De cinco graneds financieras inmobiliarias norteamericanas, tres han quebrado en los últimos meses y con sus caídas han arrastrados algunos bancos europeos y provocado la caída de las bolsas de valores en todo el mundo.

Para salvar a estos inversores y especuladores, los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea están creando fondos de respaldo de casi 100 mil millones de dólares. La receta del neoliberalismo, aplicada a rajatablas en otras situaciones, es dejada de lado.

No se trata de salvar empleos, sino capitales especulativos, grandes empresarios, y hasta al propio hermano del presidente George Bush, Jeb el ex gobernador de Florida, asesor de la recién quebrada Lehman Brothers.
Cuando se concretaron las primeras quiebras de las financieras inmobiliarias, el presidente del Banco Central de Alemania admitió que la intervención del Estado para salvarlas, representaba el fin del neoliberalismo.
Lástima que no llegaron a la misma conclusión cuando el neoliberalismo liquidaba empresas en el Tercer Mundo y elevaba las tasas de desempleo a un cuarto de la población económicamente activa y marginaba a decenas de millones de personas hundiéndolas en la miseria y la pobreza.

Yo no tengo acciones así que no debería preocuparme de estos nuevos desastres en las bolsas de valores. Pero resulta que mis aportes a la seguridad social, como el de todos los trabajadores, si está en peligro.
Una parte de los fondos de pensión, en algunos casos todos los aportes, son manejados por las administradoras privadas que, mientras nosotros aportamos, ellos juegan con ese dinero en la bolsa.
Un informe de la Organización Internacional del Trabajo de la década de los 90, ya estimaba que debido a esa especulación con los fondos de pensión, el 80% de los trabajadores afiliados al sistema podrían quedarse sin pensión al fin de su vida laboral. Lo peor es que no podemos optar.

No es casualidad que en el primer semestre de este año, cuatro fondos de pensión de Suecia han presentado un déficit de 70 mil millones de coronas. Los directivos de estas empresas estiman que las pensiones podrían reducirse a partir del próximo año.

Sería conveniente que los gobiernos que tan apresudamente salen a salvar a los banqueros, se preocupen de crear fondos para compensar las pérdidas de pensiones. Al fin de cuentas es dinero de los trabajadores que otros utilizan para especular.