Escribe Cándido.
Según la prensa europea que a falta de otros éxitos en la región ha mostrado un desmesurado, y como siempre, parcial júbilo ante la detención del ex-líder serbio Radovan Karadzic, el ministro de Exteriores de Francia manifestó, al comentar la noticia que "no nos podemos conformar con uno sólo".
Quiero creer que se refería a otros presuntos, y no tanto, criminales de guerra, que siguen impunes y continúan con sus fechorías. Quiero creer, talvez cándidamente, que entre ellos, se refería al actual presidente de los Estados Unidos George W Bush. Si fuera así, no sería el primero ni seguramente el último que ha mencionado este nombre como candidato a enfrentar un Tribunal internacional, que lo juzgará con garantías que él no aplicó a sus víctimas.
Precisamente en estos días, una respetada periodista estadounidense, Jane Mayer, del New Yorker acaba de publicar el libro The Dark Side , (El lado oscuro) en el que documenta los crímenes por los que Bush se ha hecho sobradamente merecedor de ser juzgado. Y aunque muchos sonrían, al considerar que esa posibilidad es casi descartable, la historia, lejana y reciente, enseña que la justicia suele tardar cuando los obstáculos son muchos , pero finalmente llega.
Los crímenes por los que va a ser juzgado Karadzic, más allá de los detalles sombríos sobre la forma en que fueron exterminadas las víctimas, que los "conmovidos" comentaristas europeos describen con una minuciosidad que no han tenido para con los presos de Guantánamo o Abu Ghraib, estiman el número de ellas en una ambigua cifra de "decenas de miles".
Las víctimas de Bush y su pandilla de asesores perversos además de corruptos, se cuentan por millones. Entre ellas talvez las que menos sufrieron fueron los civiles súbitamente descuartizados por los "exitosos" bombardeos masivos de los primeros días de la invasión. Una invasión que, no puede dejar de repetirse una y otra vez para que se grabe en la conciencia de los que están dispuestos a "escuchar", se montó sobre "pruebas" deliberadamente repetidas aunque se sabía que eran falsas.
Quién no recuerda al otro pequeño criminal Tony Blair anunciando con voz solenme a los ciudadanos británicos, la posibilidad de que con una antelación de 40 minutos (!) Sadam Hussein estaba en condiciones de perpetrar un ataque nuclear contra el país. Y la casi unánime "credibilidad" de los gobiernos y medios europeos sobre la veracidad de las "pruebas" presentadas por los diferentes portavoces imperiales. Algunos se han retractado después y han publicado libros contando la verdad. Que no era otra que el petróleo y la hegemonía en la región bajo el control del régimen del apartheid del Estado de Israel. Pero ya la tragedia no tenía remedio. Sin contar los que murieron y siguen muriendo, en su mayoría civiles, un país de 25 millones de habitantes ha sido destruido y su sistema ecológico contaminado por mucho tiempo. Un cálculo estimado en más de 4 millones deambulan por el mundo, destruidos sus hogares y sus vidas, buscando un lugar donde sobrevivir. La mayoría hacinados en Siria y Jordania, otros, más 30 000 pagando lo que no tienen para llegar hasta Suecia, cuyos gobernantes no se atrevieron a reclamar a Bush que se hiciera cargo de "sus refugiados" y ahora no sabe como sacárselos de encima.
Las secuelas de este crimen contra la humanidad, son muchas más. Pero bastan algunas para justificar plenamente que sus autores sean juzgados como criminales de guerra. Y los que miran en una sola dirección (Solana y cía.) también.
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