Escribe Cándido. La imagen del "hombre más poderoso del planeta" esquivando los zapatos lanzados por el periodista iraquí Muntazer al Zaidi durante la comparecencia de George W Bush con la prensa en Bagdad ha
recorrido el mundo. Y llegó incluso hasta las puertas de la residencia del verdugo, la Casa Blanca,
enriquecida por el humor popular, la inventiva de los internautas y los comentarios politicos.
Parte de los millones de ciudadanos norteamericanos que desde el primer día estuvieron en contra de la guerra
infame, escribieron los nombres de algunas de las víctimas en decenas de zapatos que fueron puestos
en hilera frente a la residencia oficial. Contemplando estos dias en algunos medios las imágenes de
otros criminales de guerra, esposados para ser conducidos a las justicia, criminales que jamás pensaron
que algún día serías juzgados por sus crímenes, uno no puede dejar de pensar, si será posible que "W"
pueda terminar su vida sin ser llevado ante un tribunal. Imposible esperar un acto de reflexión y de
sincero perdón por parte de un fanático neocon , una secta que se caracteriza por su desconexión con
la realidad. Que sigue creyendo que la guerra contra Irak ha sido un éxito, que "Irak está mejor sin
Saddam" tontería que repitieron sus cómplices Toni Blair y José María Aznar y columnistas que
defendieron el terrorismo de Estado desatado por la mayor potencia militar contra un pueblo indefenso.
Para los sobrevivientes de la agresión, los zapatos de al Zaidi, que en la cultura del país tiene una
significación especialmente denigrante, interpretan el sentir de millones. Y han tenido el efecto de una
pequeña alegría en medio de tantas penurias y sufrimientos. Pero las consecuencias de la tragedia
seguirán golpeando la conciencia del mundo hasta que los verdugos enfrenten la justicia.
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