En estos días se celebran los cien años de la voladura del barco Amalthea
en la bahía de Malmö. El periodista y escritor Björn Kumm cedió esta nota de su autoría -publicada originalmente en la revista Allt om Historia-, donde realiza un pormenorizado relato sobre el más conocido de los protagonistas del hecho,
Anton Nilson, agitador y militante hasta el final de su larga vida.
Escribe Björn Kumm
Una extraordinariamente luminosa noche de verano hace cerca de 100 años, un joven socialista sueco se echó a la mar para una riesgosa travesía en el puerto de Malmö. Remó en un bote robado hacia el barco Amalthea, refugio de un grupo de ingleses que habían sido reclutados como esquiroles.
Por sus patrones, estos eran considerados "voluntarios", mientras que para los trabajadores suecos se trataba de "carneros". La patronal no se había animado a alojarlos en tierra, por eso habían sido acuartelados en varios puertos del país a bordo de barcos protegidos por policías y militares.
El joven socialista sueco Anton Nilson y sus camaradas, Algot Rosberg y Alfred Stern llevaban consigo materiales peligrosos. De unos simpatizantes que trabajaban en la cantera de Karlshamn, al sur de Malmö, habían obtenido 20 kilos de dinamita que Algot Rosberg había guardado en un tarro de metal relleno con papel de diario.
Esas noches del mes julio de 1908 fueron extremadamente luminosas. Un gran meteorito había atravesado la capa de ozono sobre la Tierra antes de caer pesadamente en Tunguska, un recóndito rincón en el norte de Siberia. Hasta en el sur de Suecia era posible sentarse afuera y leer a medianoche.
Anton Nilson no era ningún proletario pobre. Su padre era un campesino de buena posición, propietario de una granja -Filipsro- en Hästveda al norte de la provincia de Escania.
Anton, nacido en 1887, recordaba como su padre leía en los grandes periódicos de Estocolmo sobre los intentos revolucionarios en Rusia y la forma brutal en que habían sido abatidos. "Los cosacos habían disparado a la gente matándola como gorriones. Yo quería viajar a Petersburgo y ayudar a abatir a los cosacos".
Los hermanos de Anton debieron emigrar a Estados Unidos porque no querían hacer el servicio militar. Anton, en cambio, quedó en el país y se hizo socialista. "Los ricos le han robado el globo terráqueo a los pobres", acostumbraba decir cuando ya en el otoño de la vida, cercano a los cien años de edad, viajaba por toda Suecia como agitador. "Ningún dios en el universo ha vendido ni un sólo milímetro cuadrado de tierra a algún capitalista", tronaba. Hasta el aire era colectivo. Si los capitalistas no querían respirar este aire colectivo, entonces bien se podían asfixiar."Piensen en el Gólgota" gritaba el viejo agitador: "yo hubiera querido tener una ametralladora y estar en el momento que crucificaban a Cristo".
1908 fue un año de muchos conflictos laborales en Suecia. En las plantaciones de remolacha azucarera en Escania los trabajadores fueron a la huelga; 130.000 trabajadores de la construcción fueron suspendidos de sus puestos de trabajo por los patrones. En los puertos a lo largo de toda la costa sueca los estibadores también se declararon en huelga. Fue entonces que se trajeron los rompehuelgas desde Inglaterra, donde era costumbre terminar los conflictos laborales haciendo uso de la violencia. Cuando varios vapores llegaron a Gotemburgo trayendo a los ingleses que fueron distribuidos entre los distintos puertos, en forma inmediata se sucedieron enfrentamientos. Los militares suecos fueron llamados a prestar servicio y a Lysekil fueron enviadas dos cañoneras
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A principios de julio un numeroso grupo de personas -entre ellas varios estudiantes- se concentró en el puerto de Malmö, donde se encontraba anclado el Amalthea, una goleta de construcción alemana propiedad de un naviero de Malmö de apellido Lundberg. Tres ingleses dispararon contra la gente que se encontraba en el muelle. "Tiraban a la altura del pecho, no al aire", recordaría Anton, "ellos tenían autorización para portar armas, nosotros no. Entonces le dije a Algot Rosberg: si tú cargas la bomba, yo la coloco".
No hubo ningún plan pormenorizado para el atentado. Años después escribiría Anton, "fue sencillamente una acción no sólo contra los ingleses, sino contra toda esa maldita sociedad, donde la clase alta hacía estragos mientras la clase trabajadora no tenía ni trabajo ni dinero. A través de la acción directa y con la dinamita podríamos expulsar de Suecia a algunos miles de ingleses".
En el café Utposten (El último reducto) de la ciudad de Malmö, se sucedían acaloradas discusiones entre los jóvenes socialistas sobre que hacer ante la situación. Anton afirmaba: "no podemos ser blandos y ceder".
