Ricardo Daher. La pasada semana el gobierno de Letonia presentó su presupuesto anual con importantes recortes en todos los rubros, una disminución del 20 por ciento en los salarios de los empleados públicos, y cierre de escuelas rurales y hospitales en todo el país, acorde con las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea.
Las autoridades europeas están más preocupadas en ajustar los números macroeconómicos que en apoyar a los ciudadanos que están perdiendo sus empleos y sus fuentes de recursos.
Las nueva generaciones de estos países, que no recuerdan los tiempos de la Unión Soviética, se acostumbraron a vivir con un alto nivel de consumo y las fuertes restricciones que les impone ahora el gobierno -obedeciendo las exigencias del FMI- está provocando una ola de malestar que puede desembocar en inestabilidad permanente para el gobierno.
Letonia, una de las niñas mimadas de "Occidente" desde su salida del ex bloque soviético en 1991 cuando declaró su independencia, es hoy un país quebrado, en una situación quizás peor que la de Islandia y sin un horizonte cercano para salir de la crisis.
En el 2003 aprobó mediante un plebiscito el ingreso a la Unión Europea y la OTAN, haciéndose efectivo el ingreso en el 2004. De esta manera Letonia se sumó a la decisión de los otros países del Báltico: Lituania y Estonia.
Desde entonces, Letonia mostró índices de crecimiento superior al promedio de los países de la U.E.
Pero ahora la situación es completamente diferente, y Letonia encabeza la lista de los perores registros económicos de la Unión Europea.
Cambio de gobierno
Letonia comenzó a sentir los coletazos de la crisis financiera internacional a fines del pasado año, y su dependencia de los préstamos de bancos extranjeros, que controlan el mercado financiero local, la hizo más vulnerable.
El gobierno letón recurrió entonces a la Unión Europea para recibir respaldo financiero y poco después al Fondo Monetario Internacional.
En diciembre pasado, el gobierno presentó un programa de estabilización de la economía, que incluía la suba del IVA del 18 al 21 por ciento, y un recorte de los gastos del Estado del 15 por ciento.
La población reaccionó contra los recortes presupuestales y la suba del impuesto. Cercado por las protestas y la falta de reacción de la economía, el gobierno de Ivars Godmanis presentó la dimisión en febrero.
En marzo, el parlamento aprobó la composición del nuevo gobierno presidido por el primer ministro Valdis Dombrovskis, quien apenas asumir declaró que la república estaba al borde de una quiebra. El ministro de Hacienda, Einars Repse, anunció entonces que todos los ministerios deberían reducir sus gastos un 40 por ciento, y comenzó a negociar un préstamo de 7.500 millones de euros hasta 2011.
Tanto la Unión Europea con el FMI presentaron al gobierno letón una serie de exigencias para conceder el préstamo, además de mantener la potestad de ir controlando los avances de las reformas solicitadas antes de entrgar cada cuotas del préstamo.
Una de las exigencias del FMI fue que el déficit del presupuesto no podía superar el 5 por ciento del PBI. Para entonces el gobierno había estimado que el déficit fiscal previsto para el 2009 era del 13 por ciento.
Al aceptar los recortes el gobierno intenta obtener del FMI y a la U.E. permiso para ajustar el déficit al 7 por ciento.
Sin compasión
Pero las autoridades económicas de la U.E y los directivos del resucitado FMI siguen con los mismos planteos de la década de los 80 e insensibles a los padecimientos ciudadanos.
"Para recibir el apoyo financiero de la Unión Europea Letonia tiene que recortar su presupuesto y hacer la reforma de las estructuras del Estado prometidas" sostuvo el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia el pasado 6 de mayo. El funcionario hacía mención al recorte del 40 por ciento del presupuesto y la reducción del 20 por ciento de los salarios públicos.
Si el gobierno letón no realizaba el recorte presupuestario, la Unión Europea podría cancelar el pago de mil millón de de euros prometidos para fines de junio, y que corresponde al paquete de ayuda financiera ya negociada con el FMI y la Unión Europea.
Ya en marzo, el FMI suspendió el pago de 200 millones de euros porque el gobierno letón no había realizado los ahorros reclamados y aún están en juego otros 200 millones que deben entregarse en junio.
