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Las razones de la distancia

 

escribe Natalia Uval/La diaria

En uno de los últimos plenarios del Frente Amplio (FA), en el que presentó su renuncia a la presidencia del Tribunal de Conducta Política, fue aplaudido tres veces. Parece que algo de razón tenía, entonces, reflexiona este hombre que ha vivido casi 90 años, llegó a general, estuvo preso por oponerse a la última dictadura y ahora prefiere quedarse en casa junto a su esposa, frente a una ventana desde la que ve el mar hace más de medio siglo. Víctor Licandro conversó con la diaria sobre el pasado y el futuro del FA y del gobierno.

Usted ha dicho que algunos puntos de la política de defensa de este gobierno no condicen con lo que ha resuelto al respecto el Frente Amplio(FA). ¿Podría explicitar cuáles?
El FA tiene desde hace mucho tiempo documentos muy detallados sobre política de defensa nacional y empleo de las Fuerzas Armadas. Tiene lineamientos de tipo programático que hacen a la política internacional, y uno de ellos es su impulso antiimperialista, hacia la unidad latinoamericana, y su rechazo a la aplicación de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Actualmente, no hay elementos de juicio como para cambiar la posición que el FA tenía. Es decir que los cambios que se han realizado van a contrapelo del pensamiento frenteamplista.

¿Cuáles son esos cambios?
Un acercamiento con EE.UU desde todo punto de vista, que choca con el concepto antiimperialista, porque ha traído aparejado el impulso de una política de libre comercio que rechazaba el FA y un relacionamiento mayor con el Comando Sur estadounidense, que es un representante del Pentágono (Ministerio de Defensa) y del Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores). El Comando Sur tiene una presencia cada vez mayor en nuestro territorio. El FA se ha adherido a realizar ejercicios militares con EE.UU, en particular en las maniobras navales Unitas, que el FA siempre rechazó.

A mí también me llama mucho la atención la presencia del presidente George Bush, que estuvo 36 horas en Uruguay, en un país chico, cuando muchas veces él concurre a reuniones importantes y está unas pocas horas y se va, y cuando Latinoamérica es considerada geopolíticamente un área marginal.

¿Por qué le parece que EE.UU otorga esa importancia a Uruguay?
Para EE.UU, en el juego de su política internacional y de dominio, Uruguay es una pieza clave. Hace mucho que sabemos que el Río de la Plata es un área focal. En la geopolítica, dominar el Uruguay es dominar parte del Río de la Plata, la entrada a la cuenca del Plata y la entrada hacia el Acuífero Guaraní. Y también la entrada y salida de grandes recursos minerales y energéticos. Uruguay es un lugar desde donde cualquier Fuerza Armada está en condiciones de incidir en el área. Y EE.UU, que siempre ha estacionado un portaaviones en el Río de la Plata, sabe perfectamente bien los elementos que juegan en esta base territorial.

Diplomáticamente, tener un país que se demostró tan amigo como Uruguay tiene en este momento una gran incidencia en la relación con los países del área.

¿Cómo se está manejando la información de Defensa a nivel de la fuerza política?
El FA es huérfano de información en lo que tiene que ver con Defensa y Fuerzas Armadas. No hay un seguimiento. La dirección del FA demostró no tener interés en la cosa, o descansaba abiertamente en lo que el Poder Ejecutivo o el Poder Legislativo estaban haciendo. Pero en la interna política se perdió el impulso.

El FA quería remover las Fuerzas Armadas cuando se salió de la dictadura. Ahora, hay sectores de la fuerza política que han planteado que el relacionamiento con las Fuerzas Armadas debe ser de acercamiento. Y el acercamiento, desde mi punto de vista, conducía a querer olvidar algunas cosas del pasado que no se pueden olvidar.

Hay cosas que hay que recordar, porque llevan obligatoriamente a una depuración de las Fuerzas Armadas. Y esa depuración no se hizo. Éstos que en el momento actual integran las Fuerzas Armadas hacen una prolongación, sobre todo en el pensamiento y en los elementos básicos de instrucción, de los mismos conceptos de la época de la dictadura. Algunos vienen de la época de la dictadura.

Si se miran los documentos preparados para el último Congreso del FA, hay menos de media página sobre defensa nacional, cuando otros temas llevan capítulos y capítulos. No le dan importancia, y si no le dan importancia es porque para la fuerza política no la tiene. Y si no la tiene es porque no tiene nada que cambiar.
Y hay otras cosas. Desde el año 1983 hay efectivos de Uruguay en el Sinaí en forma permanente. Y eso no fue pedido por la Organización de las Naciones Unidas. No son cascos azules. Eso es un acuerdo entre EE.UU, Israel y Egipto para dar cumplimiento a un acuerdo de paz gestionado por EE.UU.

Están buscando (y de eso es muy impulsor el ministro de Economía) un Tratado de Libre Comercio con EE.UU, pero ¿cuánto se puede conceder en el campo de la relación militar para obtener una conquista económica?
Desde mi punto de vista, EE.UU ha puesto el pie muy firme en Uruguay, y ésa es una de mis grandes preocupaciones.

