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Islandia: La punta de la rebelión popular europea

 
Escribe Cándido
No deja de ser una ironía que haya sido un pequeño país del Norte rico de Europa, el causante de la primera caída de un gobierno elegido según las reglas de la "democracia capitalista", si se permite el uso de esta expresión que intenta unir dos conceptos inconciliables, tras la tragedia global provocada por el capitalismo. Prácticamente desde el momento en que llegaron a la isla, los primeros coletazos del reventón de la burbuja en el corazón del sistema, los islandeses se lanzaron a la calle exigiendo responsabilidades, con todo derecho, a sus "representantes" que les habían pedido su confianza y su voto en las urnas.

Días tras día cercaron el Alltingen ( Parlamento) protestando por la complicidad de los gobernantes contra una estafa de dimensiones alucinantes y consecuencias de tragedia universal, que apenas ha comenzado y para la que ningún devoto de la secta del libre mercado, tiene medicinas ni sabe cuándo ni cómo tendrá fin. Y lo único real es la pérdida masiva de los empleos, la consiguiente pérdida del techo que cobija a la familia, y lo que es peor, la erosión de la autoestima del individuo y su proyección familiar y social, contingencia desconocida para los "financistas impacientes" como llamaba un siglo atrás a los ladrones, Rafael Barret, un periodista y escritor que sigue siendo actual. Las protestas fueron subiendo de tono y ya en los días recientes, las "viñas de la ira" empezaron a madurar y los custodias del primer ministro no pudieron protegerlo de los huevos y otros objetos que le arrojaban los ciudadanos. Y no tuvo otro camino que la renuncia.

Situaciones similares en la vehemencia de la protesta popular, se produjeron y siguen vivas, con matices de diferencia en el caso de Grecia -donde el asesinato de un joven estudiante por parte de un policía- fue la chispa que encendió la hoguera- en los países bálticos, Bulgaria, todos ellos viviendo en democracia tras su "independencia" de la ex-Unión Soviética, convertidos hoy en verdaderos Estados mafiosos, furiosamente anticomunistas, pese a que ellos y otros "analistas" lo dieron por muerto, hace ya unos años, por supuesto muy subordinados a los Estados Unidos, y compartiendo los "valores de la Unión Europea" lo que les asegura el apoyo de Occidente.

Es previsible que otras cabezas (gobiernos) ya se trate de "burgueses" o "socialistas" según terminologías mediáticas extrañas, por no decir malintencionadas , ya que tanta ignorancia no es concebible en sociedades alfabetizadas, como para que sus formadores de opinion denominen socialistas a cualquiera de los gobiernos socialdemócratas existentes. Todo lo que permite anticipar conmociones sociales, no solamente en los países europeos. En tal caso es posible que algunos gobiernos sucumban a la tentación de reprimir la protesta social antes que arbitrar soluciones, lo que puede derivar en un escenario de caos generalizado con consecuencias imprevisibles. Son demasiados millones para matarlos a todos.

Porque este nuevo "fantasma que recorre Europa", tiene muchos rostros. Y cada uno más feo. Porque el sistema que lo parió liquidó, con el culto de la corrupción y avaricia y la proscripción de la ética como valor predominante de la sociedad, no sólo la posibilidad de una economía al servicio del individuo, sino además, de sociedades vivibles, armónicas y solidarias asentadas en un medioambiente compatible con la vida.

Verdaderas bombas de tiempo, marginados, discriminados de distinto signo, "visitantes indeseables" procedentes de países a los que el colonialismo de la civilizada Europa, saqueó y corrompió sus países, a los que ahora se agregan a los que se les derrumbó el piso bajo los pies al quedar en paro, sin olvidar al llamado crimen organizado que cada vez más le quita terreno al de "cuello blanco" que acaba de hacer estallar la burbuja, rodean el perímetro de las "junglas de cemento" en que se ha convertido las gigantescas ciudades, producto también del mismo modelo que ahora ha colapsado..Hasta ahora,la crispación social, la creciente criminalidad en diversas formas, la violencia y el deterioro generalizado de la convivencia social son la característica más destacable de la vida cotidiana en las grandes urbes.

Pero cualquier chispa puede encender la hoguera y hacer estallasr las "bombas" y entonces estaremos en la antesala de una nueva "época de barbarie" al decir de José Luis Sampedro, filósofo y economista español, una de las mentes más lúcidas de Europa, en una entrevista reciente en el Digital Rebelión.



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