueran inquietantes como síntoma de males mayores. Los contribuyentes estuvimos pagando sin saberlo, las horas extras al chofer de la máxima representante de la Unión Europea en Estocolmo por sacarle el perrito a hacer sus necesidades. Hubo otras irregularidades en ese mismo organismo y fueron despedidos casi todos los funcionarios, pagamos investigaciones para averiguar lo ocurrido, pero la principal responsable no ha sufrido ninguna sanción. Talvez reaparezca en algún momento en algún otro alto cargo. Todo esto, una minúscula parte de un todo, ocurre cuando, según comprueban organismos de todo tipo, la brecha entre ricos y pobres ha aumentado sin cesar en este país también, en los últimos diez años. Cuando aparecen gusanos en las heridas de los ancianos por la falta de personal, cuando hay que esperar semanas para una visita común al médico zonal, ni qué decir para una intervención quirúrgica, cuando el clima de las escuelas, reflejo del clima social, se deteriora cada día y la sociedad que fuera alabada dentro y fuera de fronteras se va pareciendo cada vez más a una lilla América. Talvez los expertos que discuten sobre el desinterés y/o desprecio creciente de los ciudadanos hacia la política, los políticos y la democracia que estos representan, podrían encontrar alguna relación de causa a efecto. Y también del porqué del creciente apoyo a demagogos ultrareaccionarios, que florece en los países de la Unión Europea. ¡Salud por Peter, réquiem por la democracia! |
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