Ernesto Tamara.
La cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) la última para el presidente George W. Bush que culmina su mandato en enero próximo, acordó respaldar su iniciativa para construir un escudo antimisiles en Europa, aunque no aceptó, por ahora, invitar a Georgia y Ucrania a integrarse al pacto militar aunque se invitó formalmente a Croacia y Albania, que cada vez más, se convierte en una alianza política supeditada a la política exterior norteamericana. Francia adelantó que planea reitegrarse a los órganos oficiales de la alianza militar de los que se retiró en 1966 , aunque siguió participando en las operaciones militares conjuntas. Otro de los temas centrales impulsados por Bush en la cumbre, reforzar la presencia militar en Afganistán, apenas logró la promesa de París de enviar un batallón de 800 soldados.
Aunque se especulaba que la cumbre de la OTAN iba a ser un buen escenario para despedir al presidente Bush del escenario europeo, la sensación es que muchas cuestiones importantes quedaron en suspenso esperando el resultado de las elecciones en noviembre próximo. Con un sentido pragmático los europeos aceptaron respaldar la iniciativa del escudo antimisil que Estados Unidos pretende construir en Europa, con radares en República Checa y rampa de lazamiento de misiles en Polonia, ya que al inicio de la cumbre los gobiernos de Estados Unidos y República Checa anunciaron un acuerdo en ese sentido.
Los países participantes del Tratado admiten, aunque sin confesarlo abiertamente, que después de la caída del bloque soviético, Washington concibe la OTAN como una policía universal, bajo su mando, más que un acuerdo de defensa de Europa y no parecen tener, por ahora, mucho interés en resistir esa tendencia.
Desde 1990 en adelante, se han incorporado varios países de lo que antes se denominaba la Europa del Este, haciendo que Rusia se sienta amenazada. La incorporación de nuevos países, muchos de ellos con una relacion de dependencia de Estados Unidos, permite aumentar de hecho el peso de Washington en el Tratado.
En 1948 se crea la primera Alianza Atlántica entre Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y el Reino Unido y un año más tarde se inician negociaciones con Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Islandia, Italia, Noruega y Portugal, para finalmente firmar el Tratado del Atlántico Norte, el 4 de abril de 1949.
En 1952 se unieron Grecia y Turquía. La República Federal de Alemania accedió en 1955 y, en 1982, España también firmó el Tratado. La República Checa, Hungría y Polonia se convirtieron en miembros en 1999. Bulgaría, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, y Rumania, se incorporan en 2004. En esta reciente cumbre se invitó a Croacia y Albania, mientras se espera que Macedonia arregle su diferendo con Grecia para ingresar, y se pospone, por ahora, la invitación a Georgia y Ucrania. Macedonia quiere ser conocida internacionalmente como República de Macedonia, pero Grecia se opone a ello, afirmando que esto podría implicar pretensiones territoriales sobre su región septentrional del mismo nombre.
El presidente Bush en tanto, ya anunció que espera incorporar también en el futuro a otros países de los Balcanes, como Serbia, Montenegro y Bosnia.
En un discurso en Zagreb el pasado sábado, Bush insistió en que la oferta de ingreso a países balcánicos representa "un voto de confianza" con el que Croacia y Albania continuarán sus reformas y serán "miembros firmes" de la Alianza.
"La OTAN está abierta a todos los países de la región", ha dicho Bush. El mandatario también ha recordado que la Alianza ha ofrecido un "diálogo intensificado" a Bosnia y a Montenegro, dos repúblicas ex yugoslavas y ha hecho un llamamiento a Serbia para que se acerque a la OTAN y encuentre "el lugar que le corresponde en la familia de Europa y viviendo en paz con sus vecinos".
De todas maneras, Bush debió esforzarse para que la no inclusión de Georgia y Ucrania se interpretara como una derrota personal. Antes de la cumbre el mandatario norteamericano había insistido en su respaldo al ingreso de esos dos países, incluso con una gira previa por Kiev antes del inicio de la reunión. "Apoyamos el MAP (Plan de acción con vistas a la adhesión) para Ucrania y Georgia", dijo Bush durante una corta visita a Kiev, donde se entrevistó con su homólogo ucraniano Viktor Yushchenko, antes de dirigirse a la capital rumana donde se celebró la cumbre. Por cierto, la tercera que se desarrolla en un país que antes perteneció al denominado bloque soviético, tras Praga (2002) y Riga (2006).
Sin embargo los países europeos, en especial Alemania y Francia, que desarrollan planes de conexión de gas ruso a través del continente, querían aplazar esos ingresos para no distanciarse de Moscú que ya había advertido que la extensión de la OTAN a sus fronteras era una "amenaza".
La versión oficial a esta resistencia a admitir a esos dos países, fue proporcionada por la canciller alemana Angela Merkel, que de manera diplomática dijo que si bien las puertas de la Alianza están abiertas, esas naciones deben solucionar primero sus problemas internos. Es decir, Georgia sus problemas con las provincias separatistas y Ucrania, la fuerte oposición en su propio pueblo.
