Los salarios deberían crecer según el costo de vida en base al aumento diario de la Unidad de Fomento (UF). Una Escala Móvil de Salarios (EMS) garantizaría desarrollo del país y de sus fuerzas productivas y de pasó aseguraría la paz social. Es un reclamo que no tiene eco en el gobierno.
SANTIAGO. El precio de los artículos de consumo, sean estos de tipo domésticos como otros que son de suma importancia cuando se refieren a mantener o mejorar la calidad de vida de la población, están subiendo como la espuma y esto sucede cada día. Cada vez que nos levantamos y vemos las noticias en los periódicos o las vemos en la Televisión o escuchamos en los noticieros radiales, nos damos cuenta con preocupación y angustia que no sólo el pan sino que la bencina, el vestuario, salud, educación y un largo listado de cosas suben de precios.
Por el contrario las pensiones para los jubilados, los sueldos y salarios de quienes traban no aumentan para nada. El gobierno y los patrones una vez al año aumentan los sueldos a los trabajadores. Pero estos sueldos lamentablemente no se ajustan a la realidad de las alzas, las que se producen a diario. Por lo tanto al poco andar estos se ven reducidos produciéndose el fenómeno que los economistas llaman inflación. Y la inflación en Chile se ha disparado varios dígitos por sobre la media de los sueldos.
¿Y qué hace el gobierno para nivelar esta diferencia? ¡Pues nada o casi nada!
Los economistas del sistema anuncian con bombos y platillos que el país ha crecido un tres por ciento anual, pero nada dicen de las alzas en el costo de vida. Por otra parte los empresarios se niegan a reconocer esta realidad económica y se niegan a negociar una necesaria subida de sueldos. El gobierno para calmar la situación y mantener el orden social entrega pingues bonos compensatorios, que no solo son una risa sino que además son tan pobres que nada solucionan. Tanto los partidos políticos como los sindicatos se encojen de hombros ante esta grave situación, ya que no se atreven a denunciar ni tampoco a hacer exigencias serias.
En resumidas cuentas tanto la calidad de vida como la tranquilidad social de la masa asalariada y otros sectores sociales, especialmente la ya escuálida clase media, se encuentran amenazadas y por lo pronto sin arreglo aparente. Lo que puede llevar a un estallido social muy peligroso para la estabilidad de esta democracia y la economía del país.
La solución está en manos de los propios trabajadores ante la incapacidad del gobierno de Concertación como de los empresarios, y si bien es cierto no hay señales, por ahora de estallido social, la tarea es la de regular el mercado y los salarios mediante el mecanismo de una "escala móvil de salarios". Esto significa que todos los actores sociales del país (gobierno, asociaciones patronales, partidos y sindicatos) tendrían que ponerse de acuerdo en fijar una canasta base familiar, que por ahora podría estar en unos 200 mil pesos por persona (joven o adulto), descontando 50 mil personas según aumente el número de personas de un núcleo familiar. Por ejemplo: Una persona sola tendría que ganar un mínimo de 200 mil pesos, un matrimonio sin hijos 350 mil pesos, con un hijo 500 mil pesos.Y así hasta un cierto número de hijos. Y este sueldo base tendría que ser reajustado de acuerdo al alza de la Unidad de Fomento (UF). Y si las UF suben todos los días, todos los días tendrían que ser reajustados los salarios. ¡Así de simple!
Esta experiencia fue aplicada en Italia una vez terminada la Segunda Guerra Mundial. Y solo terminó en los años 90, con el avance de la derecha neoliberal, que hizo una de sus banderas prioritarias acabar con la escala móvil de salarios y que contó con la complicidad de las direcciones sindicales que no dieron una pelea en serio desde los sindicatos para impedir que se acabara esta garantía que habían conquistado los trabajadores, que sus salarios aumentarían automáticamente con la inflación.
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