Escribe Simón
Algunos psicólogos sostienen que los niños que ven demasiada televisión, repiten después en su vida cotidiana algunas de las conductas que perciben. Ello me hace pensar que el ex ministro de Justicia socialdemócrata, Thomas Bodström, en su juventud, miró demasiadas películas del lejano oeste.
Parte de la propuesta presentada por Bodström para mejorar la seguridad del país, en un artículo en la sección de debates del diario Dagens Nyheter, me lleva a pensar que el ex ministro quiere convertir a los policías suecos en unos "sheriffs" todopoderosos.
El ex ministro, que con toda razón cuestiona muchas de las políticas emprendidas por el actual gobierno conservador en este campo, propone concederle a la policía el poder de investigar, juzgar y condenar directamente en casos de delitos menores.
Uno se imagina a la policía sueca deteniendo a un sospechoso de hurto. En el mismo patrullero decide la culpabilidad del detenido, y de inmediato aplica la condena.
Salvando las distancias, es el sheriff que atrapa al cuatrero y lo ahorca en el árbol más cercano.
En primer lugar, la propuesta de Bodström rompe toda la lógica de un juicio justo. Una de sus garantías es precisamente que el sospechoso no sea juzgado por quien lo atrapa, sino que en una instancia calificada pueda hacer sus descargos y recibir asesoramiento legal.
Concentrar el poder de detener juzgar y condenar en una sola instancia, y persona, es conceder un poder ilimitado donde se pueden cometer abusos, y ser usado para venganzas personales o para escalar posiciones.
La policía debería estar muy preparada en materia legal para considerar la culpabilidad y el castigo justo, y la policía sueca no es precisamente de las más efectivas del mundo.
En el reciente caso del secuestro y asesinato de la niña Engla Höglund la cadena de errores de la policía fue escandalosa. No sólo ignoraron informes que señalaban a hoy acusado en un crimen anterior, sino que la policía lo llamó por teléfono para informarle que su auto había sido fotografiado en el lugar de la desaparición de la niña, ayudando al sospechoso a limpiar evidencias que lo involucraban.
El hecho de que se reserve esta potestad de juzgar y castigar sólo a delitos menores, no es ninguna garantía de justicia, y además sería un peligroso antecedente que en el futuro permitiría ampliar esa potestad a otros delitos. Casi como en el Lejano Oeste.
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