Cándido. Un reciente informe del Centro de Inteligencia Nacional de Estados Unidos (NIC) predice que en 25 años, el imperio dejará de ser tal y al menos deberá compartir con otras potencias hoy emergentes, el poder global. Esta conclusión no es ninguna sorpresa, salvo para los mediáticos incondicionales que hasta hace unas semanas se referían a dicho país como "la única superpotencia del planeta". Talvez para darse ánimos o intimidar a los "anti", como acostumbran a llamar a los que denuncian los crímenes que, como la sombra al cuerpo, acompañan la historia de la nación. Pronósticos similares han formulado protagonistas de esa historia como Henry Kissinger, Zbigniew Brezinski, economistas y financieros famosos como George Soros.
De este lado del Atlántico, en una Europa que no se caracteriza precisamente por la creatividad innovadora y el pensamiento crítico de sus élites, una excepción entre otras, la constituye el noruego Johan Galtung, fundador del Centro de Estudios para la Paz de Oslo, Premio Nobel de la Paz Alternativo en 1987 y mediador en más de 50 conflictos en la segunda mitad del siglo pasado. Galtung, que preanunció la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética, sostuvo ya desde principios de este siglo, una conclusión semejante a la de los autores del informe aludido. "Estados Unidos desaparecerá como imperio en el 2020" afirmó en un foro sobre conflictos, celebrado en Barcelona en 2004 "porque el resto del mundo perderá el interés en sus valores y se replegará dentro de sus fronteras". También hizo la salvedad de que la reelección de Bush podría acortar el plazo en cinco años.
Resulta interesante la acotación de Galtung "poco a poco se vivirá" (en Estados Unidos) "un proceso de desmoralización interna y dejarán de vivir en el mundo virtual, de ensueño, auspiciado por su presidente George W. Bush que creía de verdad que los iraquíes lo recibirían con los brazos abiertos". La idea del enemigo exterior inculcada sistemáticamente al pueblo americano aparece controvertida -pese al 11-S-. Son las lacras del sistema que han culminado en la catástrofe financiera actual, la ausencia de valores o peor, los falsos valores inculcados a toda una sociedad e imitados por otras sociedades, las que conducirán a un final de características imprevisibles, pero en cualquier caso, cruentas dadas la mentalidad dominante.
En ese cuadro la opción por Obama y el protagonismo de amplios sectores, los más olvidados, a los que nadie, ni gobernantes ni medios dedicaron su atención, talvez sea una reacción tardía. El rostro de una joven mujer, que había construido su vida en torno a su empleo en General Motors, refleja en su emoción contenida, la tragedia y la desesperanza de millones. Porque la crisis de la que el imperio es el epicentro, es mucho más que una crisis financiera. Es una crisis de valores y de una civilización. Y como pocos asumen reconocerla es díficil, si no imposible, barruntar una salida. En el 29 se decía "volver a la "normalidad". Ahora nadie sabe cuál es "la normalidad".
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