Previo a la reunión, el primer ministro francés a los nuevos ingresos, François Fillon, manifestó claramente la desaprobación de su país en nombre del "equilibrio de fuerzas en Europa y entre Europa y Rusia".
Para Wladimir Kotenev, embajador ruso en Alemania, una inclusión de Georgia en la OTAN sería un magno error político, que traería grandes tensiones. "Lo que se acercaría a nuestras fronteras no es un club de discusión sino la infraestructura de un bloque político y militar" dijo el diplomático. En su opinión, la posible solución de conflictos internos (con movimientos separatistas en Georgia y una alta población rusa en Crimea, Ucrania) con ayuda militar de la Alianza Atlántica representa para Rusia una clara amenaza.
"Además ya es hora de que la OTAN decida qué es lo pretende ser: una alianza militar o mayormente una alianza política", acotó el diplomático ruso, que desde los tiempos de la guerra fría y la ex República Democrática Alemana, representa a Moscú en territorios germanos.
De todas maneras, los líderes europeos consideran que Ucrania y Georgia ya están desempeñando funciones de zona de contención entre la OTAN y Rusia, y que por ahora es conveniente mantener esta situación.
Por lo menos por ahora, Rusia puede vanagloriarse de haber detenido esa expansión, aunque el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Stephen Hadley, aseguró que Bush volverá a plantear el caso de Ucrania y Georgia antes de que concluya su mandato, el próximo enero. Los ministros de Exteriores de la OTAN tienen previsto reunirse en diciembre para hacer "una primera evaluación" del caso, explicó Hadley.
Al mismo tiempo, después de una reunión de la Comisión OTAN-Ucrania, el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, insistió en que tanto Ucrania como Georgia "serán en el futuro miembros de la Alianza".
¿Contra quién existe la OTAN?
Junto a la cumbre se desarrolló también una reunión entre la OTAN y Rusia. El presidente Vladimir Putin, que también abandona el cargo en mayo después de dos mandatos consecutivos, se reunió a puertas cerradas con los líderes de la alianza militar, e insistió en su rechazo a la extensión de la OTAN hacia las fronteras con su país, cuestionó el denominado escudo antimisil, e insistió en el sin sentido de ese tratado. "Ya no hay Unión Soviética. ¿Contra quién existe la OTAN?", preguntó Putin en una conferencia de prensa que brindó después de la reunión.
Putin también criticó la falta de voluntad política de los países miembros de la OTAN en ratificar el Tratado de Fuerzas Convencionales, un acuerdo de desarme para Europa y Rusia.
El mandatario ruso dijo que aunque su país ha suspendido su aplicación, igual sigue aplicando unilateralmente algunas partes del pacto, mientras que algunos países de la Alianza, ni siquiera lo han ratificado.
El canciller español, Miguel Angel Moratinos, admitió ante la prensa de su país que la lógica de Rusia tiene sentido. Por su parte, la canciller Angela Merkel y el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, también aceptaron que se debe renegociar el Tratado.
En la sesión del Consejo Rusia-OTAN a puerta cerrada, Putin "reprochó" a la Alianza Atlántica el "desdeñar los intereses de Rusia" y afirmó que su país "se verá obligado a tomar medidas para defender su seguridad" en respuesta a la ampliación, según la información oficial del Kremlin. Con todo, el líder ruso dejó claro que la guerra fría "no va en interés de nadie". "Estamos por el trabajo constructivo y así seguiremos si nuestros socios tienen en cuenta nuestros intereses", afirmó en la rueda de prensa.
Putin se refirió al desmantelamiento del potencial ruso en el mundo y afirmó que la OTAN había contestado con un reforzamiento del suyo. Rusia ve como una "amenaza" el acercamiento de la Alianza a su frontera, pese a las afirmaciones en sentido contrario, dijo el presidente. Rusia no contempla pedir su ingreso en la OTAN y garantiza por sí sola su seguridad, afirmó.
Las objeciones de Putin fueron esta vez más moderadas que en ocasiones anteriores. Ya en febrero de este año había declarado que la ampliación del tratado incluyendo a Ucrania y Georgia era una amenaza a su país, y que el programado escudo antimisil, era "una amenaza a la seguridad de Rusia". Entonces dijo que Moscú apuntará con sus misiles a todo país europeo que acoja en su territorio elementos del sistema antimisiles.
Rusia no tiene derecho a vetar la ampliación", admitió Putin ante los aliados en su debate de hora y media. Aún así, subrayó que la ex repúblicas soviéticas son países complicados con los que aún quedan problemas por resolver con el diálogo y no con el acercamiento a la OTAN; explicó que en Crimea, en Ucrania, el 90% de la población es rusa o que Georgia lleva decenios sin saber resolver la fractura en Abjasia.
