Ernesto Tamara.
La Concertación que ha gobernado en Chile tras la salida de la dictadura del general Augusto Pinochet, se está disgregando y envuelta en escándalos de corrupción, arriesga a perder las elecciones nacionales frente al candidato derechista y empresario, Sebastián Piñera.
En contrapartida, y aunque aún muy limitada, comienza a gestarse un acuerdo entre sectores escindidos del Partido Socialista, los comunistas y otros sectores de izquierda, a semejanza de la Unidad Popular que llevó a Salvador Allende a la presidencia en 1970.
Por primera vez después de 19 años de gobierno de la Concertación, (que incluye los dos grandes partidos Democracia Cristiana y Socialista, además del Partido Radical y otros sectores), la derecha heredera de los planes económicos de la dictadura pinochetista, podría acceder al gobierno en las elecciones legislativas y presidenciales del 11 de diciembre.
Una reciente encuesta del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC) reveló que el candidato de la derecha, Sebastián Piñera tiene un 41% de preferencias electorales frente a un 19% del candidato de la Concertación, el democristiano y ex presidente, Eduardo Frei. La diferencia se estrecha al consultar quién es el político con más futuro: Piñera recibe el 52% seguido por Frei, que queda en el 27%.
Piñera, ex presidente de Lan Chile, es considerado el hombre más rico del país, con una fortuna estimada en 1.300 millones de dólares.
Las encuestas no reflejan aún el respaldo de una tercera candidatura, que surgirá de la coalición de comunistas, humanistas, socialistas disidentes y otros sectores de la izquierda extraparlamentaria.
En las pasadas elecciones presidenciales de 2005 (se recurrió a una segunda vuelta en enero de 2006) la candidata de la Concertación, Michelle Bachelet superó a Piñera por más de 7 puntos.
Curiosamente, la presidenta Bachelet ha logrado repuntar en la aceptación de su gestión que a mediados del pasado año apenas llegaba al 35 por ciento de respaldo, para situarse ahora en un 51 por ciento, según explican por su trabajo en hacer frente a la crisis financiera internacional. Falta conocer si esa aceptación se trasladará a un respaldo al candidato de la Concertación.
Aunque Frei debe definir su candidatura por la Concertación en elecciones internas, donde enfrenta al presidente del Partido Radical, José Antonio Gómez, su postulación ha irritado a sectores del Partido Socialista, desconformes con la tendencia derechista que se impone en la Concertación.
Un sector, "socialistas allendistas" encabezados por el abogado, economista y escritor, Jorge Arrate, ya se retiró del partido y ha establecido un acuerdo con el movimiento Juntos Podemos Más, una alianza entre comunistas y humanistas, pero otro grupo de socialistas, manifestó su discrepancia al no asistir al acto de postulación de la candidatura de Frei, aunque aun se mantiene dentro de la coalición.
Los socialistas habían impulsado como precandidato de su sector al actual secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, pero este declinó participación. La misma actitud asumió el también socialista y ex presidente Ricardo Lagos.
Sectores de base del Partido Socialista mantienen fuertes discrepancias con la conducción nacional y la política económica y social de la Concertación. Algunos manifiestan públicamente que entre el programa de la Concertación y el de la derecha que representa Piñera, no hay diferencias, por lo que daría lo mismo quien ganara las presidenciales de diciembre, y que es hora de construir una alternativa.
El vicerector académico de la Universidad ARCIS, Alexis Meza Sánchez, en un análisis de la situación política excribió: "Si bien gente de izquierda, en anteriores oportunidades, ha votado por la Concertación en aras de "parar a la derecha", esto hoy no parece suficiente. Por ende levantar una agenda progresista, democrática y popular y dotarla de fuerzas políticas y movilización ciudadana capaces de promoverla y defenderla es una tarea histórica".
Además, las denuncias de sobornos en la compra de 20 aviones Mirage que involucra a las administraciones de los ex presidentes Patricio Alywin y Eduardo Frei (éste ahora precandidato de la Concertación) puede complicar aún más las chances del oficialismo. (ver nota aparte).
Otro de los problemas es el desarrollo de la economía. El último dato estadístico informa que la desocupación llegó al 7,5 por ciento en el último trimestre del pasado año. Si bien es un leve incremento, del 0,3 por ciento comparando igual período del año anterior, junto a la cifra de crecimiento del empleo, de apenas un 2,6 por ciento, indica que los efectos de la crisis mundial comienzan a sentirse en Chile.
El gobierno prevé que a fines de año, cuando se produzcan las elecciones, la tasa de desempleo puede trepar al 10 por ciento. El gobierno dispone de un paquete de estímulo a la economía, pero es dificil predecir si tendrá un impacto inmediato.
