Hillary Clinton quien se ocupará de la política exterior del imperio en el próximo gobierno del presidente Barack Obama, compareció ante el Congreso norteamericano para explicar cual será su línea de trabajo, donde si bien no quiso ser muy precisa en algunos temas espinosos (por ejemplo, Irak, Afganistán y Gaza) en líneas generales no se salió del trillo que dejó estampada la diplomacia bushiana.
Es decir, ante todo que se precupará naturalmente de que se mantenga el papel de Estados Unidos como única superpotencia en el mundo y asegurar el máximo beneficio para sus intereses hegemónicos, alcanzados en plenitud luego de la implosión del sistema socialista europeo.
La señora Clinton abogó por instrumentar una política exterior "inteligente" dijo. Menos mal, porque lo que la administración Bush ofreció fueron los también inteligentes misiles usados en Afganistán e Irak y no menos en manos de Israel para exterminar palestinos. Confirmó en su nombre y en el de Obama que asumirían la misma lista de enemigos que obsesivamente tuvo la administación anterior entre ellos, los "terroristas" de Hamas en Palestina y el gobierno de Irán; continuando con el bloqueo a Cuba y como consigna un cable de la BBC también que: "Tanto ella como el presidente electo entienden y simpatizan con el deseo de Israel de defenderse."
Es difícil poder prever en que medida y cuales aspectos de la política exterior se verá obligado a cambiar el nuevo gobierno de Estados Unidos, aunque la administración Bush deja como herencia complicados focos de tensión internacional, sin olvidar que Hillary Clinton ha apoyado como senadora las políticas guerreristas anteriores, muchas de las cuales tuvieron origen durante el periodo presidencial de su marido.
Sin ir más lejos en América Latina el caso de Colombia, donde no sorprende que al dejar la Casa Blanca George Bush no haya querido olvidarse de su buen amigo Alvaro Uribe, a quien la semana pasada condecoró con la Medalla de la Libertad "por su contribución a la democracia". Amistad de Estados Unidos que viene de lejos con anteriores gobiernos colombianos, donde ya en los años 90 (durante el mandato de Bill Clinton) los organismos de seguridad norteamericanos sabían por ejemplo, del asesinato de civiles a quienes se les vestía como guerrilleros para cobrar jugosas recompensas, práctica corriente de los militares colombianos ya entonces. Eso que hace unos meses se denominó en la jerga antisubversiva como el caso de los "falsos positivos" -porque a los asesinados de la guerrilla son los verdaderos "positivos". También en uno de los archivos desclasificados de la CIA se ubica al ex-general Mario Montoya -el "héroe" que liberó a Ingrid Betancourt- como uno de los organizadores del paramilitarismo en Medellín en tiempos de la gobernación de Uribe&
Por eso a la nueva administración norteamericana que asume la próxima semana, en relación a América Latina le quedará como problemas a seguir de cerca el caliente foco colombiano y la nueva situación de cambios y de mayor independencia en la mayoría de los países de la región con respecto al histórico dominio de Estados Unidos. Hillary Clinton sólo ha adelantado: "Tenemos que construir un mundo con más socios y menos adversarios" aunque no se olvidó de mencionar para que lo sepan los más díscolos, el propósito de llegar a usar "todas las herramientas a nuestra disposición" y entre ellas incluyó el poder militar.
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