Ernesto Tamara
El imperialismo norteamericano no parece dispuesto a ceder en sus pretensiones de retomar el control sobre Venezuela, y aunque suceda un cambio de partido en el gobierno de la Casa Blanca, poca cosa puede variar en la actual política agresiva implementada por George Bush. Los meses que restan hasta las elecciones presidenciales norteamericanas se anuncian muy peligrosos para la paz y la estabilidad en la zona norte del Sudamérica. El presidente colombiano, Alvaro Uribe, ha dado la espalda completamente a la integración regional y ha supeditado toda su política exterior y de defensa a la administración Bush. No sólo ha invadido territorio ecuatoriano el pasado 1 de marzo para atacar un campamento de las FARC, sino que además ha pretendido legalizar esa incursión. También acusó maliciosamente a los presidentes de Ecuador y Venezuela de financiar la guerrilla y suministrarle armas, e ignoró las protestas del gobierno de Caracas por el ingreso ilegal de tropas colombianas a territorio venezolano.
Puesto en complicar la situación, Uribe rechazó además integrarse a la propuesta de defensa común de las naciones sudamericanas, en la cumbre de Brasil. Una propuesta que deja a Estados Unidos con escaso margen de maniobra en la región en caso de que pretenda intervenir militarmente en cualquier país.
Uribe, comprometido en la justicia con al menos dos investigaciones, una por su presunta participación de los preparativos de una masacre realizada por paramilitares con complicidad del ejército, y en otra por la compra de votos para aprobar la reforma constitucional que le permitió ser reelecto, logró quitar la atención internacional sobre los vínculos de la bandas paramilitares con los políticos oficialistas extraditando a Estados Unidos a 14 jefes de las denominadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que estaban brindando testimonios sobre estos vínculos, y ordenando a la justicia investigar a todos quienes participaron en negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para la liberación de retenidos o en anteriores intentos de negociaciones políticas, en lo que el mismo ha denominado la farcpolítica.
La increíble permanencia de Uribe en la presidencia colombiana pese al escándalo de la parapolítica, que podría extenderse a un tercer período ante los intentos de promover otra reforma constitucional, se explica en el interés norteamericano por mantener la presión sobre Venezuela en su intento por volver a controlar ese país rico en petróleo.
La posibilidad de un ataque norteamericano limitado, directamente o a través de Colombia, parece estar en los planes inmediatos de la Casa Blanca a juzgar por las acciones concretas y las declaraciones de sus funcionarios.
A grandes razgos se puede constatar una acción política y de propaganda internacional para aislar al gobierno de Hugo Chávez, ya sea con el supuesto contenido de la "supercomputadora" de Raúl Reyes, el abatido líder de las FARC, utilizando al presidente colombiano para acusar y provocar, movilizar barcos de guerra a la zona, incluyendo la reactivación 50 años después de la IV Flota, los vuelos de aviones espías sobre Venezuela, algunos muy provocativos, hasta el financiamiento de la oposición envalentonada con el resultado del referendo constitucional de noviembre último.
Todos los pasos contra Venezuela parecen calcados de políticas anteriores emprendidas por otras administraciones norteamericanas para derribar gobiernos, promover la desestabilización o invadir directamente. Sólo por mencionar los más claros, el derrocamiento de Salvador Allende en Chile, la desestabilización de la Nicaragua sandinista, y las invasiones a Granada y Panamá en los 80.
Las similitudes con Chile están en la financiación de la oposición, la promoción del desabastecimiento de productos de primera necesidad, el acoso e intento de aislamiento internacional. Con la Nicaragua sandinista, la infiltración en Venezuela de grupos paramilitares colombianos, la presión en la frontera con tropas colombianas, el cerco militar norteamericano con bases en los territorios vecinos, y finalmente, el plan intenta desprestigiar al presidente venezolano para lograr la complacencia internacional a un intento de magnicidio, ya sea a través de grupos armados infiltrados, o un ataque directo para "capturar" o asesinar al presidente.
