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Omar Lara es editado en España |
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escribe Juan Cameron Sin lugar a dudas el año 2007 fue más que generoso con el poeta Omar Lara, uno de los serios candidatos al Nacional de Literatura. A la publicación en la prestigiosa Colección Visor de Poesía se suman los premios Fernando Santiván, en Valdivia, Casa de América, en Madrid, y el prestigioso ciudad de Trieste. El reciente poemario muestran a un creador ya en su plenitud. Omar Lara es sin duda una voz importante en la poesía chilena actual. El fundador y sostenedor de la prestigiosa revista Trilce, que se ha mantenido en circulación a través de cuatro décadas, comenzó bien el año anterior al obtener un importante premio en Valdivia, para cerrar el 2007 con una edición de Visor, en Madrid. Un recurso usual en la poesía de Lara es el de la narración. El lector induce una suerte de cuento en el que lo cotidiano reemplaza a la mágica ilusión infantil sobre el mismo maravilloso escenario. De tal manera cualquier situación, por prosaica que esta sea, se ubica de inmediato en un plano superior por su particular forma sintáctica. «En una ocasión dejé una mano olvidándome/ En el Barrio Chino», dice; y el texto siguiente comienza con la afirmación «Me fui entonces a Portocaliu/ Era una tarde y yo volaba/ Volaba hacia Portocaliu». Ambas proposiciones pueden ser comprobadas en la realidad. Sólo que, a nivel semántico y por un fenómeno de traslación, el lector no determina si la mano olvidada pertenece al autor ni -tampoco- si la realidad de volar es un hecho (puesto que existen los aviones) y si Portocaliu, un más que evidente invento del poeta, yace sobre algún lugar del mapa. Esta presunta inocencia germina desde otra fuente; y esta es la permanente sorpresa del autor ante los hechos del mundo. Todo para él resulta novedoso, digno de anotarse y poetizarse: «El asombroso roce de una mano en la calle/ Un gato más allá de la lluvia/ Una voz/ Pájaros/ Bocinazos». La mujer como sujeto amoroso es ya una constante para el autor de Jugada maestra. La imagen femenina aparece entre las páginas con un hálito de anonimato y misterio. Un caballero no tiene memoria, parece afirmar. Ya se trate de una niña que peinaba su pelo en Fauresti, de aquella con quien anduvo junto al río Dimbovitza o en la Ópera de Bucarest, las damas carecen de nombre; forman apenas parte de la educación sentimental requerida por el poeta para llegar a estos días. Este silencio es beneficioso y resulta, por lo demás, agradable al oído. Pero a veces la página agrede al ojo; y no es problema autoral. Comprenderá el lector, ante otras ediciones suyas, que la mala costumbre editorial de iniciar cada verso con una mayúscula se debe al desagradable uso del sistema Word en la composición de los textos. Este error es similar a la omisión de los acentos en las mayúsculas, producto de un problema mecánico irresoluto en la antigua máquina dactilográfica. Un jurado presidido por José Manuel Caballero Bonald y compuesto por Luis García Montero, Jesús García Sánchez, Benjamín Prado e Imma Turbau fue el que le concedió, en mayo de 2007, el VII Premio Casa de América de Poesía Americana, justamente por Papeles de Harek Ayun. El galardón le fue entregado en octubre pasado en Madrid. Como dato ilustrativo, la versión precedente favoreció al poeta Óscar Hahn, de esa misma nacionalidad, por su trabajo En un abrir y cerrar de ojos. Con anterioridad, Lara se ha hecho acreedor al Premio Casa de las Américas por Oh buenas maneras (La Habana, 1975), a la beca Guggenheim (1983), a la Medalla Mihai Eminescu, de Rumania (2001), y la Medalla presidencial Centenario Pablo Neruda (2004). Y recientemente le fue otorgado, en Italia, el Premio Trieste de Poesía, reconocimiento al que pocos latinoamericanos han accedido. Este reconocimiento se materializa en una escultura de un prestigiado artista italiano, la edición de una antología, traducida por Gaetano Longo y una bolsa de mil doscientos euros. Lara une su nombre al de varios americanos que ya han obtenido este galardón como Miguel Barnet, Arturo Corcuera, Alvaro Mutis y Justo Jorge Padrón. Pero no es la única presea obtenida durante el 2007. En abril le fue otorgado el primer lugar en el concurso de poesía Fernando Santiván, que otorga la Municipalidad de Valdivia. Otros premios a mencionar en el historial de este autor son Concurso de Poesía Municipalidad de Valdivia (1967 y 1969), de Cuento en Concurso Zona Sur de la Universidad Austral (1969), y de Poesía (1969), Premio Municipal de Valdivia (1972), Internacional Fernando Rielo, por traducción de El Ecuador y los Polos, poemas de Marin Sorescu (Madrid, 1983), Municipal de Arte, Concepción (1992), Diploma de reconocimiento Universidad Mayor (Santiago, 1999), Regional de Artes Literarias Baldomero Lillo (Concepción, 2004) y reconocimiento de la Sociedad de Escritores de Chile como Director de Trilce (2006). Entre otras obras el poeta, nacido en Nueva Imperial en 1941, ha publicado Argumento del día (1964), Los Enemigos (1967), Serpientes (1974), El viajero imperfecto (1979), Fugar con juego (1984), Jugada Maestra (1998), Vida probable (1999), Bienvenidas calles del Perú (2001) y Voces de Portocaliu (2003). |
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