Por Juan Cameron. Tras veintisiete años un poeta chicano desembarca en Valparaíso. Francisco X. Alarcón realizó un interesante y nutrido programa durante la última semana de mayo, visita que fue ampliamente celebrada en el ámbito artístico local.
Un amplio programa de trabajo cumplió el poeta y académico de la Universidad de California Francisco X. Alarcón. Invitado por su antiguo colega de aulas, el artista visual René Castro, quien reside en la vecina Con-Cón -y con su producción a cargo de Solange Torrecilla- Alarcón estuvo en la zona entre el jueves 28 y el sábado 30 de mayo reciente presentándose en diversas instituciones, oportunidad que aprovechó para compartir con los escritores locales.
Su visita se inició en el Museo La Se-bastiana, que administra la Fundación Neruda, siendo recibido por el poeta Sergio Muñoz, quien dirige el Taller de Poesía. Esa misma tarde se reunió con la Sociedad de Escritores de Chile, versión Valparaíso, dirigida por Enrique Moro.
El viernes 29 el poeta chicano ofreció a los estudiantes y académicos de Pedagogía y Arte de la Universidad de Playa Ancha, su conferencia "El poder de la palabra hacia una concientización cultural mesoamericana mestiza a través de la poesía", manteniendo con posterioridad un diálogo con los uni-versitarios en el Aula Magna de dicha casa de estudios. Por la tarde, en el Salón Víctor Jara del Centro de Eventos La Piedra Feliz, Alarcón compartió la lectura con varios poetas de la zona, entre ellos Guillermo Rivera y Patricia Bruna del Centro de Investigaciones Poéticas Casa Azul, anfitriona también del programa. Con esta misma agrupación celebró un encuentro el sábado 30 de mayo, participando a su vez en el proyecto "Arte a lo doméstico", en la Galería Mineart en un cerro de la ciudad, oportunidad en que tuvo como anfitriones a Bruna y a la poeta Karina García.
Como bien dicen las presentaciones en el mundo virtual, los principales terrenos de desarrollo son la enseñanza de Castellano para hispanohablantes, literatura y cultura chicanas y narrativa mexicana. Y además integra la mesa directiva de La Raza, una Galería Posada en Sacramento, Nuevo México. Alarcón es en tanto uno de los más destacados poetas chicanos en la actualidad. "Mi nombre no es Francisco -nos dice- hay un árabe/ en mi / que reza/ cinco veces/ diarias.// Tras/ mi nariz/ romana/ hay/ una sonrisa/ fenicia/ Mis ojos/ aún miran/ Sevilla// Mas mi boca/ es olmeca/ mis oscuras/ manos/ toltecas// mi feroz/ mejilla/ chichimeca./ Mis pies/ no reconocen/ fronteras// Ni regla/ ni código/ ni señor/ para éste/corazón/ vagabundo ".
En su presentación en La Piedra Feliz el poeta se extendió sobre el significado de su multiculturalidad y en torno a sus orígenes étnicos. Descendiente de una familia que llegó a Estados Unidos a poco de la Revolución Mexicana, y que retornó a su país de origen luego de la Gran Depresión, para volver una vez más al norte, Alarcón, quien nació en Los Ángeles, también repitió la experiencia de su binacionalidad cuando, durante su adolescencia y por una larga temporada, realizó estudios secundarios en el país azteca, antes de esta- blecerse definitivamente en su actual nación.
"Mexicano / no es / un sustantivo / o un / adjetivo -aclara en su antología Del otro lado de la noche- Mexicano / es un largo / y mal pagado / trabajo / por la vida". Como tal sufrió las consecuencias del racismo y fue encarcelado y perseguido injustamente por la policía de su Estado. Acusado de participar en un homicidio -aún cuando el poeta leía en un recital al momento de los hechos- debió soportar un infame enjuiciamiento y detención, experiencia de la cual nace después uno de sus primeros poemarios
El poeta Alarcón resulta el más vívido ejemplo de la indudable fuerza e importancia que tiene la poesía de su etnia en el lírica norteamericana actual. Así se afirma en la antología Twentie Century American Poetry, de Dana Giogia, David Mason y Meg Schoerke, publicada por Mc Graw Hill en 2004, donde se le ubica entre los más usuales movimientos literarios de las últimas décadas, uno de los mayores de los que conforman las llamadas poéticas de identidad, comprometidas con el emisor del lenguaje a través de su personal mirada del mundo, su identidad cultural, étnica o sexual. Estos movimientos se hicieron bastante fuertes hacia finales del siglo anterior. Su raíz se halla, para los estudiosos citados, en la Poesía Confesional producida tanto por grupos de inmigración o en destacados autores del género, tales como Anne Sexton, Robert Lowell y Sylvia Plath.
Este tipo de poesía tendrá en definitiva una fuerte carga autobiográfica y será determinada, muchas veces, por el concepto que encierra más que por fuertes exigencias formales. Se sostiene también en la misma recopilación que "tenemos poetas asiáticos, como Shirley Geok-lin Lim, Marisa de los Santos, Amy Uyematsu y Cathy Song; poetas hispánicos como Judith Ortíz Cofer, Francisco X. Alarcón, Benjamín Alire Sáenz, Rafael Campo"; y la lista sigue. Francisco Alarcón reconoce entre sus maestros al poeta Tino Villanueva, quien fue el primer autor chicano en ser recibido por los poetas locales, en 1982, en plena dictadura, y quien luego después visitó Suecia, invitado por Lasse Söderberg a participar en los ya desaparecidos Malmös poesidagarna, las Jornadas de Poesía en Malmö
Francisco X. Alarcón nació en 1954, en Wilmington, California, Estados Unidos de Norteamérica. Algunos de sus libros son Cuerpo en llamas (1990), Del amor oscuro (1991), Snake Poems: An Aztec Invocation (1992), Sonetos a la locura y otras penas (2001), Del otro lado de la noche: Poemas selectos y recientes (2002). Pero además es autor de numerosos libros de cuentos infantiles. Entre unos y otros aparecen los siguientes títulos en su bibliografía: Del ombligo de la luna y otros poemas estivales, Jitomates Risueños, Iguanas en la nieve y otros poemas invernales, Los ángeles andan en bicicleta, Animalario del Iguazú, Sonetos a la locura y otras desgracias y Poemas para soñar juntos. Y ha publicado dos libros de texto escolares: Mundo 21 y Pasaporte al Mundo 21.
Entre sus reconocimientos figuran el American Book Award y el Pen Oakland Josephine Miles Award, en 1993, el Chicano Literary Prize, en 1994, el Fred Cody Lifetime Achievement Award from the Bay Area Book Reviewers Association (BABRA, 2002) entre otras numerosas distinciones.
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