El gobierno conservador sueco del primer ministro Fredrik Reinfeldt está actuando como un boxeador a punto de caer noqueado. Sólo responde con las recetas conocidas sabiendo que va a perder de todas maneras.
En medio de la recesión y pronósticos de aumento de la desocupación y déficit fiscal el gobierno conservador anuncia privatizaciones, recorte del gasto social, y se encomienda al mercado para salvar la economía. La política oficial quedó de manifiesto con el comentario del ministro de Trabajo, Sven Otto Littorin, sobre lo que espera del próximo año: "2009 será un año desastroso" (en una traducción suave). El mismo ministro, consultado sobre la falta de créditos de los bancos a las empresas para mantener la cadena productiva, especialmente para las pequeñas y medianas empresas, sólo dijo que su accionar era un desastre.
En cualquier lugar del mundo se esperaría que un miembro de gabinete de gobierno presentara al menos alternativas, no sólo lamentaciones y resignación al accionar del mercado.
Según pronósticos del Dirección de Trabajo (Arbetsförmedlingen), la desocupación en Suecia continuará creciendo hasta llegar al 9 por ciento en el 2010. Los sectores más afectados serán los jóvenes que recién se incorporan al mercado de trabajo, y los inmigrantes y sus hijos. "Tendremos dos años muy sombríos por delante" dijo el jefe de pronósticos del Arbetsförmedlingen, Tord Strannefors.
En tanto, el paquete de medidas anunciado por el gobierno la semana pasada es una repetición de acciones ya emprendidas por esta administración. Por ejemplo, se anuncia la inversión para contratar más asesores para la Dirección de Trabajo que tendrán como tarea ayudar a los desocupados a buscar un trabajo. Es decir, no se invierte en crear fuentes de trabajo, sino en burócratas que le dirán a los desocupados como usar internet para buscar un trabajo inexistente.
Otra de las medidas del paquete de gobierno prevé reducciones impositvas a las empresas. Con ello, supone el gobierno, las empresas se verán estimuladas a contratar más personal. Una mera ilusión del gobierno. Las empresas se ahorrarán la reducción impositiva y no contratarán nuevos trabajadores, ya que la economía no les reclama un aumento de la producción.
Una tercera propuesta del gobierno es abrir más plazas para la recapacitación de los desocupados. Otra ilusión. Los desocupados podrán adquirir otro oficio, pero el mercado de trabajo seguirá igual de restringido. El problema no es que falten trabajadores en algún sector de la economía, sino que toda la economía está en recesión.
El mismo ministro Littorin, se lamenta que los bancos no otorguen líneas de créditos al comercio y empresas para que éstas puedan adquirir la producción de las medianas y pequeñas empresas y sólo se queja. Un Estado responsable promocionaría por su banca estatal -de la que apenas queda en Suecia tras la ola de privatizaciones de los 90- líneas de créditos para reestablecer la producción. No es una receta nueva, pero ya ha sido probada con éxito en el capitalismo.
Pero los gurúes del libre mercado que confían que éste lo solucione todo, sólo reaccionan repitiendo las mismas recetas neoliberales. Mientras que en la oposición se opina que las medidas tomadas por el gobierno llegan tarde y no sirven.
Pero una cosa hay que reconocer, que en lo que sí ha sido consecuente el actual gobierno, es en continuar con la lista de remate de las empresas estatales y seguir tomando medidas siempre en beneficio de los sectores privilegiados. En medio de la crisis, el gobierno anunció esta semana que para el verano estarán privatizadas la mitad de las farmacias. Evidentemente existe el objetivo de hacer caja rápido para tapar augujeros fiscales creados por las reducciones impositivas, en este caso mercantilizando la salud de la población y liquidando para el futuro los bienes que eran propiedad de toda la sociedad.
Como se supo recientemente, lo obtenido en las privatizaciones ya realizadas por este gobierno, unos 80.000 millones de coronas, se evaporaron y el país tendrá a fines del 2009 de todas maneras un déficit fiscal que los ideólogos neoliberales dicen no desear, y que siempre es el argumento de uso para recortar las políticas sociales.
El próximo año la economía sueca tendrá su prueba de fuego y además todo el sistema político, a lo quie se agregarán seguramente fuertes temblores del terremoto capitalista que alcanzarán su territorio. Desde su perspectiva la derecha vela sólo por sus intereses de clase, y al resto, como dicen en América Latina& que los parta un rayo.
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