En un esfuerzo por complacer al FMI, el gobierno letón presentó la semana pasada un nuevo paquete presupuestario. Se prevé recortar gastos en un 40 por ciento con grave afectación a la seguridad social, salud y educación. Alrededor de 100 escuelas serán cerradas y más de 5.000 maestros quedarán desempleados. La renovación de locales escolares ha sido suspendida y en la capital, Riga, algunas escuelas están funcionando en viejos hoteles donde las habitaciones se transformaron en salones de clases reducidos.
Los pagos de asignaciones por hijos fue suspendidas, dejando sin efecto una de las promesas electorales del partido de gobierno.
El paquete fiscal incluye el cierre de 35 hospitales en los próximos años y reducción de salarios para enfermeras.
La reducción profundiza aún más el recorte de gastos del 15 por ciento ya realizado a fines del pasado año.
¿Caída sin fondo?
El pasado lunes el gobierno letón confirmó una caída del PBI del 7 por ciento para este año después de confirmar el descenso del 18 por ciento en el primer trimestre del año. La Oficina de Estadísticas de la UE, Eurostat reveló el pasado viernes que la caída prevista del PBI para todo el 2009 es del 15,6 por ciento, más del doble de lo anunciado por el gobierno letón.
Al mismo tiempo Letonia confirmó una caída del 22 por ciento de la producción industrial y del 34 por ciento en el comercio minorista.
A principios de mes Eurostat -la oficina de estadísticas de la Unión Europea- reveló que la producción industrial en toda la Unión fue del 20 por ciento en marzo. Estonia otro de los países bálticos, tuvo una reducción de su producción industrial del 30 por ciento y una caída del Producto Bruto Interno del 15,6 por ciento.
Sin embargo, Letonia arroja cifras peores, el PBI cayó un 18 por ciento en el primer trimestre y el pronóstico del Banco Central de ese país es de una caída del 16,5 por ciento para todo el 2009.
La desocupación supera el 16 por ciento y en tendencia alcista.
El banco sueco Nordea, con grandes inversiones en Letonia, considera que el consumo en ese país ha caído un 20 por ciento en los primeros meses de este año, que se suma al 11 por ciento de caída en el pasado año.
El jefe de analistas del banco danés Danske Bank, Lars Christensen, también con fuertes inversiones en los países bálticos, consideró que las cifras presentadas por el gobierno letón hacen imposible al país cumplir con las demandas del FMI. "La situación es mucho peor que en las peores pesadillas" resumió el funcionario bancario danés.
Muchos expertos económicos sostienen que sólo la recuperación mundial de la economía podría salvar a Letonia de recurrir a una devaluación de su moneda, el lat, que provocaría mayor ruina a los acreedores y los bancos, debido a que los préstamos en general han sido tomados en moneda extranjera. Sin embargo otros analistas sostienen que la devaluación es mejor que el recorte de gastos del Estado y la reducción de salarios.
Entre el lat y el euro
El gobierno letón evaluó también adoptar el euro unilateralmente, con lo que tendría automáticamente una devaluación del 30 o 40 por ciento, pero las autoridades europeas no lo aconsejan y reclaman que el país sigue los procedimientos normales establecidos en el tratado de Maastricht que indica una serie de pasos para la incorporación al euro, entre ellas que la deuda bruta del estado no sobrepase el equivalente al 60 por ciento del PBI, que el presupuesto estatal no tenga un déficit superior al 3 por ciento del PBI y controlada la inflación en relación a la existente en otros países de la Unión.
La pretención del gobierno fue frenada rápidamente. "La Comisión Europea, el Banco Central de Europa y los 16 países de la zona euro están en contra" dijo el comisario europeo de asuntos económicos, Almunia durante una visita a la capital Riga.
El primer ministro Valdis Dombrovskis había solicitado a la Comisión Europea una excepción para adoptar rápidamente el euro, pero con las respuestas negativas dio marcha atrás en la propuesta. "No tenemos intenciones de adoptar el euro unilateralmente" dijo el primer ministro tras las advertencias europeas.
La situación de los países bálticos preocupa a los gobiernos y empresarios de los países escandinavcos con fuertes inversiones el sector financiero en esos países.
Economistas suecos, danesas y noruegos asesoran a esos gobiernos para enfrentar la crisis, pero pocos se ponen de acuerdo en las "recetas".
Algunos recomiendan a Letonia una fuerte devaluación para hacer más barata la producción y poder aumentar las exportaciones. Una solución que no es aceptada por la Unión Europea. Otros economistas sugieren que Letonia se incorpore unilateralmente al euro, pero esa posibilidad ya fue descartada por el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia que le advirtió al gobierno de Riga a no adoptar pasos unilaterales.
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