Ricardo Moreno. La expectación que ha rodeado desde su primera versión en 1902, la adjudicación de los premios instituidos por el industrial inventor de la dinamita, Alfred Nobel se vio salpicada este año por algunos episodios "fuera de programa" que tuvieron resonancia mediática internacional. El primero de ellos estuvo protagonizado por el Secretario Permanente de la Academia Sueca, Horace Engdahl, el hombre que "da la cara" para anunciar al mundo el nombre del premiado en Literatura, que es, como se sabe, el más popular de los premios.
En una entrevista para una agencia norteamericana de noticias, Engdahl justificó el escaso número de escritores estadounidenses que han recibido el premio en literatura, con argumentos que fueron considerados al menos desconsiderados para la literatura de Estados Unidos. Resumiendo palabras que recorrieron el mundo, el representante de la Academia, aunque a titulo personal, fue tajante en que el centro de la literatura global está en Europa y no en Estados Unidos. La palabras de Engdahl levantaron ampollas en algunos críticos pero no hubo ninguna rectificación.
Como corroborando sus afirmaciones el máximo premio de la Literatura fue a parar a manos del escritor francés, Jean-Marie Gustave Le Clézio, con una obra sólida y reconocida. Viajero incansable como una forma de ampliar su horizonte sobre la aventura humana en sus más diversos paisajes, el premiado no es un escritor-mercancía, ni ha ganado millones con sus más de 40 libros. Con los 10 millones de coronas "pagará algunas deudas". A propósito de este premio se rumoreó sobre una posible filtración ya que las apuestas de juego sobre su candidatura habían aumentado inusitadamente el día anterior. Siempre se dijo que el nombre del Nobel de Literatura era "el secreto mejor guardado de Suecia". Tampoco hubo desmentidos en este caso.
En el campo científico lo más destacable por la amplitud de la repercusión de sus trabajos fue la adjudicación del premio de Medicina y Fisiología a dos investigadores sobre el virus HIV causante de la enfermedad del sida y la búsqueda de terapias para su tratamiento y al descubridor de la vacuna contra el cáncer de útero. Ellos son Francoise Barré Sinoussi, directora del Instituto Pasteur, de Paris que junto con un equipo descubrió el virus en 1983, Luc Montagnier, que trabaja en la búsqueda de una terapia que erradique la infección, y el alemán Harald zur Hausen.
El premio de Física correspondió a tres japoneses, nacionalizados en Estados Unidos donde han desarrollado sus investigaciones, sobre los /kvark/ en la búsqueda de respuesta al misterio de la vida . Sus nombres son Toshihide Maskawa, Makoto Kobayashi y Yoichiro Nambu.
Los investigadores en Química, el japonés Osamu Shimomura, y sus colaboradores Martin Chalfie y Roger Tsien, ambos estadounidenses, recibieron el premio por el descubrimiento y desarrollo de la proteína fluorescente.
El casi siempre controvertido premio Nobel de la Paz, que discierne el Comité Nobel del Parlamento noruego fue adjudicado a finlandés Martti Ahtisaari por sus actuaciones como mediador en diversos conflictos, por encargo de Naciones Unidas, entre ellos el que culminó con la separación de Kosovo de Serbia, uno de los más polémicos.
Finalmente, un premio que no integra el paquete legado por Alfred Nobel, el de Economía que otorga el Banco Central de Suecia, puso broche de oro en un momento muy oportuno, al ser otorgado a Paul Krugman economista norteamericano, que ha sido un crítico severo de la politica de la Administración Bush, causante principal., a su juicio, de la catástrofe financiera que sacude al mundo y que está muy lejos de atenuarse pese a la sumas siderales extraídas a los contribuyentes para salvar a los banqueros mafiosos. La Academia de Ciencias que otorgó el premio, alivia su conciencia de haber premiado anteriormente a los "padres" de esa criatura monstruosa que ha sido la dictadura genocida del Mercado.
|