En media hora de rueda de prensa, el líder ruso insistió también en que no por entrar en la Alianza esos países serán mejores democracias. "La OTAN no es una fuerza democratizadora".
Antes de la reunión de la OTAN, el canciller ruso Serguei Lavrov dijo en la Duma (Cámara baja) de su país que Rusia "no dejará sin respuesta los intentos de una innecesaria extensión de la OTAN".
El jefe de la diplomacia rusa deploró al mismo tiempo la tan pregonada confrontación entre bloques, la cual -dijo- no es capaz de solucionar ninguno de los problemas internacionales.
La televisión rusa participó activamente en divulgar la posición oficial de su gobierno, añadiendo comentarios de analistas políticos.
Por ejemplo, el politólogo Andranik Migranian recordó que la OTAN se amplía hacia focos donde se concentran abundantes recursos como la Federación Rusa y el espacio post soviético. Se trata de una lucha geopolítica por el control de las riquezas del planeta, argumentó en un debate televisado.
Al mismo tiempo, el experto en temas políticos Viacheslav Nikonov advirtió que la OTAN es la maquinaria militar más grande del mundo, por lo cual representa una seria amenaza global. Recordó que ese bloque estuvo presente en la guerra y ocupación de Irak, así como en el otro punto de conflicto, Afganistán.
Por lo mismo, el acercamiento de esta fuerza a las fronteras de la Federación representa una seria amenaza para Rusia, y tratándose de Ucrania y Georgia un peligro para la misma existencia del país eurasiático, concluyó Nikonov.
De todas maneras, el tono de Moscú fue más moderado que en ocasiones anteriores, quizás para no entorpecer el camino al presidente electo, Dmitri Medvédev, que asume el próximo 7 de mayo.
En febrero, el presidente ruso dijo en rueda de prensa que "Nuestro Estado Mayor militar considera que ese sistema amenaza nuestra seguridad nacional. Si éste aparece (cerca de las fronteras rusas), nos veremos obligados a tomar medidas adecuadas y a apuntar con parte de nuestros misiles a las instalaciones que nos amenazan", dijo Putin en una rueda de prensa en el Kremlin.
Al mismo tiempo, subrayó que Rusia no se propone "apuntar sus misiles sin necesidad extrema" y que en todo caso sería una "medida de respuesta" a los planes de Estados Unidos de instalar un radar en la República Checa y una base de cohetes interceptores en Polonia.
El jefe del Kremlin agregó que los gobiernos checo, polaco y ucraniano actúan sin siquiera consultar a sus pueblos, lo que en su opinión no tiene nada que ver con las "normas de la democracia".
Francia vuelve al redil
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, confirmó en Bucarest su proyecto de reintegrar al Estado francés en el comando militar integrado de la Alianza Atlántica en la próxima cumbre de la OTAN en Estrasburgo-Kehl en 2009.
En el discurso escrito y distribuido durante la cumbre, el presidente galo mostraba su disposición a "tomar todas las decisiones necesarias para que Francia tome todo su lugar en las estructuras de la OTAN" en 2009, "tras la Presidencia francesa de la UE" que culmina en diciembre de 2008.
Pero después no leyó ese párrafo y en declaraciones a la prensa, preguntado por ese tema, sostuvo que "cada cosa a su tiempo". Sarkozy se limitó a anunciar que una decisión en este sentido podría tomarse en la cumbre de 2009 en la frontera francoalemana.
La resistencia interna a esa medida lo puede a llegar a poner contra las cuerdas.
De confirmarse esa decisión, será un cambio histórico, más de 40 años después que el ex presidente Charles de Gaulle en 1966 abandonara las estructuras de dirección de la OTAN y obligara a trasladar el cuartel general de la alianza de París a Bruselas.
De todas maneras Francia no cortó las amarras nunca y se estableció un mecanismo de coordinación para el caso de una emergencia bélica que nunca se produjo durante la guerra fría. De Gaulle mantuvo la independencia de su arsenal nuclear.
El cambio de rumbo puede establecer la posibilidad de que ese arsenal quede a disposición de la OTAN, y seguramente para ello es que Francia reclamará integrar el directorio de la organización.
La decisión de Sarkozy ya ha provocado la presentación de una moción de censura en su contra.
Diputados de los partidos Socialista, Comunista y Verdes, depositaron un texto de moción de censura ante la Cámara de Diputados de Francia, que rechaza de forma enérgica el envío de 800 soldados más a Afganistán.
Asimismo, repudia la actitud de Sarkozy de retonar a la estructura militar de OTAN.
"Queremos instruir a los franceses sobre la peligrosa ruptura que el presidente y su gobierno hacen con el consenso nacional que prevalecía respecto a los principios de independencia militar y estratégica de Francia", destaca la moción.
El documento toca además el tema de las reformas emprendidas por Sarkozy, el descontento popular por la caída del poder adquisitivo de la población y el supuesto plan de austeridad de la actual administración.
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