La noche entre el 12 y 13 de julio Anton robó un bote de salvataje y remó hacia el astillero de Kockums hasta llegar frente al Amalthea. El cometido no era matar. "Partimos del razonamiento - relató luego Anton- que los ingleses dormían en el fondo del barco, quizás en algún compartimento de carga. Pensamos que lo menos peligroso sería entonces colocar la carga explosiva por fuera del casco, por encima de la línea del agua". Lo que no se conocía era que se había celebrado una fiesta a bordo y que casualmente en la cubierta ubicada al mismo nivel donde Anton colocara la carga, se había habilitado un dormitorio provisorio para algunos ingleses.
En el bote salvavida -robado de un vapor anclado en el puerto- se acercó Anton al Amalthea. "Fue más difícil de lo que yo creía -diría después el activista-, la pared del barco era dura y resbaladiza y cada vez que intentaba prenderme a ella se me iba el bote". Finalmente logró colocar la carga en una abertura dos metros y medio más arriba. La mecha de la bomba era de apenas veinticinco centímetros. Anton debió remar rápido para alejarse. Apenas había avanzado unos cincuenta metros cuando tuvo lugar la explosión.
"Un anillo candente de hierro voló sobre mi cabeza y la bahía para caer sobre el astillero de Kockums. Se trataba probablemente de un lado de la cadena del ancla que salió disparada con la explosión y que mató al rompehuelga Walter Close, proveniente de la ciudad de Hull al este de Inglaterra.
No pasó mucho tiempo antes que la policía de Malmö detuviera a los tres jóvenes socialistas. El 18 de setiembre de 1908, dos meses después del atentado contra el Amalthea, Anton Nilson y Algot Rosberg fueron condenados a muerte. En tanto, Alfred Stern fue condenado a cadena perpetua.
El malogrado Walter Close tuvo un funeral solemne en Malmö, antes de que sus restos fueran enviados a Inglaterra. Los grandes señores de la ciudad desfilaron de frack y galera. El novel rey de Suecia, Gustaf V, visitó los heridos internados en el hospital de la ciudad. El 11 de enero de 1909, la condena de Algot Rosberg fue cambiada por cadena perpetua y trabajos forzados. En el caso de Anton Nilson se mantuvo la pena de muerte hasta el 26 de febrero de 1909, cuando fue indultado por el rey, conmutándose la pena capital por cadena perpetua y trabajos forzados.
Pero la vida de Anton seguía pendiendo de un hilo. Cuatro de los magistrados de la alta corte de Justicia habían votado por la pena de muerte mientras tres se opusieron. El mismo rey, Gustavo V, quería que se llevara a cabo el ajusticiamiento, pero a último momento fue convencido por el consejero Erik Teodor Marks von Würtenberg, quien consideraba que no se debía llevar a cabo argumentando que se trataba de "delitos que tienen su raíz en las disparidades sociales por las que la sociedad misma y las hasta ahora clases dirigentes tenían su parte de responsabilidad".
Anton Nilson permaneció en la cárcel nueve años, de los cuales tres años y ocho meses fueron en total aislamiento. Desde Långholmen vio por primera vez en su vida un avión que hacía piruetas sobre el cielo de Estocolmo. "Tres pasos adelante, tres pasos atrás en la pequeña celda y luego de una media hora de 'paseo' y pensamientos había tomado mi decisión". Anton Nilson sería aviador. Pero lo mantuvo en reserva para evitar ser considerado un loco.
El 26 de octubre de 1917 el gobierno liberal-socialdemócrata de Nils Edéns -en el que figuraba también Hjalmar Branting- resolvió poner en libertad al discutido Anton Nilson. Corrían tiempos de revolución. En Rusia, los bolcheviques habían tomado el Palacio de Invierno poniéndose en marcha la revolución. Meses antes, durante la manifestación del 1o de mayo, había habido un intento de liberar al agitador de la cárcel de Härnosand. El entonces ministro de Justicia, Eliel Löfgren, se había interesado por la situación de Anton Nilson y las condiciones carcelarias. "Qué buena persona, este liberal", llegó a escribir Anton en sus memorias.
Una noche, Anton fue contactado por el parlamentario comunista Carl Winberg e invitado a un encuentro secreto con un comité que, según relataría más tarde, "debía tomar posición sobre la situación en el país y eventualmente nombrar un gobierno provisorio". Se decía que en Karlskrona y Estocolmo, la tripulación de la flota se encontraba lista para sublevarse y unirse a un comité revolucionario. "Ninguna revolución tuvo lugar, pero fue el gobierno de Edén-Branting que a última momento viró atrás el reloj, expulsaron a los reaccionarios y puso curso hacia el tiempo que vivimos ahora".
Anton se dirigió entonces a Carl Cederström, el mismo que había visto sobrevolar el cielo de Estocolmo desde su celda en Långholmen. El sorprendido Cederström accedió a instruir al indultado terrorista, pero fue en la escuela de Enoch Thulin, en Ljungbyhed, donde Anton decidió matricularse. El adiestramiento era muy caro. El aprendiz debía depositar una suma en garantía por eventuales daños al avión o a terceros. Entonces Anton se dirigió al banquero socialista Olof Aschberg (abuelo de la conocida figura de la TV, Robert Aschberg), quien estuvo dispuesto a financiarlo.