La renuncia

Cuando usted renunció en agosto del año pasado al Tribunal de Conducta Política, una de las razones que se manejó para su alejamiento fue que no le prestaron demasiada atención a sus propuestas sobre política de defensa. ¿Fue así?
Cuando vino acá el compañero presidente [del Frente Amplio, Jorge Brovetto], en dos horas expliqué detalladamente todos los problemas que estaba teniendo, que eran los de defensa pero también había otros.
En octubre del año pasado entendí conveniente decirle al Plenario del FA lo que había conversado con Brovetto, porque él no lo transmitió. Se refirió a un problema de edad, pero no explicó toda la situación.

En el Tribunal de Conducta Política estábamos quedando en déficit porque cosas pedidas por ese tribunal no prosperaban. Una de ellas era que, como los integrantes del tribunal, por razones de edad, de a poco se fueron muriendo, se designara más gente, pero no hubo manera. En eso, y también en el manejo del concepto de conducta política y a quién alcanzaba, yo estaba en discrepancia con la dirección.

No se quería juzgar a jerarcas del gobierno...
Eso fue un error. El Tribunal de Conducta Política estudia la conducta de los adherentes al FA, cualquiera sea el cargo en el que se encuentren como frenteamplistas.

¿Quisieron poner sobre la mesa algún caso y no se les permitió?
No, nunca planteamos ningún caso. Alguna pregunta sí, porque como leíamos los diarios, preguntábamos.

Para un caso muy serio, la respuesta que se me dio fue que estaba en manos de la Justicia y que había que esperar a que la Justicia se pronunciara. En otro caso se nos dijo: Vamos a esperar que la Mesa Política... Y llega un momento en el que vos decís: no, yo no espero más, yo no aguanto más, porque estoy sirviendo de pantalla a una situación que no comparto. Estoy tapando algo.

En enero de 2007 solicitamos a la Mesa Política que pidiera los antecedentes del caso [del ex senador emepepista Leonardo] Nicolini al MPP [Movimiento de Participación Popular], y el MPP nunca informó, por lo menos hasta agosto, cuando yo renuncié. Pasaron seis meses, yo no aguanté más.

Cuando renuncié el 30 de agosto, los demás compañeros me dijeron: nosotros no tenemos nada que hacer acá, nos vamos los tres.

Notaba además que documentos sobre distintos temas que yo entregaba a la dirección del FA quedaban guardados como en un agujero negro. A mí me falló la dirección del FA, y la inoperancia de la dirección llevó al fiasco del Congreso.

Ayer [el lunes 21] se reunieron [la Mesa Política] y no tomaron resolución en nada, y esa forma de actuar permanente a mí no me sirvió. ¿Cómo puede ser que el Plenario Nacional, que es el órgano donde se discute y se analizan las cosas políticas, en 2007 se haya reunido recién en julio?

No discute la Mesa Política, y quieren cambiar la orgánica... es como cuando los partidos políticos no ganan las elecciones y quieren cambiar la Constitución. O quieren cambiar la Constitución para no perder el puesto que tienen. Esas cosas no funcionan muy bien.

¿Por qué piensa que no se llegó a un candidato de consenso para la presidencia del FA?
Aparentemente, este Congreso no estuvo precedido de la cantidad de conversaciones necesarias. Si no había plenarios para discutir las cosas... El Plenario nunca fue atendido por la dirección, nunca se cumplió con el Estatuto, que dice que tiene que reunirse por lo menos cada dos meses. No les interesaba el Plenario.

¿Cómo ve el futuro del FA?
Está en una encrucijada muy difícil. No sé si podrá salir de esta situación. Dejaron caer los comités de base. Perdió capacidad de movilización. En ese sentido la dirección del Frente tuvo una gran incapacidad, porque perder una herramienta de movilización, que la teníamos y que no tenían otros partidos políticos... Hace mucho que el FA no consigue juntar cinco mil personas en la calle. Ya el año pasado fue clarito. No hacían actos porque no se animaban.

Este FA yo no sé cómo se va a levantar. Dicen que hay que cambiar la organización. Pero si no la ponen en vigencia, ¿cómo saben que no sirve? No es cuestión de cambiar el Estatuto, lo que no sirve es la gente.

¿Reelección?
«Yo qué sé. Si una fuerza política pone de nuevo al presidente de la República como candidato, ¿dónde está la renovación? Quedan detenidos todos los que tienen aspiración, porque se repite el mismo candidato. No hay lucha. Pero si el Frente no se pone de acuerdo, y para mantener la presencia en el gobierno precisan a Tabaré, bueno....

Balotaje
Licandro está de acuerdo con eliminar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, y recuerda que quienes lo impulsaron en su momento dentro de la propia fuerza política (el general Líber Seregni y el actual ministro de Economía, Danilo Astori), contribuyeron a la derrota del FA en las elecciones de 1999, cuando se aplicó por primera vez esa reforma de la Constitución. La gente se olvida de que adentro del FA arrimamos los votos para que hubiera balotaje. Nosotros fuimos derrotados desde adentro. Hacemos homenajes y nos olvidamos de algunas cosas, manifestó.



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