Por Javier Claure Córdova
En esta Franja de fuego
dividida por manos embusteras
flagelada desde hace décadas
se clausura la esperanza con veneno
de madera se fabrican camas
para novias que abrazan a sus hijos muertos
de cristal se hacen los acuerdos
y se rompen en colmillos
de serpientes despiadadas
Palestina de oro y de dolor
de refugio, de escombros y de ausencias
pero también de rebeldía con causa
barca encallada en tu propia casa
donde los árboles sacuden su agrio sabor
En Palestina caen bombas desde el cielo
y sus calles se transforman
en cerros de piedra con zapatos, televisores, libros
muebles y cuerpos destrozados
una cobarde aplastada
por los invasores con cara de coca-cola
como quien dice:
allí ellos teñidos de rojo
y nosotros aquí blindados
como aves rapiñas
jalando más territorio
Sabemos que lo liviano
se hace pesado en este lugar
que el trigo se convierte en carbón
que su historia
está escrita por sus muertos
sus ríos beben la sangre de sus héroes
su memoria está plasmada
en periódicos por todo el Planeta
y en sus montañas
gritan las campanas
los días de herida abierta
Desde hace muchos años
que quieren volver a su hogar
sin muros, sin vallas, sin colonos
ni discursos adornados con fósforo blanco
pero no han visto
sino hincada a su bandera
no han encontrado
sino lágrimas en sus mercados
y a un mundo que casi siempre
se ha hecho tercamente ciego
Los palestinos
son defensores de su tierra y sus cosechas
del pan que cae a sus canastos
y de la verdad que cubre su vegetación
entre la Biblia y el Muro de los Lamentos
esta hipocresía, esta violencia, esta sangre cuagulada
este yunque martillado día a día
cuando las miradas se buscan
a tientas en el horizonte
Ahora que la dirección está mal puesta
ataca el enemigo por atrás
cientos de niños
mueren junto a sus padres
cientos de mujeres
reposan inmóviles para siempre
cientos de ancianos
yacen descuartizados
por misiles norteamericanos
y todos se preguntan
¿Irán esos niños de tiernos rostros al cielo,
desde donde caen las bombas?
Una vez más, desde Jerusalén
acribillaron a Cristo en Palestina
miles de Judas
cargados con poderosos clavos F-16
abrieron su vientre inmaculado
sangra que sangra su corazón
ante los ojos de una multitud
que clama por la justicia.
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