En el verano de 1918 culminó Anton su preparación. Tras esto solicitó visa para Rusia, pero primero debía obtener autorización para viajar al exterior. Porque además, Anton Nilson no había concluido el servicio militar. El ministro de Guerra, el liberal Erik Agabus Nilson de Örebro, también llamado "halcón", consideró entonces que los nueve años pasados por Anton en la cárcel eran suficientes. Consultado el primer ministro socialdemócrata Östen Undén, también este dio su aprobación.
El 21 de septiembre de 1918 partió Anton Nilson hacia Petrogrado en el vapor Luleå. A bordo se encontraban también Ture Nerman y la revolucionaria rusa Angelika Balabanova. Anton debió elegir por el billete más barato debiendo dormir en una hamaca en cubierta. La Primera Guerra Mundial no había finalizado aún. Camino a la revolucionaria Petrogrado, fueron interceptados por un barco de guerra alemán, pero los oficiales parecieron más interesados en negociar con mercancías de contrabando. Anton Nilson los calificó de "negociados", viendo en esto claras señales de la descomposición del poderío militar alemán y del cercano fin de la guerra.
En Suecia, Anton se había negado a hacer el servicio militar pero en la revolucionaria Rusia estuvo dispuesto a ir a la guerra. Recibió lecciones de ruso y de mecánica y se convirtió en piloto del Ejército Rojo. A la revolución le había seguido la contrarrevolución, liderada ésta por altos oficiales zaristas apoyados por Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos. En los lugares de trabajo en Petrogrado los entrenamientos se hacían con bastones en lugar de armas. Todos se llamaban mutuamente "tovarisch", camarada. Pero en la olla popular la comida que se servía, recordaría Anton, se asemejaba a la que había sido obligado a comer en la cárcel. "Cuando uno tomaba la sopa crujían los dientes de la arena y en el fondo del plato quedaban restos de tierra. Del arenque no quedaba más que algunas espinas adheridas a la espina dorsal que se asemejaban a las cuadernas de un barco, igual que en la cárcel en Suecia".
Anton Nilson permaneció como piloto en el Ejército Rojo cinco años más. Muchas veces estuvo cerca de la muerte pero salió entero de los restos de varios aviones. Anduvo en planes de iniciar vuelos regulares entre Estocolmo y San Petersburgo, bautizada Leningrado, y fue también correo secreto entre Rusia y Suecia. Junto con revolucionarios alemanes viajó al Asia Central y visitó Taschkent (NdR: capital de Uzbequistán) y Samarcanda. También fue agitador en Turkestán. Orgulloso relata en sus memorias: "Una silla de montar ha sido mi podio y mi público gente a caballo".
En 1924 encontró el amor de su vida, la artista textil Märtha Gunni Hedberg cuando regresaba de una visita a Estocolmo a bordo de un barco. Ella abandonó su marido y tres hijos para casarse con Anton, que hasta ahora había sido un revolucionario solitario. "Actué sensatamente y esperé para casarme hasta 1924 cuando los más de siete millones de soldados del Ejército Rojo en campaña , de los cuales yo era uno, vencieron en todos los frentes a todos los ejércitos blancos".
Quizás fue el amor a Märtha Gunni que salvó a Anton Nilson de las depuraciones de Josef Stalin. Por ella regresó a Suecia. "Estaba dispuesto a tomar cualquier trabajo, quizás de barrendero, si eso salvaba nuestro matrimonio".
En Suecia, en los primeros tiempos tras su regreso, llevó a cabo una vida reservada, primero como guardián y peón en Eskilstuna y más tarde en Estocolmo, como mensajero. Su mujer, Märtha Gunni se unió al Cuerpo de Voluntarias de Defensa de la Cruz Roja y al Partido Liberal (Folkpartiet), pero en Eskilstuna fue acusada de espiar para la Unión Soviética. Dado que el Cuerpo de Voluntarias formaba parte de la defensa, Anton y su mujer fueron llevados a una corte marcial. Más tarde recibieron las disculpas del cuerpo de voluntarias de Eskilstuna.
En 1966, Anton Nilson se dirigió a la redacción central del periódico Aftonbladet intentando llamar la atención de los redactores sobre una necrológica que había escrito por su esposa recientemente fallecida. Sólo un joven periodista (quien escribe esta nota) se percató de su presencia. El obituario sobre Märtha Gunni nunca fue publicado, pero algunos años más tarde Anton fue ubicado por Jolo, un reportero del matutino Dagens Nyheter y volvió a ser centro de la atención. Maj Wechselmann hizo un filme sobre el viejo revolucionario y ex condenado a muerte. Anton otra vez se largó a viajar por todo el país como conferenciante y agitador.
El 11 de noviembre de 1987, Anton Nilson festejó sus cien años en ABF de Estocolmo. Realizó allí un largo discurso y debió ser retirado del escenario. Tenía una voz de hierro y podía hablar durante horas.
A finales del verano de 1989, Anton Nilson murió a la edad de 102 años.
(Traducción de Elena Gutiérrez)
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