inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 17-Abril-2009

Guillermo García, Karen Hermosilla y Egor Mardones
Tres nuevos poetas chilenos

 

Por Juan Cameron. La aparición en semanas recientes de En fin de modo que, de Guillermo García, Gesto mecánico, de Karen Hermosilla Tobar, y Taxi Driver, de Egor Mardones, da cuenta -en cada una de sus tendencias y localidades- de una saludable poesía joven en Chile, generada desde diversas estéticas, y con cierta prometedora proyección en el espacio de nuestra lengua.

La edición de En fin de modo que supone una doble sorpresa para los lectores de poesía. En primer lugar porque, si bien Guillermo García es un autor ya editado, este nuevo intento denota un cambio de escritura en un terreno favorable y conocido para él. Y, por otro lado, porque su editor es nada me-nos que Alex Pausides, poeta cubano miembro de la presidencia del Festival Internacional de Poesía de La Habana, quien dirige la Colección Sur -un proyecto vinculado a dicho encuentro- don-de aparece este volumen, el cuarto libro de García.


Como bien resalta Pausides en la contraportada, en García "los asuntos más triviales o más dra-máticos o más trágicos son en-carados con una ironía y un desenfado y con la naturalidad de quien se toma una cerveza, lejos del patetismo que trasnocha en cualquier esquina y hace de la escritura un ejercicio retórico invivible con el mundo" (palabras que firma en Ceará -de seguro en la ciudad de Fortaleza- en noviembre de 2008). Esta suerte de antipoesía la practica García con sorprendente acierto. El salto de una imagen a otra, o el paso a una distinta incluida a nivel semántico en parte de la anterior, es un recurso que leere-mos en varios de sus textos. A modo de ejemplo, en el poema Bonaparte, en el que retoza sobre un mismo escenario: "Entonces Napoleón le señaló a Hitler/ no es lo mismo ser derrotado por la nieve del comunismo/ que por la nieve de los Zares".
Guillermo García, de profe-sión ingeniero agrónomo, nació en Santiago el 23 de diciembre de 1976. Actualmente tiene a cargo una carnicería en Talca. Ha publi-cado Hidrógeno (2000), María (2002), Poemas escritos a bordo de un Lan (2006) y el presente En fin de modo que (2008).


Y a finales de marzo recien-te, Karen Hermosilla Tobar presen-tó su primer libro, Gesto Mecánico, a través del sello de Ediciones Cataclismo que dirige el poeta Claudio Faúndez. Para la escritura de esta obra la autora obtuvo, en el año anterior, la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura.
Desafiante, buena observa-dora y con un armónico discurso no ajeno a la eufonía, Hermosilla logra interesantes descubrimien-tos y mejores apuntes en un registro urbano para nada nostálgico ni lírico, aún cuando se presente de tal modo. "A un costado de los dedos mordidos/ Del negro Farías/ Pobre/ Vendido a los testigos de los choques (...) Comprometido con los milagro-sos giros de la línea O/ que ya nunca más será Verde Mar" se ríe la poeta en El hollín del desprecio, texto en el que retrata la escultura hecha por Henry Serrano en home-naje a Jorge Farías y destruida por los procaces habitantes del entorno en pleno Barrio del Puerto.


Para el colega Sergio Ma-drid Siefeld, quien tiene a cargo el prólogo de la edición y presentara luego el libro en el Salón Rojo del Bar y Restaurante La Piedra Feliz, "no estamos acostumbrados a una voz femenina tan bizarra y calentona, y al mismo tiempo tan política, como la que tenemos entre manos". Si bien puede la au-tora destacarse por estos motivos, los que reitera a veces sin otra ne-cesidad que el desafío o la de epatar, debe destacarse también su construcción y su interés por la forma que subyace escondido a menudo escondido bajo esta suerte de juvenil protesta o aullido: "Acérqueme su cuerpo saltando como sapo mojado/ Véngase y vénguese/ en mis faldas invisibles y rosadas".


Karen Hermosilla Tobar nació en Santiago de Chile el 19 de agosto de 1983. Periodista por la Universidad de Playa Ancha, colabora en diversos medios de prensa escrita y electrónica (Punto Final, El Ciudadano, The Clinic y los periódicos digitales El Clarín, El Mostrador, G80, Indie) y reside en la ciudad de Valparaíso. Gesto Mecánico (2009) es su poemario inicial.


El caso de Egor Mardones es diferente. Nombre frecuente ya en la poesía del área de Concep-ción, como en el mismo discurso nacional, se mantenía sin embargo inédito en cuanto a libros de su autoría se trata. Sus apariciones en las mejores revistas del área, como en Cuadernos Lar, de la capital penquista, Cuadernos Sur de Poesía y en las antologías Quince años de poesía en Concepción (1989). Ecos del silencio (1988), Geografía poética de Chile (1998) y 1999 Concepción lo hacen un autor conocido y reconocido en el oficio.


La poética de Mardones se vincula en lo histórico y en su vi-sión de mundo a otros ya consa-grados autores de la zona, como son los casos de Tomás Harris, Nicolás Miquea o Alexis Figueroa, cuyas posturas estéticas nacen dentro del ámbito universitario y se manifestan por medio de las revistas Posdata y Envés. Este grupo aparece como una opción distinta y competitiva frente a las tendencias más experimentales de la capital allá por la década del 80. Se trata de una poesía culta y comprometida con la teoría en boga, al menos por aquellos años. Tanto es así que la prologuista, la profesora Soledad Bianchi, no puede evitar la tentación de escribir un prefacio bajo una misma matriz, cosa que en Chile ya resulta manido y cansador, con frecuentes referencias a Walter Benjamin, Walter Ong y a otros prestigiosos lingüistas o filósofos contem-poráneos. En cualquier caso, la poesía de Mardones vale por sí misma sin necesidad de re-comendaciones o de padrinos.


Uno de los recursos más notorios en su poesía es la incorporación de elementos pertenecientes al lenguaje urbano y, en lo posible, aquellos que connoten una ultra modernidad. "Sentado al volante del taxi/ emerjo de una espesa niebla/ como aquellas que preceden las actuaciones de los grupos de rock/ y entro lentamente en escena/ a las calles de la citi/ a la página en blanco/ a la radiante oscuridad de la sala de cine", son los versos iniciales del poemario. La simple elección de un mundo cargado a lo negro, como elemento vital, frente a lo blanco que es ausencia de to-do, implica la necesidad de ubicarse en el lado "malo" de la sociedad, en la vereda del cínico y no en la del hipócrita.


Un intento que el autor logra envolviendo imagen dentro de imagen y desarrollando luego el texto a través del campo semántico.


El libro de Mardones vio la luz gracias a un generoso proyecto de Darwin Rodríguez con el auspicio del Gobierno Regional. Mardones nació en Tomé, en 1957, y estudió Español en la Univer-sidad de Concepción, en la Austral de Valdivia, en la Católica de Valparaíso y en la del Valle de Cali, en Colombia. Taxi Driver (2009) es su primera entrega.


Se trata de tres publica-ciones de escritores de distintas edades y escuelas. Y aunque aquellos no pertenecen a un mismo grupo generacional, sus trabajos dan cuenta de un esfuerzo compar-tido a lo largo del país por mantener viva la poesía, la innovación y la edición de libros.



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