Los resultados de las elecciones de esta semana en Israel consagraron la victoria de las fuerzas políticas de derecha, guerreristas y claramente expansionistas (los partidos Kadima, Likud e Israel Betenu). Estas elecciones dejaron en claro que también resultó exitosa la fórmula de lanzar una masacre (la de Gaza) y sacarle rédito político en una campaña electoral donde ninguno de los candidatos propuso la paz con sus vecinos palestinos, sino por el contrario compitieron por mostrarse cada uno de ellos a los ojos
de los electores con ser el más duro exterminador del enemigo árabe.
Tanto Benjamín Netanyahu como Tzipi Livni también coincidieron en prometer que, con o sin apoyo internacional, con el pretexto de defender su integridad del terrorismo palestino y de sus enemigos árabes, prosiguirían con la agenda expansionista que amparó la era de Bush.
En el caso de Netanyahu y su partido el Likud, es clara la oposición que siempre han mantenido a la creación de un Estado palestino fomentando más asentamientos de colonos en los territorios ocupados.
Tampoco es alentador hacer un repaso de las posiciones que tienen los principales partidos en las cuestiones más importantes de la frágil situación del Medio Oriente.
En el tema de la creación de dos estados, mientras Livni y Barak (laborista) dijeron estar de acuerdo en la creación de un Estado palestino con las fronteras de 1967, Netanyahu quiere que los palestinos se gobiernen solos pero sin concederles la soberanía ni el control de la seguridad; y el colono ultraderechista de origen moldavo Avigdor Lieberman propone dejar a los árabes que viven en Israel bajo control palestino a cambio de los asentamientos judíos en Cisjordania.
Sobre Jerusalén, Livni ha dicho que "nunca entregará Jerusalén" sin especificar que partes cedería a los palestinos. Barak ya negoció, sin éxito, el reparto de la ciudad en 2000. Mientras que Netanyahu no es partidario de dividir la ciudad, Lieberman no quiere a ningún palestino en los lugares santos.
En cuanto a los asentamientos, el Kadima de Livni pese ha haber prometido que se iban a retirar unilateralmente de los territorios ocupados, siguieron construyendo nuevos asentamientos en Cisjordania con el apoyo de los laboristas de Barak, y Netanyahu como decíamos más arriba siempre ha sido un ferviente partidario de la expansión judía en los territorios palestinos ocupados, mientras Lieberman que vive en uno de ellos no es partidario de abandonarlos. En el tema de Gaza y Hamas; todos (Livni, Netanyahu, Barak y Lieberman) se declaran favorables al derrocamiento de Hamas usando medios políticos, económicos y militares.
Para Netanyahu y Lieberman, el reciente ataque militar a Gaza no fue suficiente. "Hay que finalizar la misión" ha dicho Netanyahu. Y en cuanto a negociaciones sólo están dispuestos a tratar directamente con Hamas por la liberación de un soldado israelí capturado en 2006. Por último en relación a Siria e Irán, Livni dice aceptar la devolución de los Altos de Golán a Siria a cambio de la paz y el fin del apoyo de Damasco a Hamas y Hizbula, en tanto que Netanyahu y Lieberman rechazan devolver los territorios sirios. Todos coinciden en que se debe usar cualquier recurso en caso de que Irán no detenga su programa nuclear.
La nueva situación política israelí muestra a la derecha más derechista otra vez en el gobierno, una situación similar a la que tuvo en 1977 con la primera victoria del Likud y Menahem Begin, pero ahora con un enemigo palestino visiblemente minado por la división de sus fuerzas principales, Fatah y Hamas. División que se exacerbó en forma significativa por la fuerte campaña que hizo contra Hamas el gobierno de Bush y que involucró a importantes dirigentes de Fatah.
Estos días ya comenzó el proceso para formar gobierno, tarea a cargo del presidente israelí Shimon Peres que tendrá que optar por llamar a Netanyahu o a Livni, para que se hagan los acuerdos políticos correspondientes con las otras fuerzas que integran el parlamento. Esta situación naturalmente no augura mejores tiempos para el pueblo palestino, porque en Israel se reforzaron las fuerzas políticas más perjudiciales para paz en la región.
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