inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 24-Abril-2009

Estados Unidos y sus aliados boicotean conferencia internacional sobre el racismo

 
Ernesto Tamara. Aunque los titulares de todo el mundo acusen al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad de "torpedear" la Conferencia sobre Racismo de Naciones Unidas, la realidad es que la reunión nació muerta tras la anunciada ausencia de Estados Unidos y casi todas las presentaciones de las naciones europeas, temerosas de que la declaración final condenada la ocupación de Israel de los territorios palestinos.


En la sesión inaugural de este lunes, el presidente iraní, único mandatario participante acusó a los israelíes de usar el holocausto y la persecución de los judíos para establecer un "gobierno racista" en territorios "ocupados palestinos". No había terminado la frase y los pocos delegados de países occidentales presentes abandonaron el recinto. Previo a su discurso, manifestantes habían intentado interrumpir el discurso gritándole "racista" a Ahmadinejad.


La Conferencia en Ginebra, Suiza, era la continuación de la realizada en Durbán, Sudáfrica, en 2001, y por ello fue bautizada como "Durbán II". Para muchas organizaciones anti racistas el encuentro en Ginebra era una gran oportunidad para avanzar en la definición del racismo y coordinar acciones en su contra. Sin embargo, desde varios días previo al encuentro, realizado esta semana y concluido el martes, Israel, y después Estados Unidos, Canadá, Australia, Holanda, y otros países europeos, anunciaron que no concurrirían o enviarían una delegación de menor nivel. La excusa era la presencia del presidente iraní, acusado de negar la existencia del holocausto judío.


Pero en concreto, las delegaciones occidentales querían evitar cualquier condena directa o indirecta a la ocupación israelí de los territorios palestinos. En el documento aprobado esta martes y que Estados Unidos, Israel y sus aliados no querían firmar, se sostiene en su introducción que se "reafirma" la declaración de la conferencia de Durbán, donde se sostenía: "Nos preocupa la difícil situación del pueblo palestino que está bajo ocupación extranjera", pese a que entonces se había agregado para compensar que se respetaban los "derechos de todos los países de la región, incluido Israel, a garantizar su seguridad".


Es decir que el problema era la preocupación por la ocupación de los territorios palestinos. En el documento aprobado en Ginebra, la frase no existe directamente, sino sólo con la palabra "ratifica" la declaración de Durbán.


Después, está la frase de "ocupación extranjera" utilizada en 2001. Aunque no se menciona ni a los palestinos ni a Israel, se mantiene la redacción y se usa para enfatizar la necesidad de proteger "a todos aquellos bajo ocupación extranjera". Esa mención es suficiente para que EE.UU., Israel y sus aliados la califiquen de un "eco" de la declaración de hace ocho años.


Los países islámicos habían solicitado introducir en la declaración final una mención sobre la "difamación de la religión". Pero esto, según los países de occidente hubiera restringido la libertad de expresión. Finalmente, se añadió un texto que deplora "los estereotipos despectivos y los estigmas contra personas basados en su religión".


Aunque los países islámicos aceptaron esta ampliación de la declaración, que protege a otras religiones, Israel, Estados Unidos y sus aliados, igual decidieron boicotear la conferencia.


El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, "lamentó profundamente" el boicot de nueve países a la Conferencia sobre Racismo de Naciones Unidas, "estoy profundamente decepcionado" subrayó.
Ban defendió el documento asegurando que está "equilibrado con cuidado" y señaló que la reunión en Ginebra es necesaria para dirigir las tensiones latentes que, de otra forma, podrían provocar disturbios sociales y violencia.


Apenas anunciado el boicot norteamericano, grupos de activistas, incluidas la Federación Internacional de Derechos Humanos y Human Rights Watch pidieron a los líderes europeos que no siguieran la postura estadounidense, y los instaron a participar para discutir asuntos como la prevención de los ataques xenofos. El boicot occidental representa un golpe para las Naciones Unidas y podría socavar futuros esfuerzos diplomáticos para enfrentarse a asuntos sensibles sobre racismo y religión advirtieron.

La crisis y el hambre exacerban el racismo
La coincidencia de la crisis económica mundial, de la emergencia alimentaria en varias partes del planeta y los efectos del cambio climático está exacerbando los prejuicios, tensiones y ataques racistas, sostuvo la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navy Pillay.


Pillay consideró que la discriminación racial es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y advirtió de que puede intensificarse.


Pillay reiteró su frustración por la decisión de varios países occidentales de no participar en esta Conferencia, llamada a ser el foro en el que los gobiernos deberían reiterar su compromiso de luchar contra todas las formas de racismo, xenofobia y discriminación.


Para Pillay el documento contiene un "cuidadoso equilibrio", que pudo conseguirse gracias a "flexibilidad" mostrada por Palestina y (los países de) la Organización de la Conferencia Islámica "en asuntos de cruciales para ellos".


"Estoy convencida de que el borrador de documento final es de un cuidadoso equilibrio y un resultado significativo que generará pasos concretos para resolver los sufrimientos de muchas víctimas del racismo", señaló.



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