Escribe Simón
Desde sus tiempos como "primera dama", Hillary Clinton demostró que tenía hielo en las venas en lugar de sangre. Soportó impertérrita, al menos públicamente, los escándalos sexuales de su esposo, demostrando que tenía más interés en la carrera política que en el matrimonio y los supuestos valores consagrados por esa institución.
Con la misma frialdad, se alineó detrás del presidente George Bush cuando en el Senado votó a favor de la guerra en Afganistán e Irak, y el Acta Patriótica que limitó las libertades en su país.
Así, con la misma facilidad y sangre fría, pasó a ser crítica a la guerra en Irak, aunque cuando se la obliga a definirse sobre la retirada de tropas, se muestra cautelosa y es probable que repita el argumento de la administración Bush de que retirar las tropas sería dejar al país en manos de los extremistas.
Esta semana la senadora buscó reforzar su imagen de líder decidida al amenazar a Irán con el poderío de las armas nucleares.
La aspirante presidencial advirtió este martes a Teherán que si ella fuera presidenta, Estados Unidos podría "destruir totalmente" a Irán en represalia por un ataque nuclear contra Israel.
Aunque la amenaza a Irán es en el supuesto que ese país agreda con armas nucleares -que no tiene- a Israel, sólo demuestra que la pre candidato demócrata está dispuesta a realizar la peor acción militar que se conozca.
"Esto es algo terrible de decir, pero las personas que gobiernan Irán necesitan entender esto porque tal vez eso las disuada de hacer algo que sería imprudente, tonto y trágico," agregó Clinton. La semana anterior había amenazado con una "represalia masiva" contra cualquier ataque iraní contra el Estado judío.
El presidente norteamericano Harry Truman tuvo en todo caso la excusa de que el mundo no sabía las consecuencias de un ataque nuclear cuando bombardeó Hiroshima y Nagasaki.
Clinton, parace dispuesta a utilizar su arsenal nuclear. Hoy amenaza a Irán, pero cuando se comienza con ese juego, no se sabe donde se termina.
Si el complejo industrial militar imaginó en algún momento que podía perder algo de los privilegios alcanzados con la adminstración Bush, hoy puede estar seguro que ya tiene su "dama de hierro".
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