Miles de campesinos han sido asesinados por el Ejército colombiano para hacerlos pasar por guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), denunció este domingo el diario norteamericano Washington Post.
"Bajo la presión de los comandantes militares para registrar muertes en combate, el Ejército ha estado asesinando cada vez más en años recientes a pobres campesinos y haciéndolos pasar por guerrilleros", dice el periódico.
Citando un informe de una coalición de 187 grupos de humanos, el diario afirma que "955 civiles fueron muertos entre mediados del 2002 y el 2007 y fueron clasificados como guerrilleros caídos en combate".
Esta cifra significa un aumento de un 60 por ciento con respecto a los cinco años anteriores, cuando 577 campesinos fueron reportados como muertos por las tropas y hechos pasar por guerrilleros.
Este incremento coincide con la ofensiva que inició el gobierno del presidente Colombia, Álvaro Uribe, hace seis años contra la guerrilla de las FARC, y que ha sido financiada en gran parte por Estados Unidos que entrega anualmente millones de dólares al gobierno colombiano por medio del Plan Colombia.
Además, el aumento en el número de campesinos asesinados se debe también al incremento en la dotación de las Fuerzas Armadas colombianas, que han crecido hasta alcanzar los 270 mil miembros, la segunda más grande de América Latina.
En el informe, los testimonios de familias campesinas o de bajos recursos afirmaron que vieron en fotos los cadáveres de sus familiares desaparecidos vestidos con la ropa de camuflaje que porta la guerrilla.
"Los asesinatos, llevados a cabo por unidades bajo las órdenes de comandantes regionales, siempre han sido un problema en el oscuro conflicto que ya cumple 44 años", asegura el Washington Post.
El ministro del Interior de Colombia, Carlos Holguín Sardi, le restó importancia a las denuncias del Washington Post y rechazó que militares asesinen campesinos para hacerlos pasar por guerrilleros.
"De eso siempre se ha hablado. Cuando muere un guerrillero salen a decir que se trataba de un santo varón, que era un trabajador o un campesino pero en realidad son historias repetitivas", manifestó el ministro a Caracol Radio.
Sin embargo, Edwin Guzmán, un ex sargento del Ejército que estaba bajo el comando del coronel Hernán Mejía, el oficial de más alto rango implicado en ejecuciones extrajudiciales -de acuerdo con el Post-, narró en una entrevista como la unidad del coronel Mejía mataba campesinos, los vestía con trajes de combate y luego llamaba a los reporteros de periódicos locales para que escribieran sobre supuestos combates que habían tenido lugar.
Guzmán, ahora un testigo del Gobierno contra Mejía, dijo que los soldados participaron porque sabían que el ejército daba incentivos por acumular muertos en combate.
Vocero presidencial contra las ONGs
Varias Organizaciones No Gubernamentales (ONG) le enviaron una carta al presidente Álvaro Uribe donde lamentan la ola de violencia y amenazas que han afectado a sindicalistas, defensores de derechos humanos y líderes sociales.
El 26 de marzo unas 22 ONG, las más influyentes en Estados Unidos, como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, hacen un señalamiento específico contra uno de los hombres más cercanos al presidente: el asesor José Obdulio Gaviria. Acusan a Gaviria de contribuir con sus declaraciones a "un clima de intolerancia que incita a la violencia". Y le exigen a Uribe desautorizar las afirmaciones de su asesor.
El asesor presidencial dijo que la marcha del pasado 6 de marzo contra las víctimas del paramilitarismo y crímenes del Estado, era convocada y apoyada por las Farc. Según las ONG, un día después de que Gaviria se pronunció de esta manera, un grupo paramilitar comenzó a emitir amenazas contra la marcha, sus organizadores y las instituciones que apoyaron esta iniciativa. En la carta también se resalta que han sido asesinados seis sindicalistas que participaron de alguna manera en la marcha.
La misiva concluye diciendo que "el hecho de que el presidente haya permitido que su asesor presidencial continuara con ese acosamiento, mientras sindicalistas y defensores de derechos humanos están siendo asesinados y amenazados, sugiere una real desconexión entre el discurso de Uribe y sus acciones".
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