Sin cambios en la Casa Blanca en el 2009
La política de la Casa Blanca hacia Venezuela no cambiará demasiado aunque se produzca una victoria demócrata en las elecciones presidenciales de noviembre.
El hoy favorito para ganar la nominación demócrata, el senador Barack Obama, aunque se muestra más conciliador con Cuba, no está dispuesto a respetar la soberanía venezolana.
En un discurso en Miami, Obama dijo que la política de Bush hacia la región había sido "negligente hacia nuestros amigos e ineficaz con nuestros adversarios" y enseguida agregó "por lo tanto, no debe sorprendernos que demagogos como Hugo Chávez hayan logrado aprovecharse de este vacío".
Dijo que "su predecible y, al mismo tiempo, peligrosa mezcla de retórica antiamericana, gobierno autoritario y diplomacia de chequera, ofrece la misma falsa promesa que las intentadas y fallidas ideologías del pasado".
Obama también descalificó la democracia en Venezuela. Dijo que el presidente Chávez "no gobierna de forma democrática" a pesar de ser "un líder que ha sido elegido democráticamente".
"Sabemos que la libertad en nuestro hemisferio va más allá de una elección, no solamente Cuba tiene unas elecciones falsas, en Venezuela Hugo Chávez es un líder que ha sido elegido democráticamente en teoría, pero se sabe que no gobierna de forma democrática. Él habla mucho, pero sus acciones sólo sirven a su poder", expresó.
Al mismo tiempo dejó pendiente nuevas amenazas al respaldar la posibilidad de que Colombia agreda a sus vecinos para perseguir a los guerrilleros de las FARC. "Apoyaremos el derecho del pueblo colombiano a perseguir a los terroristas que busquen refugio más allá de sus fronteras", dijo coincidiendo en su discurso con la retórica del actual presidente Bush.
Obama advirtió además que su gobierno llamará la atención "a cualquier apoyo que reciban las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que provenga de gobiernos vecinos" y dijo que ese tipo de comportamiento debe ser denunciado internacionalmente, "aislado al nivel regional (...) porque esta situación "no puede seguir así".
Las provocaciones norteamericanas
Las provocaciones e intentos subversivos para derrocar al presidente Hugo Chávez vienen siendo alentados desde Estados Unidos desde principios de su primera administración. El respaldo institucional al golpe de Estado de abril de 2002, incluso con la presencia de aviones militares norteamericanas en territorio venezolano, y el rápido reconocimiento al gobierno de Pedro Carmona, fueron los signos más evidentes.
Sin embargo la campaña continuó con el financiamiento a la oposición, provocaciones con acusaciones de que el gobierno venezolano no colabora en la lucha antidrogas, hasta la campaña armada con el supuesto contenido de la computadora de Raúl Reyes, líder de las FARC abatido el primero de marzo en Ecuador, donde se lo involucra con las guerrillas colombianas.
En base a los trascendidos de prensa, el denominado zar antidrogas de Estados Unidos, John Walters, dijo que " El presidente Hugo Chávez tiene mucho que explicar" por sus supuestos vínculos con las FARC.
Walters, hijo del fallecido general Vernor Walters, ex miembro de la CIA involucrado en el golpe de Estado en Brasil en 1964 entre otras actividades subversivas, parece seguir los pasos de su padre.
"Lo que he visto de los documentos que han salido me ha dejado sorprendido por lo extensiva que es la relación entre el gobierno de Venezuela y las FARC" dijo Walters. El jefe de la lucha antidrogas también acusó a Venezuela de no colaborar en esa campaña.
"No hay duda de que hubo un serio deterioro de la cooperación", afirmó Walters en una conferencia en el Hudson Institute en Washington, al ser consultado sobre la cooperación de Caracas en la lucha antidroga.
"Claro que tenemos problemas. No pienso que esto sea un secreto", añadió. "El problema de trabajar con el presidente Chavez es serio y contínuo".
Las acusaciones de Walters fueron desmentidas por el ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín.
