Ricardo Fletcher.
Sueña con vivir en una sociedad sin lucro y con sus canciones va tejiendo un discurso en el que se mezcla sabiduría y crítica social. Siempre ha hecho música que tienen que ver con el alma y nunca ha dejado de perseguir canciones para decir lo que siente.
En la Universidad junto a Santiago Del Nuevo Extremo con su música de verdad, luego en la vida, tocando con los amigos... Hoy nos sorprende con su Calacalacaaaa!!!
Pasión por la vida.
Las canciones honestas tienen la característica de hacer que la gente se identifique con ellas. Sin buscar fórmulas de éxito, Luis Le-Bert junto al grupo Santiago del Nuevo Extremo logró desde sus inicios en el año 1977, época de gran ebullición en las universidades chilenas, imponer su estilo con temas muy melódicos y con una lírica directa, llamando a todos a decir "simplemente sus verdades", que sostienen que todas las voces hacen falta y que hay que decidirse.
Santiago del Nuevo Extremo
Luis Le-Bert fue el compositor más prolijo de la banda. Canciones como "Simplemente" (una declaración de vida cotidiana), "Homenaje" (un saludo a la memoria de Víctor Jara) o "A mi ciudad" (una descripción de la vida en Santiago durante dictadura, con referencias al toque de queda y que es, hasta hoy, el tema de mayor popularidad del grupo) fueron himnos de la época para los sectores opositores a la dictadura chilena. Una lírica sutil, metafórica, fue parte del discurso del grupo musical, que de esa forma se enfrentaba a la censura militar: Así se hablaba en esa época. Se decían las cosas sin decirlas, recuerda hoy el compositor. En 1981, la canción "Linda la minga", que narraba una tradicional costumbre chilota del sur de Chile, los llevó al segundo lugar de la competencia folclórica en el Festival de la Canción de Viña del Mar, lo que significó un leve reconocimiento masivo, que se reprodujo al año siguiente cuando participaron con el tema "El trauco". Recuerda Le-Bert, que cuando en plena dictadura fueron invitados a tocar en televisión, tenía que ir a la comisaría del barrio en Vitacura a mostrarle las letras al policía de turno, para que le marcara la hoja de la canción con un timbre aprobatorio. A veces, el funcionario policial timbraba el papel sin siquiera leerlo y le encargaba que no se fuera "a sobrepasar".
El inicio de una propuesta
La historia musical de Luis Le-Bert ha transitado un camino no convencional, fuera de la producción de la industria disquera, alejado de las alfombras rojas y más cerca de los circuitos alternativos, para él la música es un oficio de artesano: Yo soy músico de búsquedas y si algo no tiene sentido no publico nada, aclara a sus 51 años.
El cantautor rechaza todo tipo de oficialismos y va en busca de la voz de la calle. Hoy tiene una visión musical que une la cueca, el blues, el jazz y su propio gesto. "Calacalacaaaa!!!" (2007) se llama su último disco y en el concretó los registros del hombre simple, del ciudadano de a pie, con una sonoridad que no duda en calificar de "revolucionaria". Es que no son ni completamente cuecas ni completamente blues, son lo que Le-Bert llama "cuecas-blues", aunque se reconocen sonidos del jazz. Una innovación que el intérprete y creador está promocionando en todo Chile junto a su grupo de acompañamiento Los Agricultores del Cosmos.
Le-Bert es un músico sobrio, pero no por ello menos apasionado. De hecho eso es lo que más le sobra: pasión para hablar de la música, de su nieta y del disco que hizo a lo largo de cuatro años. Define este nuevo disco como "el inicio de una propuesta".
-Si toco con Los Agricultores del Cosmos hay lenguaje suficiente para que se entienda que es cueca asegura, refiriéndose al tipo de música que hace en Calacalacaaaa!!! Pero lo importante no es si son cuecas o no los son, sino que esto es un lenguaje nuevo que sirve para tocar cuecas, precisa.
Dogmas antidogmáticos
Le-Bert lleva poco más de un año, subiendo solo al escenario. Hace unos años junto al percusionista Carlos Basilio (de Entrama) y el bajista Juan Caballero empezaron a tocar "con actitud de fogata", sin previa estructura o arreglos musicales. Así nacieron Los Agricultores del Cosmos. Es por eso que le molesta la visión de los tecnócratas. Dice que antes de tomar decisiones técnicas, debe adoptarse una perspectiva política: No soy aquel que propone un mundo, no tengo lenguaje para eso, advierte. Soy bueno para que no me hagan leso con las descripciones que te entregan las versiones oficiales, indica. Con sus canciones el cantautor busca "dar una voz de esperanza".
Aspira a transmitir una verdad que sea reconocida por todos y no que se tropiece en lenguajes academicistas ni que tengan la misión de comunicar un paradigma, una versión única. Lo que busca hacer llegar una visión no dogmática ni oficial en la que se exprese el entendimiento del hombre común.
Le-Bert dice que con el arte hay que "abrir puertas, muchas puertas, abrir ojos, abrir ganas..." Mi música "es sobre todo una proposición a no dejar de ser inquietos".
Por ahora, mientras esperamos la llegada de Luis Le-Bert, continuemos tarareando "A mi ciudad", "Simplemente" u "Homenaje", recordando cuando muchos de nosostros nos atrevimos a enfrentar al guanaco (carro policial lanzaaguas) con piedras, o esperabamos con ansias que los "pacos"(policía uniformada) intentaran asaltar nuestras barricadas de neumáticos y palos.
Luis llegará cargado con su guitarra y sus cuecas-bluseras. Lo acompañará Paulo Rojas violinista y cuequero que toca el violín y el pandero como ninguno, pandero que tiene cara de empanada y vino tinto.
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