La crisis financiera ha puesto a prueba la solidez de las pujantes economías escandinavas, especialmente su sector bancario y sus divisas, que han caído de forma notable, lo que ha reavivado el debate sobre la conveniencia de adoptar el euro.
Los países escandinavos no han escapado a sus efectos en forma de aumento de la inflación, pérdidas generalizadas en las empresas, despidos, bajadas en las bolsas y planes de rescate gubernamentales.
Todos los bancos centrales han modificado sus tipos de interés en las última semanas: el Riksbank sueco y el Norges Bank noruego los han recortado 1 punto hasta el 3,75 y el 4,75, respectivamente; en tanto que en Dinamarca se ha seguido el camino inverso, con dos subidas de 9 décimas en total, hasta el 5,50.
El objetivo del Banco Nacional de Dinamarca era fortalecer la corona danesa, que al igual que el resto de divisas de la zona ha sufrido fuertes devaluaciones, aunque curiosamente en menor medida: ha perdido un 22 por ciento frente al dólar, pero se ha mantenido invariable frente al euro.
Las coronas sueca y noruega han perdido un 28 y un 31 por ciento frente al dólar y un 5 y un 6 por ciento con el euro, respectivamente.
Las devaluaciones han reavivado el debate sobre la conveniencia de replantearse la cuestión del euro en Dinamarca y en Suecia, que lo rechazaron en referendo a principios de esta década.
El 'no' irlandés al tratado de Lisboa obligó al primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, a aplazar la consulta sobre el tema, pero tras la crisis ha insinuado una posible rápida convocatoria.
Su homólogo sueco, Fredrik Reinfeldt, ha reiterado que no se tratará la cuestión hasta después de los próximos comicios de 2010, pero su ministro de Exteriores, Carl Bildt, ha abierto el debate al asegurar que la crisis ha demostrado los beneficios del euro y la política económica común.
Incluso en Noruega, que ha rechazado entrar en la UE dos veces (1972, 1994) y donde los 'antiUnión' siempre encabezan las encuestas, ha resurgido el tema.
Tanto detractores como partidarios del ingreso en la UE han reconocido que si como parece probable Islandia, su principal competidor en pesca, lo solicita, eso afectaría al Espacio Económico Europeo y Noruega debería replantearse su posición.
Todos los gobiernos de la zona han aprobado en las últimas semanas planes de rescate de su sector bancario, que en los casos de Suecia y Dinamarca se han visto especialmente afectados.
Con la quiebra esta semana del Spar Mors, una pequeña caja de ahorros, son ya ocho los institutos crediticios daneses que han cerrado desde que en julio pasado el Banco Central tuvo que intervenir el Roskilde Bank, luego adquirido por el Estado y vendido en varias partes.
Mientras en Dinamarca se ha tratado de bancos de tamaño pequeño y medio, en Suecia han sido instituciones de mayor peso: el banco de inversiones Carnegie y el Swedbank, uno de los principales de la región con 9 millones de clientes en Suecia y los países bálticos.
El Swedbank ha ampliado capital por más de 1.200 millones de euros a través de la emisión de acciones preferenciales, mientras que el Riksbank ha rescatado al Carnegie con dos créditos de hasta 1.500 millones de euros.
Las bolsas escandinavas han sufrido una bajada generalizada: la de Estocolmo, por ejemplo, ya pierde casi un 50 por ciento de su valor desde comienzos de año y está en el nivel más bajo desde 1980, debido a los recortes de sus principales empresas.
Una de ellas, Volvo Cars (filial de Ford) encabeza la lista de despidos con más de 5.000, seguida por el grupo Volvo con 3.000 y por otras como el banco SEB, el fabricante de camiones SAAB o la papelera Stora Enso.
En octubre ha habido tantos despidos en Suecia como en el primer trimestre, y el número de despidos en 2008 dobla el de 2007. Para 2010 el Riksbank prevé una tasa de desempleo del 7,6 por ciento.
También las previsiones en Dinamarca apuntan a un aumento del paro en varios puntos, aunque el hecho de tener la tasa más baja de la UE (1,6 por ciento) evita dramatismos.
Dinamarca vivió hace unos días el cierre de su segunda aerolínea, Sterling, con más de 1.000 empleados, aunque el motivo de la quiebra descansa en la crisis de Islandia -el país más afectado hasta ahora por la crisis mundial-, de donde eran sus propietarios.
Tampoco en Noruega son optimistas las previsiones: dos estudios recientes señalan que el 7 por ciento de las pequeñas y medianas empresas del país deberán reducir plantilla y que el 5 por ciento cerrarán, mientras que en la construcción se calculan en 60.000 el número de despidos en los próximos meses por la paralización del sector.
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