Por Ricardo Daher (Enviado especial).
A las 3 de la madrugada, toque de diana grabados, explosión de cohetes, bocinazos, cumbias en los altoparlantes, indicaban que los "chavistas" se preparaban para iniciar la jornada electoral este domingo. Las fuerzas de respaldo al proceso revolucionarios estaban conscientes de que el mayor enemigo a vencer era la abstención. La masiva participación era necesaria para asegurar una victoria aplastante de la enmienda constitucional que habilita la reelección indefinida de todos los cargos electivos, y para que después esa victoria no pudiera ser cuestionada ni por el resultado si se daba por un escaso margen, ni por haber sido sancionada con un bajo porcentaje de habilitados para votar. De esa manera se contestaría a los argumentos ya preparados de la oposición, cuestionando el resultado.
La importancia de la participación electoral fue medida de manera muy difirente en Venezuela. El Consejo Nacional Electoral decidió extender dos horas el horario de votación, de 4 a 6 de la tarde, para dar oportunidad a la mayor cantidad de ciudadanos a expresarse, y teniendo en cuenta las largas colas que se formaron a última hora en las pasadas elecciones regionales de diciembre, que obligó a extender el horario de cierre de mesas.
Esta decisión de extender el horario, y permitir la mayor participación ciudadana, una medida que en cualquier otro país se comprendería como una señal de democracia, fue rechazada por la oposición local y los observadores de la derecha internacional invitados por ella.
Es que históricamente los sectores más marginados y pobres de la sociedad eran quienes se abstenían de votar, seguros de que sólo estaban presenciado un relevo de gobernantes de mismo pelo, aunque se denominaran distinto. Y la clase gobernante estimulaba esa abstención, dejando que la rotación en el gobierno se sancionara por un escaso porcentaje de la población.
Así, el eurodiputado derechista español, Luis Herrero, con total desprecio a su papel de observador, participó en un programa de televisión opositor para rechazar la extensión del horario de votación, lanzar sospechas sobre fraude electoral, y acusar al presidente Chávez de dictador. Después se sorprendió y asumió el papel de víctima cuando el órgano electoral le quitó su credencial de observador y solicitó al gobierno que lo expulsara del país.
Su papel de provocar y arrojar sombras sobre un proceso electoral repetido decenas de veces desde que Chávez asumió la presidencia, y avalado por múltiples misiones de observadores internacionales, estaba cumplido.
Es que la oposición venezolana no considera que la democracia conlleve una participación igualitaria de sus ciudadanos.
Unas semanas antes, un rector de una universidad privada de Caracas, reivindicó el voto calificado de los ciudadanos, argumentando que determinados temas no pueden ser resueltos sino por personas calificadas. Cualquier similitud con las propuestas de los monarquistas de Indonesia, no es pura coincidencia.
Por otra parte, el Partido Socialista Unido de Venezuela y las fuerzas que respaldan el proceso bolivariano, lanzaron una ofensiva de visita puerta a puerta para asegurar una mayor participación y la victoria del Si a la enmienda constitucional.
Una grabación del presidente Chávez invitando a votar Si y reclamando el protagonismo de los ciudadanos, fue distribuída por correo electrónico entre los militantes del PSUV inscriptos. También un mensaje de texto, firmado por Chávez fue masificado por sms a los celulares de los militantes inscriptos.
Chávez encabezó la campaña por el Si y se lanzó a una maratón de actos y recorridos por el país, obligando con su marcha a que la estructura del joven partido lo acompañara.
La oposición, también tuvo presencia en las calles, aunque menos numerosa, pero a veces más ruidosa con los cortes de calles y protestas a veces violenta de los estudiantes universitarios. Además, la oposición controló los medios de comunicación de masas, nacionales y extranjeros.
Según un estudio entregado al órgano electoral, el 66 por ciento de los medios impresos nacionales, tuvieron una clara inclinación al No, y sólo un 22 por ciento a favor del Sí. El estudio fue realizado por el Observatorio Global de Medios, una organización que tiene un convenio con el CNE para asesorar sobre el tratamiento y seguimiento de los medios de comunicación en los procesos electorales y ha participado en los comicios de 2004, 2005, 2006 y ahora en 2009. El estudio abarcó el comportamiento de 14 medios impresos y de televisión durante una semana.
La oposición prepara la desestabilización
Pero la batalla electoral estaba precedida por otros actos conspirativos de la oposición, que desde la reunión de sus dirigentes con funcionarios norteamericanos en Puerto Rico, a principios de enero, han reiiniciado planes de desestabilización, desconocimiento y desobediencia de los resultados electorales, sin descartar un magnicidio.
En la madrugada de la votación, personas desconocidas incendiaron el Centro de Estudiantes de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Central de Venezuela (UCV), que es uno de los bastiones más fuertes de los jóvenes revolucionarios dentro de la casa de estudios caraqueña. No hubo víctimas humanas ni heridos. Los atacantes dejaron pintadas de "No al fraude".
Días antes, tras la detención de dos capitanes de la Guardia Nacional que intercambiaban mensajes con un militar exiliado en Estados Unidos, fueron requisados explosivos, lanzacohetes, armas y municiones, y detenidas otras 40 personas de una red conspirativa.
La advertencia del presidente Chávez, en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros 48 horas antes de la votación, estaba respaldada por los hechos.
Asaltos a camiones distribuidores de comestibles para los mercados populares, despidos masivos en las alcaldías conquistadas por la oposición, hasta atraso en el pago de los sueldos de los funcionarios públicos, ordenados por la burocracia reaccionaria todavía enquistada en el aparato del Estado, buscaban provocar el desánimo y el descontento.
"Se están preparando para desconocer el triunfo del pueblo. Se están preparando para lanzar, más allá de ese desconocimiento, ese grito de fraude sin ninguna sustentación, en unas elecciones que serán -como todas en los últimos años en Venezuela- transparentes y donde se impondrá la voluntad de la mayoría; para lanzar, tras el grito de fraude, cualquier plan violento", alertó el presidente.
Chávez confirmó que desde las filas bolivarianas, desde el gobierno y las filas revolucionarias "vamos a respetar los resultados, sean cuales sean, "y si hubiera algún sector del país que desconociera estos resultados y tratara de montar sobre ellos la guarimba y la violencia, nos encargaremos de neutralizarlos siempre en el marco de la Constitución y las leyes de nuestra República Bolivariana".
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