Rafael Ruíz Garofalo. Hace aproximadamente veinte años los gobiernos de Estados Unidos y Alemania, con la colaboración de otros gobiernos de la Europa occidental, iniciaron el desmembramiento de lo que era Yugoslavia. ¿Quién lleva ahora la batuta respecto a Bolivia?.
Después de mucho tiempo de olvido, Bolivia es noticia para la gran prensa capitalista. Los consorcios de los medios capitalistas funcionan siempre en forma de conspiración, o en concierto y con rapidez, si la situación lo amerita. Quien lleva ahora la batuta respecto a Bolivia son los medios estadounidenses, y claro está, éstos reflejan fielmente la posición gubernamental de Estados Unidos. El gobierno de Evo Morales es el malo y la oposición, los buenos. ¡Qué viva la llamada prensa libre e independiente!
Hace aproximadamente veinte años los gobiernos de Estados Unidos y Alemania, con la colaboración de otros gobiernos de la Europa occidental, iniciaron el desmembramiento de lo que era Yugoslavia. Esto siguió al desmembramiento y desaparición de la Unión Soviética, excepto que en el caso de la URSS las causas fueron internas. Con la desaparición de la URSS, el capitalismo imperialista no deseaba país alguno en Europa que lo cuestionara y que tuviese una orientación izquierdista. Por eso se inició la campaña para dividir en pequeñas partes lo que era un país grande: Yugoslavia. Así, éste sería manejable y no representaría reto alguno para países europeos tradicionalmente fuertes, como Alemania, Francia y Gran Bretaña, entre otros.
Los países europeos casi siempre siguen la batuta de Wáshington, mucho más respecto a Europa.
Exceptuando la invasión contra Irak y los casos de Francia y España, ¿cuándo fue la última vez en que algún gobierno europeo se le enfrentó a Wáshington?
De Yugoslavia surgió la república -llamada soberana e independiente y con asiento en las Naciones Unidas- de Eslovenia. Más tarde, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia y Montenegro. De repente, se crearon cinco nuevos países y cinco nuevos votos pro Wáshington en la ONU (y, por cierto, no quiero ni remotamente insinuar que Estados Unidos le presta atención alguna a la ONU, excepto para revalidar sus posiciones).
De la antigua Yugoslavia solamente quedó Serbia, la más importante de las anteriores regiones y la sede del antiguo gobierno de Belgrado.
Habiendo promovido (y obviamente aprovechando) la desaparición de la URSS, Wáshington no quedó satisfecho. Había también que, en nombre de la libertad y democracia, desmembrar a Serbia. Por eso fue la insistencia para que Kosovo se separara de Serbia. Todo el asunto de promover y crear la independencia de Kosovo bajo el pretexto de que los kosovares de descendencia albanesa merecían su propia república por no ser serbios, fue solamente una excusa para imponer determinados intereses geopolíticos. Tenemos otro pequeño país en Europa. Y cuando George Bush visitó Kosovo, hubo manifestantes que salieron a la calle con banderas estadounidenses y algunos grupos hasta pidieron la estadidad para Kosovo. El gobierno de Kosovo es más fiel a Wáshington que el de Texas.
Pero todo fue un juego geopolítico para debilitar aún más a Serbia. ¿Cómo se puede probar esto? Pues ahora la minoría serbia dentro de Kosovo desea separarse y reintegrarse a Serbia y tanto Estados Unidos como sus aliados europeos se oponen radicalmente. Para este grupo no existe la autodeterminación.
Entiéndase que el desmembramiento de Yugoslavia no es algo interno, como el de la Unión Soviética; es algo promovido, organizado y creado por fuerzas externas, capitalistas-imperialistas, principalmente estadounidenses, pero también alemanas y francesas. Los demás gobiernos europeos cuentan poco y, sencillamente, son seguidores de la política estadounidense.
Eso incluye el de Londres, que por décadas parece un "poodle" de Wáshington, antes con Tony Blair, y ahora con el actual.
En Yugoslavia el capital imperial creó varias pequeñas republiquitas. No es que sean pequeñas, porque una república pequeña es Cuba, entre otras. Lo que Wáshington ha creado en la antigua Yugoslavia, entre otros lugares, son unas republiquetas obedientes y dependientes a sí, que le sirven en forma de empleados de oficio.
Ahora Wáshington quiere ensayar la solución yugoslava en Bolivia, una nación de 9.1 millones de habitantes en los Andes. A los que se creen amos del planeta y, muy en especial en América Latina, la victoria del izquierdista Evo Morales en las elecciones presidenciales de diciembre de 2005 no les agradó. No les agradó la agenda socialista, nacionalista y antineoliberal del indígena boliviano. A Wáshington le agradan derechistas como Uribe, en Colombia, y Calderón, en México.
Wáshington desea aplicar en Bolivia la misma política que tan bien le resultó en Yugoslavia y después en Serbia.
Hace unos días, las autoridades locales en la provincia de Santa Cruz organizaron un referéndum en abierto desafío a la autoridad del gobierno central en La Paz. El 80 por ciento de los votantes apoyaron la posición del gobierno local y en contra de Morales. El referéndum era para brindarles un mayor grado de autonomía a las autoridades de Santa Cruz, las cuales se oponen a Morales.
Santa Cruz produce 30 por ciento del producto nacional bruto de Bolivia y es la región más desarrollada. La política de Morales es la de usar parte de las riquezas que generan las regiones del este habitadas por blancos o de raza mixta para ayudar al desarrollo de las empobrecidas áreas indígenas montañosas del oeste. A esto se oponen las elites de Santa Cruz, que están furiosamente en contra de un proyecto constitucional que limita las enormes tenencias de tierras. Las elites bolivianas desean mantener su control y privilegios de clase.
El referéndum aprobado, y declarado ilegal por el gobierno del presidente Morales, brindaría un mayor control a las autoridades locales sobre la distribución de tierras y las ricas reservas de petróleo y gas.
El referéndum huele a secesión. Ya otras provincias ricas, como Tarija, Pando y Bendi, han anunciado sus referendos. Detrás está la mano de Wáshington. Evo Morales ya acusó a Estados Unidos de apoyar "a los secesionistas del este". También acusó a los diplomáticos estadounidenses de dedicarse "a la política y no a la diplomacia". Añadió que: "Esto no se puede llamar cooperación. Eso se llama conspiración". El vicepresidente Álvaro García acusó a la embajada de Estados Unidos de financiar "publicaciones, viajes y seminarios" para así apoyar "la resistencia ideológica y política" contra el gobierno de Morales.
Como señala Nikolas Kozloff, autor del libro ¡Revolución! América del Sur y el surgimiento de una nueva izquierda, Estados Unidos ha invertido millones de dólares apoyando grupos de oposición en Bolivia. Este dinero ha sido enviado a través del USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) y el "National Endowment for Democracy".
En Bolivia, Wáshington encuentra campo fértil. Allí, apoyando a los sectores secesionistas, puede intentar ensayar la solución Yugoslava y Serbia.
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