Datos de universidades y gremiales empresariales indican un aumento del desempleo en casi todos los sectores y prevén un aumento en lo que resta del año. El sector minero ha sido golpeado por la caída de precios, y hay amenzas de grandes despidos en el sector. También la nueva industria salmonera ha sufrido una importante caída que podría llegar hasta el 40 por ciento de la actividad en el 2009, así como la papelera. El ministro de Finanzas, Andrés Velasco, aseguró por su parte que "nuestra economía está creciendo, aunque menos de lo previsto". Para este año, se prevé un aumento del PIB de "entre 2% a 3%" mientras que en 2008 fue del 3,8 por ciento.
En el plano de las alianzas políticas, la Concertación busca comprometer los votos de la izquierda para una eventual segunda vuelta presidencial. Los votos de la izquierda extraparlamentaria fueron decisivos para que la Concertación obtuviera los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet en la segunda vuelta.
No es casual que hasta el precandidato Eduardo Frei, y el presidente de la Democracia Cristiana, Juan Carlos Latorre, hablen de reformar la Constitución para terminar con las exclusiones políticas, y abren la puerta a un acuerdo electoral con Juntos Podemos Más para incluirlos en las listas de la Concertación para poder llegar a tener representación parlamentaria.
De todas maneras, la reforma constitución que amplios sectores de la Concertación podrían llegar a admitir, no parecen ir más allá de aspectos electorales.
La Constitución heredada de la dictadura del general Pinochet, sancionada en un plebiscito amañado en 1980, sufrió algunas modificaciones a lo largo de estos años, pero siempre ha mantenido su orientación económica neoliberal en su texto, así como restricciones para que los partidos menores accedan al parlamento. También se ha cuidado de hacer difícil su modificación al exigir un alto porcentaje de votación en el Congreso.
Ante la posibilidad real de perder el gobierno, la Democracia Cristiana, integrante de la Concertación ha admitido ahora realizar acuerdos electorales para permitir que la coalición de izquierda Junto Podemos Más pueda ingresar al Congreso. De esa manera, eventualmente, se podría llegar a los votos necesarios para modificaciones de más aliento en la carta magna.
Acuerdo electoral entre la Concertación y el Partido Comunista
"No se trata de una nueva alianza política, sino la convicción de que Chile no puede seguir con una exclusión que discrimina sistemáticamente a las personas", dijo el presidente de la Democracia Cristiana, Juan Carlos Latorre, luego que su partido autorizara a su comisión negociadora parlamentaria ver la opción de un acuerdo entre la Concertación y el bloque históricamente excluido del Congreso.
Justificó su cambio de posición señalando que es necesario "un cambio sustancial en los quórums para garantizar reformas constitucionales", dijo Latorre, en relación a la necesidad de un acuerdo con el bloque Juntos Podemos Más en un futuro gobierno oficialista.
Por su parte, el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, calificó la noticia, recibida en una reunión con la cúpula de ese partido, como "un paso trascendental para la democracia chilena" y aseguró que el acuerdo estaba abierto a otros sectores de Juntos Podemos Más.
Según explicó el dirigente comunista, este acuerdo se concretaría a través del método de inscribir a los candidatos de la izquierda en sub pactos al interior de una lista única, conformada por la Concertación y el Juntos Podemos Más.
El mecanismo incluiría 14 distritos, los que aún están en evaluación, por lo que la cifra podría variar.
Latorre señaló que "en la conversación que hemos tenido con el Partido Comunista les hemos informado directamente que la mesa directiva de la Democracia Cristiana ha autorizado a quienes dirigen nuestra comisión de negociación parlamentaria, para que inicie este proceso de conversaciones, donde se analice la factibilidad de lograr un acuerdo que pueda ser una expresión parlamentaria contra la exclusión".
"Si resulta electo un presidente de derecha no sería tan extraño en el país, pero sí resultará un hecho político nuevo y relevante, esperanzador, la elección de parlamentarios comunistas después de varias décadas de ser excluidos del parlamento", destacó el miembro de la Comisión Política del Partido Comunista (PC), Juan Andrés Lagos en una entrevista con la agencia de prensa china, Xinhua.
Hasta el golpe de Estado de Estado del 11 de septiembre de 1973, que derrocó al entonces presidente Salvador Allende, el PC tuvo casi una veintena de legisladores, entre senadores y diputados.
"El PC ha hecho una propuesta concreta que está concitando la atención de todos. Le hemos propuesto a la Concertación un pacto para terminar con la exclusión política y, a partir de una nueva correlación parlamentaria, generar leyes que permitan modificaciones al sistema electoral que ahora no se pueden hacer por las leyes dejadas por la dictadura de Pinochet", explicó Lagos. La idea es lograr la victoria conjunta en un número de distritos electorales con el doblaje de la votación, lo cual favorece a la coalición de gobierno e implica la elección de legisladores comunistas y el desplazamiento de los candidatos de la derecha.
Por otra parte, desde cada vez más sectores de la izquierda se exige un consenso para acabar con los preceptos neoliberales establecidos en la Constitución pinochestista, fomentar una mayor intervención del Estado en la vida económica y social, dar protección a los recursos naturales, como el agua, el cobre, establecer una democracia más participativa y poner fin del sistema electoral binominal.
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