Ricardo Daher.
El Congreso de Estados Unidos aprobó finalmente el pasado viernes el paquete de rescate a las instituciones financieras con el aporte del Estado de 700.000 millones de dólares. Se confirmó así el robo más grande la historia bajo el chantaje más descarado y para peor, legal, según las normas del neoliberalismo.
El sistema funcionó como debía, bajo la amenaza de liquidar los fondos de pensión y dejar a millones de personas sin sus ingresos, el Estado entregará a los banqueros el botín de 700.000 millones de dólares. El dinero saldrá de las finanzas públicas, de los impuestos que pagan los amenazados de perder sus ahorros y planes de pensión. Finalmente, el neoliberalismo se aplicó a fondo, como estaba previsto. Durante años los dueños de bancos y financieras otorgaron créditos irresponsablemente, después vendían esas deudas a otras instituciones financieras o bancos. Un mecanismo similar a la deuda externa de los países del Tercer Mundo a inicios de los 80. Hasta que llegó el momento en que algunos no podía pagar (porque cuanto más pagaban más debían), y en un efecto dominó toda la cadena de préstamos comenzó a caer.
Los dos candidatos presidenciales, Barack Obama del Partido Demócrata y John McCain abandonaron sus campañas para presentarse en Washington a alinear a sus legisladores tras la propuesta presidencial.
Las modificaciones negociadas, que en el fondo sólo ata aún más al Estado en el rescate, cambió el voto de los demócratas, fundamentales en esta oportunidad para aprobar el paquete. Muchos legisladores republicanos insistieron en la lógica del libre mercado y consideraron que debía arreglarse solo. Total, en esa lógica, los banqueros ya estaban salvados y si caían los bancos los que perdían sus ahorros eran otros.
El lunes 29 de septiembre, dos tercios de los republicanos y un tercio de los demócratas en la Cámara de Representantes habían rechazado la propuesta, que ya incluía varios cambios y adiciones con respecto al original de la Casa Blanca. Luego, el plan fue nuevamente modificado y extendido para su aprobación en el Senado.
Puesto nuevamente a consideración de la Cámara de Representantes el viernes, tras la sanción afirmativa del Senado el miércoles, el proyecto recibió 263 votos a favor y 171 en contra. Y la clave estuvo en el comportamiento de los demócratas, ya que entre los republicanos ganó el "no" por escaso margen.
Esa mañana, la presidenta de la Cámara baja, la demócrata Nancy Pelosi había metido presión al sostener "si no actuamos pronto veremos cómo se esfuma el sueño americano de millones de ciudadanos".
La propuesta original de la Casa Blanca, expresada en tres carillas, incluía el desembolso sin condiciones de 700 mil millones de dólares para que el gobierno los utilizara en el salvataje de la plaza bancaria.
La nueva versión del plan incluye un paquete de reducción de impuestos por hasta 100 mil millones de dólares dirigido a la clase media, una serie de medidas para expandir los servicios asegurados para salud mental y ayuda para escuelas rurales. También aumenta desde 100.000 dólares a 250.000 las garantías sobre los depósitos en los bancos para evitar los retiros y corridas bancarias.
"Armas financieras de destrucción masiva"
El representante demócrata Peter DeFazio reveló parte de la trama del chantaje cuando anunció su voto en contra. "Hace 6 años el presidente Bush pasó por encima del Congreso para iniciar una guerra innecesaria con Irak bajo el pretexto de la existencia de armas de destrucción masiva, no permitamos que ahora use la violencia financiera bajo la amenaza del uso de armas financieras de destrucción masiva".
Aunque rebuscado en sus imágenes, el senador estaba apuntando al centro del asunto.
Después del rechazo de la Cámara de Representantes el pasado lunes, los diversos grupos de lobys se dedicaron a presionar a los legisladores. En pleno proceso electoral quedar sin dinero para la campaña podía ser la ruina para muchos. Casi todos los legisladores reciben donaciones, contribuciones, de oficinas de abogados que representan a industrias, financieras, gobiernos extranjeros, interesados en que se apruebe tal ley o tal ayuda, o determinado impuesto o su eliminación. Todo un sistema legal de sobornos y chantaje.
