La actual situación en América Latina exige una dinámica búsqueda de nuevos intercambios, relacionamientos y formas de colaboración económica, política y social entre países con gobiernos emergidos luego del furor neoliberal, sin la tutela de Estados Unidos.
Esto ha puesto claramente en evidencia el obsolento y triste papel que siempre ha desempeñado la Organización de Estados Americanos (OEA) como organismo, que más que propulsar la integración, la unidad y soberanía latinoamericana, ha sido el instrumento útil de las políticas hegemónicas e imperialistas estadounidenses en la región.
La ya larga existencia de la OEA es un largo collar de servilismos con las agresiones a América Latina, un rosario de silencios cómplices cuando los pueblos más precisaron de solidaridades y denuncias en tiempos donde el mapa continental sólo tenía dictaduras militares "Made in USA" y desaparecían o eran torturados miles de latinoamericanos, o cuando avaló las invasiones a Dominicana, Granada y Panamá, dió la espalda a Argentina durante la guerra de Las Malvinas, o la inoperancia que ha tenido para condenar el ataque militar de Colombia en territorio de Ecuador cuando, bombardearon el campamento del guerrillero Raúl Reyes.
Pocos días atrás su comisión interamericana de "derechos humanos" CIDH, tuvo la indecencia de incluir a Venezuela entre los países donde supuestamente el gobierno reprime las libertades ciudadanas, y de agregar como ya es clásico a Cuba en la lista negra anual. En un cable del mes pasado se leía "En su informe de 2008, la CIDH identificó en Venezuela un ambiente hostil para el disenso político, así como obstáculos para la libertad de expresión, hostigamiento a ONGs, denuncias de poca transparencia en la justicia y un alto nivel del crimen. La CIDH también destacó violaciones a los derechos humanos en Cuba y Haití." Y se mostraba "comprensiva" con la "difícil" situación en Colombia cuyo gobierno libra "un conficto interno".
Se debe reconocer que -seguramente a instancias de la mayoría de los actuales gobiernos del continente que mantienen relaciones diplomáticas con Cuba, con la sola excepción de Washington- no pudo impedir que se incluyera un pedido a "Estados Unidos de terminar el embargo que mantiene contra Cuba desde hace casi medio siglo."
La condena a Venezuela fue comentada por el presidente Hugo Chávez quien dijo:
"Venezuela podría salirse de la OEA y convocar a los pueblos de este continente a que nos liberemos de esos viejos instrumentos y formemos una organización de pueblos de América Latina, de pueblos libres. Váyanse largo al cipote (al diablo) señores inefables de la fulana comisión. La CIDH, es la misma comisión que reconoció el gobierno de (Pedro) Carmona", señaló Chávez en referencia al golpe de Estado en su contra en 2002. y agregó: " La OEA es una burocracia imperial (...) a nosotros nos condenan, nos acaban de condenar. ¿Por qué no condenaron nunca a Bush?".
Por su parte Cuba, ha manifestado por intermedio de su gobierno no estar interesada en regresar a integrar la OEA de donde fue expulsada en 1962 por clara imposición de Estados Unidos. El mismo Fidel Castro en una de sus habituales reflexiones replicó al secretario general de la organización, el chileno Miguel Insulza, que su país no quiere volver a esa institución que califica de "infame" y "basura". "Insulza afirma que para entrar en la OEA, Cuba tiene primero que ser aceptada por la institución. Él sabe que nosotros no queremos ni siquiera escuchar el infame nombre", dijo Fidel. Y agregó que la OEA "no ha prestado un solo servicio a nuestros pueblos; es la encarnación de la traición".
"Si se suman todas las acciones agresivas de las que fue cómplice, estas alcanzan cientos de miles de vidas y acumulan decenas de años sangrientos", añadió el líder cubano para quien "la OEA tiene una historia que recoge toda la basura de 60 años de traición a los pueblos de América Latina".
Fidel Castro respondía así a unas declaraciones en las que Insulza afirmaba: "Cuba debe expresar claramente su compromiso con la democracia si quiere regresar a la OEA, como demanda un creciente grupo de gobiernos latinoamericanos".
En 1962 el gobierno de Estados Unidos obtuvo mediante presiones, chantajes y amenazas que la mayoría de los gobiernos de derecha de los países latinoamericanos rompieran relaciones diplomáticas con Cuba, con la sola excepción de México que soportó la presiones y las supo mantener.
Hoy la situación es diferente para Cuba, mantiene relaciones con toda América Latina y Canadá, constituyó con otros países el ALBA, integra el CARICOM y se reintegró a pedido de todos los países al Grupo de Río.
El tiempo le dio la razón al trovador cubano Carlos Puebla cuando en 1962 avizorando el futuro escribió una canción que decía. "Con OEA o sin OEA ya ganamos la pelea&".
Cuarenta y siete años después la OEA, "el Ministerio de Colonias de Estados Unidos" en la certera definición que el Che le diera, hace agua por todos lados.
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