Rodríguez Chacín recordó que Estados Unidos es el mayor país consumidor de droga del mundo, y Colombia el primer productor. Datos oficiales de Estados Unidos revelan que el 90% de la cocaína que se consume en ese país proviene de Colombia.
"Hay más producción de marihuana que maíz y trigo en EEUU&", dijo, mostrando las cifras de la ONU en este sentido. Dijo que hay 56 millones de consumidores de droga en Norteamérica, que consumen el 44% de toda la cocaína del mundo, sobrepasando incluso a los consumidores de toda Europa. Denunció que EEUU es un mercado "muy atractivo" para los traficantes ilegales, y -por supuesto- para los traficantes de Colombia, la mayor nación productora de cocaína del mundo. "Ése es el negocio más grande del planeta" recordó el ministro.
Citó también informes de Naciones Unidas que muestran que la incautación de droga colombiana aumenta en América Latina al mismo tiempo que disminuye en los Estados Unidos.
Mostrando láminas gráficas de las rutas internacionales de la droga colombiana, según fuentes de la ONU y de la Policía Nacional de Colombia, el ministro demostró que hacia Estados Unidos la droga pasa por el Caribe y el Pacífico colombianos, atravesando Centroamérica. Mientras tanto, en la ruta hacia Europa, el narcotráfico colombiano utiliza territorio venezolano para el paso de ínfimas cantidades en contraste con los envíos a EEUU. Recordó que Europa tiene otros proveedores ilegales y que Venezuela ni es productor así como tampoco es consumidor, por lo que está muy claro quiénes mantienen el ilegal negocio.
"Estos hipócritas pretenden hacer ver que el problema está en Venezuela, cuando los principales consumidores y productores del mundo son ellos" enfatizó. Pero las acusaciones de falta de colaboración en la lucha antidrogas, unida a la denuncia de que Hugo Chávez financia a las FARC y les da protección en su territorio, es sólo una campaña para aumentar la presión y llegar a justificar una agresión directa.
El vuelo de un avión bombardeo espía sobre una base militar venezolana en la isla La Orchila, es otro elemento preocupante.
El avión Viking S3B sobrevoló por casi 20 minutos el espacio aéreo venezolano, y para justificar ese tiempo dijo que habían tenido fallas en el sistema de navegación.
El ministro del Poder Popular para la Defensa, general Gustavo Rangel Briceño, dio a conocer los detalles de la comunicación entre el piloto de la nave y el Control Aéreo de Maiquetía, donde el avión se identifica como "Sierra Three Bravo" y asegura que el punto de partida y retorno del vuelo es Curazao, donde se encuentra una base militar norteamericana.
El titular de Defensa venezolano señaló que sobrevolar el espacio aéreo sobre la isla La Orchila está prohibido para cualquier aeronave y que ello constituye un agravante de la situación.
"Al final de la conversación, el piloto dice que no estaba consciente de su posición pero creemos que no es así. Creemos que esta acción fue consciente por parte de la Armada estadounidense, que no es sino un eslabón más de la cadena de provocaciones en la que se quiere envolver a nuestro país", agregó.
Por su parte, el titular del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia (MIJ), Ramón Rodríguez Chacín, dijo que "no es creíble" la versión emitida por el Gobierno de Estados Unidos (EEUU) con respecto a la incursión de un avión militar estadounidense en espacio aéreo venezolano.
"De qué están hablando, de un error, que el piloto se equivocó. Eso es un avión antisubmarino con la tecnología más avanzada, como se va a creer que se va a equivocar frente a las costas de Venezuela, donde tiene tantos instrumentos, inclusive radares para ubicarse".
El Ministro de Defensa de Venezuela, Gustavo Rangel, reveló que el piloto del avión que violó la soberanía venezolana sabía lo que hacía, y cuando fue captado por el radar venezolano y exigido a dar explicaciones, lo negaba y apagó varias veces el transponder, un mecanismo automático para detectar la señal del avión. "Ahora dicen que tenían fallas en el transponder. Eso no lo necesitan para volar", puntualizó.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, aseguró que se trató de una acción de espionaje.