Pero si eso no bastara el presidente Bush, de muy bajo perfil en toda la crisis -aunque salió en cadena de radio y televisión varias veces- reclamó el voto al paquete argumentando que corría riesgo toda la economía y hasta las pensiones.
Los bancos y las financieras ya estaban amenazando con dar quiebra, dejar a todos sus ahorristas sin dinero y a los jubilados sin pensiones.
El pasado martes 30 de septiembre, al otro día del rechazo de la Cámara de Representantes, el periodista y documentalista Michael Moore escribió una nota donde decía "Después de hablar con personas que conozco en Washington DC sé que ven que el motivo por el cual tantos demócratas están detrás de ésto (el apoyo al paquete) es porque Wall Street les puso esta semana una pistola en la sien y dijo que o entregan los 700.000 millones o lo primero que haremos es reventar los fondos de pensión y [los planes de jubilación] de sus electores de clase media. Los demócratas tienen miedo de que puedan cumplir con su amenaza".
Para meter más miedo, las bolsas cayeron en picada antes de la aprobación del paquete e incluso el mismo viernes. La especulación y concentración de poder económico todavía no ha terminado. Al final los pocos bancos y financieras que queden en pie comprarán las acciones deprimidas.
Muchos dudan que el paquete sea suficiente, algunos calculan que el impacto de los impagos en una bola de créditos que ronda los US$ 8 billones, once veces más que la "ayuda" aprobada.
Una ayuda que aliviará a los banqueros que nunca perdieron ese dinero, ya que las deudas impagas seguirán siendo impagas y quien adquiera los papeles de esas deudas intentará cobrar en algún momento. El comprador de una casa que no puede pagar su hipoteca, sólo cambiará de acreedor y quizás deba aún más que al principio de la crisis aunque ya haya pagado el monto original con creces.
La sanción del paquete aumentará también el impresionante déficit fiscal que el gobierno de George Bush ha generado. Al asumir la presidencia recibió de su antecesor Bill Clinton un superávit fiscal, y para este año el gobierno había estimado que tendría un déficit de 410.000 millones de dólares. Ahora hay que calcular todo de nuevo con la "donación" de 700.000 dólares a los bancos. El problema será de donde obtener el dinero, y ese problema deberá resolverlo el gobierno que asuma el próximo enero. Por lo pronto serán inversores fuera de Estados Unidos que concurran con sus dólares a comprar las acciones de las empresas devaluadas por la crisis o a refugiarse en los bonos del Tesoro norteamericano que pagan mayor tasa de interés que en el resto del mundo. Esto explica en parte la suba del dólar de las últimas semanas.
Otra parte del dinero saldrá de nuevos recortes a los planes de seguridad social por lo que serán los trabajadores -como siempre- los que pagarán el rescate a los banqueros.
Generosidad con los ricos
Para entender la "generosidad" del Congreso y la Casa Blanca con los banqueros conviene repasar las cifras presentadas por el economista de la organización no gubernamental Oxfam, especializado en desarrollo, Duncan Green, donde compara ese paquete de ayuda con las necesidades del mundo.
Con lo que reciben de un sólo golpe los banqueros, se podría pagar dos veces la deuda acumulada de los 49 países más pobres del mundo.
El monto representa cinco veces la cantidad anual de ayuda extraordinaria que se necesitaría para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio (Millennium Development Goals) en pobreza, educación y salud, estimada por la ONU en 150 mil millones de dólares por año.
Los pobres banqueros se embolsarán el equivalente a siete años de los actuales niveles de ayuda global al desarrollo, que son actualmente unos 104 mil millones de dólares.
El paquete de salvataje financiero sería suficiente para erradicar toda la pobreza en el mundo durante dos años (el PNUD calcula que haría falta US$ 300 mil millones llevar a la población mundial por encima de la línea de pobreza de 1 dólar diario.
Queda claro así los principales objetivos de la clase gobernante de la mayor potencia del mundo.
|