Escribe Simón.
Se está llevando a cabo en Estocolmo un encuentro internacional en la llamada Semana Internacional del Agua, donde expertos de más de 140 países debaten sobre este recurso fundamental.
El evento internacional donde intervienen representantes de gobiernos, organizaciones no gubernamentales y empresas, ha sido esponsorizado por algunas empresas multinacionales que han hecho del agua un negocio.
En la apertura del encuentro, activistas sociales protestaron por el patrocinio de la multinacional Nestlé, una empresa que se dedica a embotellar agua potable para la venta.
Pese a su importancia, el encuentro en Estocolmo ha tenido muy poca o casi ninguna cobertura mediática, y ese es precisamente uno de los objetivos de las empresas multinacionales.
El acceso al agua potable será uno de los grandes problemas mundiales, según vaticinan expertos. No se trata sólo de calmar la sed, sino también un problema de salud.
El consumo de agua contaminada o no potable, provoca el 88 por ciento de las enfermedades en el mundo. Asegurar su acceso a todos los habitantes, podría salvar la vida de 1,4 millones de niños cada año.
Un total de 2 500 millones de personas en el planeta carece de acceso al agua y a servicios higiénicos, y, según el Instituto Internacional sobre Agua de Estocolmo, podría más que duplicarse para el año 2075, si la tendencia continúa así.
El hecho de garantizar mejores condiciones higiénicas del agua ayudaría además a "combatir la pobreza extrema y el hambre, así como a mejorar la salud materno-infantil, lo que podría alcanzarse sin dificultad con las tecnologías actualmente disponibles", señalaron los especialistas del encuentro.
Sin embargo el acceso al agua potable despierta el interés de empresas y de gobiernos que funcionan defendiendo sus intereses.
A nivel global, la industria del agua consume 300.000 millones anualmente, y esa cifra está en crecimiento.
Por eso, las potencias industriales están también esforzándose por el control de esos recursos. En 2006, el entonces ministro de Defensa británico, John Reid advirtió que al combinarse los efectos del cambio climático global y los mermados recursos naturales, se incrementaba la posibilidad de conflictos violentos por tierras, agua y energía.
En 2003, un informe preparado por una consultora privada para el Pentágono, se advertía sobre la posibilidad de sucesos ambientales cataclísmicos y la emergencia de confrontaciones militares debido a la necesidad imperiosa de recursos naturales tales como energía, alimentos y agua, y no tanto por conflictos ideológicos, religiosos o de honor nacional.
Ese mismo año, en el documento de Santa Fe IV (un tanque de pensamiento del Partido Republicano), se planteó que "los recursos naturales del hemisferio están disponibles para responder a nuestras prioridades nacionales".
Es por eso que es necesario prestar atención a lo que se cocina en estos eventos internacional, al tiempo de impulsar en cada país la definición de que el acceso al agua potable es un derecho humano fundamental y que debe ser protegido.
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