Cándido
El nuevo aniversario del asesinato del Che Guevara coincide, por una ironía de la historia, con la debacle del sistema que combatió con lucidez y rigor científico.
Debacle que supone una tragedia para millones de hombres y mujeres, que no es el fruto de ninguna maldición divina, sino de la actividad delictiva perpetrada por una pequeña élite financiera y política,en nombre de la sacrosanta "libertad" del Mercado, corroída por el único vicio que no se satisface nunca: la avaricia. Esta vez parece que los delincuentes han traspasado todos los límites, y es el momento en que analistas independientes, que todavía los hay, se preguntan si los capitalistas han decidido acabar con el sistema. Porque la crisis parece ser mucho más grave que la del 29 pese a que la causas aparentes fueron similares, a saber, manipulación de los precios de las acciones, especulación con fondos de inversión, informaciones privilegiadas. Ahora la debacle coincide con la descomposición del país central, Estados Unidos, desde donde el modelo y sus efectos, ha irradiado hacia los periféricos.
En un artículo publicado en marzo de 1964, con el título La Banca, el Crédito y el Socialismo, (Ernesto Che Guevara -Escritos y discursos vol 8, editado por el Ministerio de Cultura de Cuba en 1977) el Che analizaba el papel de dichas instituciones en el sistema imperante, el capitalismo y su función en la futura sociedad socialista. No es, empero, esta faceta del Che la que quiero destacar hoy, cuando las fuerzas revolucionarias, del mundo, rinden homenaje a su memoria y sobre todo al ejemplo de su vida. Dos valores fundamentales pautaron su vida: la ética y la armonía total entre lo que predicaba y lo que hacía. Asi de sencillo. Sus ideas sobre diferentes aspectos de la organización de una sociedad, pueden ser hoy, medio siglo después, en circunstancias muy disímiles, motivo de controversia. Pero el valor de su ética y su conducta son imperecederos. Y son herramientas imprescindibles para hacer "posible" ese "otro mundo" que hoy más que nunca anhelan millones de seres en el planeta, si es que este ha de sobrevivir. Estrechamente vinculado a aquellos valores, el Che insistió en el hombre nuevo. Uno puede suponer que el hombre nuevo actual sería para el Che, no solamente aquel que es capaz de sentir como propia toda injusticia, sino aquel que decide disentir, y rechazar, el modo de vida y los "valores" que el sistema capitalista inculca a toda hora en todas las etapas de la vida. Y junto con el seguimiento ideológico y la denuncia sistemática del sistema ir creando otras formas de convivencia, no importa su dimensión, pero que marquen con hechos las otras formas de mundo que queremos. Es urgente dar algunas pautas de creación alternativa si no queremos que este sistema perverso, se recicle y retorne maquillado a remachar sus sofisticadas cadenas.
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