Y hasta la otrora "única superpotencia del mundo" como -cada vez menos para no caer en el ridículo- gustan decir los vasallos del imperio está pagando por su pecado de haber sido el mayor verdugo de la "casa común", arrasada por huracanes, incendios e inundaciones. Mientras las promesas del patético George W Bush a los habitantes negros de Nueva Orleans, después del Katrina, quedaron, como todas suyas en el olvido. Pero los devotos de Amerika prefieren hablar de las catástrofes de China. Que por cierto ha dado en este plano, una lección de eficiencia, organización y solidaridad que ya quisieran muchas "democracias" occidentales.

La consigna de 'Mercado o muerte', sigue imperando pese a la retórica "para las cámaras", de políticos y columnistas de los medios. Que recién con Al Gore, y como un signo más de su servilismo intelectual, "descubrieron" el problema del clima. Antes se burlaron y descalificaron a los "alarmistas" , "fanáticos" que se habían anticipado a Al Gore con "verdades incómodas". Alguno, como Chico Méndez pagó con su vida la lucha por la defensa de los bosques de la Amazonia. Y otro brasileño, José Lutzenberger, galardonado con un "Nobel Alternativo" por la fundación sueca The Right Livelihood Foundation, alertó desde los años 80 contra " la orgía de despilfarro de la sociedad de consumo".

Ni siquiera una medida tan simple como la de reducir la agresión del tráfico de automotores en las grandes ciudades europeas, ha prosperado. Muchos ministros del actual gobierno de derecha de Suecia, demostraron en la calle contra la propuesta del anterior gobierno comunal de Estocolmo, de cobrar un peaje para el acceso de los automotores al centro de la ciudad. Ahora son brigadas de jóvenes ecologistas que se encargan de llamar la atención "cortando" el tráfico en algunos puntos claves de las grandes ciudades. Ya uno de ellos fue atropellado por un automóvil y el próximo paso podría ser la aplicación de alguna ley "antiterrorista". Ni que decir que el núcleo del problema, a saber, impulsar un cambio progresivo de nuestro estilo de vida figure en la agenda de ningún político. Saben que ello equivaldría al despido. Su patrón, el Mercado no se lo permitiría.
Las organizaciones sociales tienen la responsabilidad de intentar una salvación, cada vez más problemática, de la vida. La caída mundial de las ventas de automóviles es uno de los pocos síntomas alentadores. Resistir la propaganda del mercado y reducir el consumo es tarea que no admite demoras.