Escribe Juan Cameron
Ediciones LOM, de Santiago de Chile, acaba de entregar una nueva recopilación de poesía peruana a cargo de Carmen Ollé. Cincuenta autores, entre Javier Sologuren (1921-2004) y Victoria Guerrero (1971) reúne este trabajo de la colega limeña.
La poesía peruana se ha instaurado, a partir de la década de los sesentas, como una de las más interesantes en la generosa producción literaria continental. De aquella promoción de jóvenes estudiantes -que circulan entre la Universidad Católica y la de San Marcos- los nombres de Arturo Corcuera (1935), Luis Hernández (1941-1977), Rodolfo Hinostroza (1941), Antonio Cisneros (1942) y Marco Marcos (1942) -recogidos en esta recopilación- precipitan hacia el discurso continental no sólo las anteriores voces de esta lírica fundamental, sino también la de sus congéneres. Jorge Eduardo Eielson (1924-2006), Javier Sologuren (1921-2004), Blanca Varela (1926), Carlos Germán Belli (1927) constituyen un singular aporte anterior a aquellos y contribuyen con su lectura a la nueva producción latinoamericana en boga por esos años. Al mismo tiempo otros universitarios limeños alimentan también esta cohorte que influenciará con fuerza en los países vecinos, al punto de iniciar un verdadero movimiento literario. Poetas no incluidos aquí -por razones del carácter y de la extensión de la muestra, con toda seguridad- como Carmen Luz Bejanaro, César Calvo, Wiston Orrillo, Mirko Lauer y el no menos simbólico Javier Heraud, aportan a su vez a la construcción de esta nueva poesía. Una buena selección de estos autores fue recogida, entre otras antologías, por Óscar Araujo León en Como una espada en el aire/ Generación poética del 60, publicada por Noceda Editores, en Lima, en el año 2000.
De los incluidos en el trabajo de Carmen Ollé, aquellos ya conocidos reafirman la intensidad de su obra. Es el caso de los poetas José Watanabe (1946) muerto en abril del año 2007 (hecho que curiosamente no se registra en esta obra), Enrique Verástegui (1950), Mario Montalbetti (1953), Roger Santiváñez (con v y no b como aparece allí, 1956), Eduardo Chirinos (1960), José Antonio Mazzotti (1961) y algunos otros de más reciente aparición. Pero no figuran en estas páginas las más jóvenes promociones en boga, esas que tan bien se han promocionado en el ambiente artístico -con derecho o sin él- gracias a los medios técnicos que esta ultra modernidad les proporciona. Entre los mejores ubicamos allí a nuestro conocido Maurizio Medo.
Este trabajo, en Chile, puede contribuir a rescatar y ubicar en el exacto lugar que le corresponde a la inmensa figura de Blanca Varela. Sin lugar a dudas era ella la mejor señalada, entre los más grandes maestros del idioma, para recibir el Premio Iberoamericano de Poesía que este país entrega anualmente. Una pésima decisión política y un jurado débil y academicista significó no sólo perder la oportunidad histórica de su reconocimiento sino, además, derrumbar el prestigio y la calidad que tal alta designación contiene. Piezas clásicas de la insigne poeta limeña, tales como Fútbol, Canto villano y Ternera acosada por tábanos, rescata esta selección. Pero las cosas son como son; tal como ella misma lo dice: "y de pronto la vida/ en mi plato de pobre/ un magro trozo de celeste cerdo/ aquí en mi plato". Blanca Leonor Varela Gonzáles nació en Lima, el 10 de agosto de 1926 y su obra poética incluye Este puerto existe (1959), Luz de día (1963), Valses y otras falsas confesiones (1972), Canto Villano (1978), Ejercicios materiales (1991), El libro de barro (1993), Concierto animal (1999) y Falso teclado (2001). Obtuvo el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2001), el Premio Ciudad de Granada (2006) y Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2007). Los antecedentes hablan por sí solos.
Entre los más jóvenes, Roger Santiváñez (1956) es un autor connotado. Santiváñez como poeta posee una muy clara concepción del idioma, un goce natural por el sonido y la textura semántica de las palabras, lo que le permite destacarse sobre sus pares: "Lienzo lamido lexus puedo contemplar/ Purísima aparición religiosamente viva/ Pace rebaño en el silencio del cordero". Dolores Morales de Santiváñez (2006), la recopilación de su poesía que toma juguetonamente el nombre de una de sus abuelas, reúne todos sus libros a partir de Antes de la muerte (1979).
Otro autor de gran proyección internacional, entre los aquí señalados, es Eduardo Chirinos (Lima, 1960). Poseedor de una poesía culta, medida y de intensa significación, se doctoró en Estados Unidos, en 1997, con una tesis sobre el silencio en la poesía hispanoamericana contemporánea. Pertenece a los egresados de la Universidad Católica de Lima y vivió en España 1986 y 1987 gracias a una beca del Instituto de Cooperación Iberoamericana. Luego de ejercer como profesor en Nueva York y en Pennsylvania trabaja en la actualidad en la Universidad de Montana. Su obra es infaltable en las más recientes antologías de poesía latinoamericana actual.
Luego de un intenso y bien informado Prólogo, Carmen Ollé divide su libro en ocho secciones diversas en las cuales ubica a sus autores de acuerdo a estilos, tendencias y preferencias estéticas, sin que ello signifique una exacta correspondencia cronológica. Más allá de este punto, a la recopiladora interesa por un lado la estética clásica que "ve el acto poético como un hecho aislado de la política", y por el otro "donde lo culto y lo popular no necesitan diferenciarse neuróticamente como pretende la 'alta cultura'". A decir de García Canclini, citado en su prefacio, no ajeno al arte moderno latinoamericano, el que tiene "muchas intersecciones entre lo culto, lo popular, lo artesanal y la producción masiva". Pero aparte de esta visión general, serán siempre los nombres aislados los que habrán de brillar en el universo de las letras.
La poeta Carmen Ollé, nacida en Lima en 1947, estudió Literatura en la Universidad San Marcos. En su obra figura Noches de adrenalina (1981, 1993 y 2005), Todo orgullo humea la noche (1988), ¿Por qué hacen tanto ruido? (relato, 1992) y las novelas Las dos caras del deseo (1994), Pista falsa (1999), Una muchacha bajo su paraguas (2002) y Retrato de mujer sin familia ante una copa (2007). Ha sido profesora de Literatura de la Universidad de Educación Enrique Guzmán y conduce, desde el año 2004, el Taller de Escritura Creativa en el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar.
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