Llevamos casi un mes de la denuncia de los primeros casos de contagio de lo que primero se denominó fiebre porcina y la prensa internacional sigue agitando el caso como una peligrosa pandemia.
Miles de millones de dólares se deben haber gastado ya en seminarios, conferencias, viajes de especialistas, medidas especiales para detener el virus, espacios de publicidad y de prensa para "informar" sobre el contagio, sin contar las pérdidas en la economía para muchos países que vieron reducir el turismo o el comercio.
Mientras, el lenguaje de denominación del virus, ha pasado de "gripe porcina" a "gripe tipo A", para tranquilidad de la industria de carne porcina.
Quizás detrás de este cambio de nombre está la presión del poderoso país del norte para impedir que la gripe se llame "norteamericana", como sucedió entre 1918 y 1919 con la gripe "española" que en realidad nació también en Estados Unidos y que por "razones de Estado" se prohibió llamarla por su nombre y se la endilgaron a España. Y que dicho sea de paso mató más personas que la Primera Guerra Mundial, como lo recordaba Fidel en una reciente reflexión sobre el tema.
Una cosa aparece ya clara, las grandes empresas farmacéuticas están ganando dinero como nunca vendiendo vacunas contra la gripe, cuando ni siquiera se sabe si es efectiva. Recién ahora la Organización Mundial de la Salud alerta que la vacuna contra la gripe debe ser aplicada sólo a personas muy expuestas.
Por suerte para México ya en las últimas investigaciones no aparece como la fuente de la gripe, aunque las primeras denuncias de enfermos surgieron en ese país. Porque algunos investigadores han revelado que el primer caso de contagio de gripe documentada de trasmisión de un porcino al hombre, ocurrió hace ya cuatro años en Ohio, Estados Unidos, aunque se sospecha que existen casos anteriores a esta fecha.
Desde entonces se ha detectado el contagio de animales al hombre en otros lugares y las gripes han cambiado de nombre, desde simples sílabas a "fiebre aviar", etc.
Según estadísticas de la OMS, cada año mueren en el mundo entre 250 mil y 500 mil personas por las distintas gripes. Las vacunas existentes sólo cubren determinadas cepas de virus, pero cada año mutan y surgen nuevas, por lo que las vacunas no son efectivas ante una gama de cepas que apa-rece como muy variada y cambiante.
Contrastando las cifras de víctimas fatales de cada año debidas a las diferentes gripes, las consecuencias de la "gripe porcina" no parecen más graves que las normales.
Por eso llama la atención la enorme publicidad y debate en torno a este nuevo brote.
Hace pocos años el mundo se alarmó ante la pandemia de la "fiebre aviar". Millones de pollos y otras aves fueron sacrificados en Asia y Europa. Los laboratorios crearon nuevas vacunas que vendieron por millares a los gobiernos.
Después, cayó el interés y la pandemia nunca llegó.
Ahora nadie se ha animado a convocar el sacrificio de los cerdos. Será porque las empresas que se dedican a su producción y elaboración de derivados son mucho más poderosas que aquellos productores de aves en Asia, quienes al final fueron los únicos que tuvieron que sacrificar sus animales en medio de la histeria que se creó entonces, a causa de la fiebre aviar.
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