"Estamos seguros que andan haciendo espionaje, andan incluso probando nuestra capacidad de reacción, en este caso el avión se fue".
"No sólo (violó) el espacio aéreo venezolano sino que pasó exactamente sobre un sitio prohibido. Ellos pasaron exactamente por (la isla de) La Orchila.
La Orchila es sede de una base militar venezolana y su acceso está restringido al Presidente y altos oficiales gubernamentales.
Mientras, el canciller Nicolás Maduro exigió explicaciones del gobierno norteamericano. Tras reunirse con el embajador norteamericano, Patrick Duddy, consideró insuficiente las explicaciones.
Estados Unidos admitió la violación del espacio aéreo, pero insistió en que fue un error debido a fallas mecánicas.
Maduro, dijo que el embajador Duddy "se ha comprometido a que este tipo de eventos no se repitan más".
Se espera "que haya un compromiso del gobierno de los Estados Unidos de respetar la soberanía aérea venezolana y la soberanía política de nuestro país", insistió el jefe de la diplomacia venezolana.
Aseguró que los hechos del 17 de mayo "forman parte de un marco de provocaciones, ya lo hemos denunciado ante la opinión pública nacional e internacional".
Según Maduro, el actual gobierno de Estados Unidos, "que ya se va, tiene un plan para tratar desestabilizar la región, y dejar una política ya implantada de confrontación en contra de los gobiernos populares, transformadores que hay en la región, de gobiernos democráticos, para la nueva administración que pueda venir".
Colombia también se suma
Al mismo tiempo que el ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, también involucrado en la "parapolítica" por el jefe paramilitar Salvatore Mancuso, acusa al presidente Chávez de financiar y armas las guerrillas de las FARC, niega la incursión de soldados colombianos repelidos por Venezuela dentro de su territorio.
Tras el incidente, Venezuela elevó una nota de protesta a Colombia y se creó una comisión para investigar los hechos en coordinación entre las dos cancillerías.
El pasado fin de semana, el ministro de Defensa colombiano dijo que Caracas reconoció, en base a las recientes evaluaciones, que no hubo una incursión de tropas de Colombia en el estado venezolano de Apure como se había denunciado.
De inmediato, el canciller venezolano Nicolás Maduro desmintió a Santos.
"Fuimos sorprendidos por el comunicado donde el ministro de Defensa vuelve a mentir", expresó el canciller Maduro.
" Puedo afirmar con el acta en la mano que miente una vez más", resaltó para luego explicar que, por ser un trabajo ordenado por las cancillerías de Bogotá y Caracas, no le corresponde a Santos divulgar los resultados de las pesquisas. Al mismo tiempo que se realizaba esta incursión a territorio venezolano -se estima que los soldados ingresaron unos 800 metros hasta que fueron repelidos- el Ministerio de Defensa colombiano ordenó la movilización a la frontera de una brigada con apoyo de artillería compuesto por más de mil hombres.
La denuncia la hizo el ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín.
"Les puedo decir que la semana pasado hubo otros movimientos&No entraron a territorio venezolano. Se movió a una Brigada de Despliegue Rápido, a escasos metros de la frontera en Río de Oro y permaneció allí, en su territorio. Pero eso no es frecuente"advirtió.
Explicó que la Brigada la comanda un oficial superior (General de Brigada) y maneja a más de 3 ó 4 batallones de infantería apoyadas por unidades de artillería y vehículos aerotransportados. En total se mueven más de mil hombres fuertemente armados.
No obstante, dijo que no es una casualidad y se inscribe dentro de lo ocurrido recientemente, cuando 60 soldados de Colombia cruzaron el Río Arauca y pasaron a tierra venezolana, para luego excusarse ante el gobierno venezolano alegando que estaban extraviados. "No pueden decir que no sabían dónde estaban&", dijo Rodríguez Chacín, destacando el hecho que cruzaron un río súper conocido que es la línea divisoria entre ambos países. "Eso no es error. Es un hecho".
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