inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 18-Enero-2008

Con Ernesto Menéndez Bachs, embajador de Cuba en Suecia
Estas elecciones son expresión de un traspaso generacional y una auténtica decisión soberana de todo el pueblo

 

Cuando faltan sólo dos días de la elección de los delegados provinciales y de los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, no pocos sitios de Cuba semejan una gran colmena donde se labora sin cesar día y noche. Al pueblo mismo que irá a las urnas el 20 de enero para elegir a sus representantes, se le ve ahora inmerso en la organización de dichos comicios, explica en entrevista concedida a Liberación el embajador de Cuba.

¿Embajador Meléndez, podría usted explicar qué importancia tienen las elecciones que concluirán el 20 de enero en Cuba?
Cuando faltan sólo dos días de la elección de los delegados provinciales y de los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, no pocos sitios de Cuba semejan una gran colmena donde se labora sin cesar día y noche. Al pueblo mismo que irá a las urnas el 20 de enero para elegir a sus representantes, y está ahora inmerso en la organización de estos comicios.

Por eso podemos decir que nuestro sistema democrático y en este caso el electoral se alistan para dar al mundo otra lección de cultura, de civismo y de libertad.

Cientos de miles de hombres y mujeres, designados unos como integrantes de las comisiones electorales a nivel de nación, provincia, municipio y circunscripción, y otros tantos como miembros de las mesas electorales, verifican todos los pasos, todas las tareas, todos los aseguramientos, todas las responsabilidades, todos los detalles imprescindibles que exige la Ley.

En la agenda de este ejército de voluntarios tres asuntos resultan prioritarios. Ellos son: la capacitación de los integrantes de las mesas electorales y la verificación de las Listas de Electores, acciones que tuvieron como fecha tope el pasado sábado 12 y el domingo 13 inmersos en una prueba dinámica a todo lo largo y ancho del país, en la cual se evaluó en tiempo real si Cuba estaba lista para elegir a sus representantes en las asambleas provinciales y ante el Parlamento.

No menos importante fue la verificación de las futuras Listas de Electores que se publicarán en los más de 38 000 colegios electorales.

También el pasado día 12, la Comisión Electoral Nacional recibió una información detallada sobre el proceso de verificación de dichas listas, como resultado de la conciliación que han estado haciendo las comisiones electorales de circunscripción y las oficinas municipales del carné de identidad.

Esta fase final de los preparativos para las elecciones de los delegados provinciales y diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, cerró con la prueba dinámica que se realizó el pasado domingo 13.

Esta no sólo le permitió conocer a la Comisión Electoral Nacional si sus homólogas a nivel de provincia, municipio y circunscripción dominan al pie de la letra lo establecido por la Ley para la etapa actual, así como lo precisado en las reglas complementarias, sino, y muy especialmente, si todos los integrantes de las mesas electorales, quienes son los que entrarán en contacto directo con los electores, dominan las características de este proceso, entre las que sobresale el hecho de que se trata de dos elecciones, dos boletas, dos urnas.

También se comprobó si estaban asegurados los sistemas de comunicación, el transporte y otros aspectos relacionados con la logística.

Se tergiversa y se llega a asegurar de que en Cuba no existen elecciones democráticas y mucha gente ignora este importante tema. ¿Cuáles son los aspectos que caracterizan el sistema político cubano y su legislación electoral?
La elección directa por parte del pueblo de los diputados y delegados provinciales, fijada para el próximo domingo 20 de enero, denota uno de los rasgos distintivos del sistema político cubano al ser expresión indiscutible de la soberanía popular.

Instituir el sufragio directo y secreto para ambos casos fue una iniciativa del Partido, surgida en el contexto de las discusiones preparatorias de su IV Congreso, en 1991, y puesta en práctica por primera vez en los comicios generales de 1992-1993, luego de los cambios aprobados por la Asamblea Nacional en la Carta Magna y la legislación electoral.

La fórmula encontrada tiene la virtud de sostener el concepto de un Partido único y la idea de que es el pueblo quien nomina y elige a sus representantes estatales en todos los niveles. Ello explica, entre otras cosas, por qué representantes de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) asumieron la conducción de las comisiones de candidaturas.

No solo la CTC, también otras cinco organizaciones de masas, incluidas las estudiantiles, ganaron protagonismo en el proceso electoral al convertirse en proponentes de los ciudadanos, con cualidades y méritos para ser parlamentarios y delegados provinciales. Esta vez fueron propuestos más de 55 000 ciudadanos, entre ellos numerosos delegados de circunscripción.

Son esas mismas organizaciones (CTC, los Comités de Defensa, la Federación de Mujeres, la Asociación Nacional de Pequeños Agricultores, las Federaciones de Estudiantes Universitarios y Media) las que trabajan unidas en las comisiones de candidaturas para escoger a los precandidatos dentro de la multitud de propuestas recibidas, y someter finalmente esa selección al juicio de las Asambleas Municipales del Poder Popular.

Una mirada a las actuales candidaturas indica que en ellas figuran desde jóvenes estudiantes, jubilados, obreros, campesinos, militares, hasta reconocidos dirigentes estatales, gubernamentales y partidistas, personalidades de la cultura, glorias del deporte... Todos en igualdad de condiciones. De no existir esa equidad, podría producirse una enorme injusticia: la imposibilidad de que fuesen electos ciudadanos magníficos, excelentes, procedententes del pueblo, simplemente por no ser muy conocidos, advirtió Fidel en 1993. Por esta razón la ley electoral establece que hasta el 50% de los miembros de las Asambleas Provinciales y del Parlamento deben ser delegados de circunscripción.

No sólo se trataba de una injusticia, agregó entonces el Comandante en Jefe Fidel Castro "con la injusticia también estaba el peligro de que nuestra Asamblea no fuera representativa, de que en nuestra Asamblea no estuvieran presentes el mayor número de valores posibles y, de ser factible, los mejores valores del país".

El venidero 20 de enero los electores podrán emitir el sufragio de manera selectiva o por todos candidatos.

Cada cual deberá decidir "con cabeza propia", de ahí la importancia de la divulgación de las biografías y los actuales encuentros de los nominados con la población. La opción del voto unido, prevista en la Ley, constituye un derecho del pueblo, un acto de reconocimiento a la trayectoria y las aptitudes de los nominados; pero nunca una imposición.

¿Como valora Ud. los resultados de estas próximas elecciones en cuanto a la futura composición de la Asamblea Nacional?
La candidatura al Parlamento que será sometida a votación popular el próximo 20 de enero, lleva en sí el traspaso generacional en las riendas del Estado. Sin embargo, ni el gobierno de Estados Unidos ni sus mercenarios, supuestamente interesados en la "transición" en Cuba, reconocerían el hecho como irrebatible prueba de transición democrática.

De los 614 candidatos a diputados, 374 (60,91%) nacieron después del triunfo de la Revolución. Otros 134 (21,82%) eran apenas unos niños en 1959 y no rebasaban los 10 años de edad cuando entonces. Solo 106 de los postulados (17,25%) conocieron el capitalismo en Cuba. Es decir, únicamente estos últimos pueden incluirse en la generación que logró la victoria en la lucha insurreccional y comenzó la construcción del socialismo.

Nadie los escogió buscando una representatividad generacional en el máximo órgano del poder estatal. Esa no fue la intención del pueblo que propuso, nominó y eligió a muchos de ellos como delegados de circunscripción.

Tampoco fue la idea de las principales organizaciones de masas y estudiantiles del país cuando propusieron a los precandidatos a diputados. Ni mucho menos constituyó el criterio de aprobación de las 169 Asambleas Municipales del Poder Popular a la hora de postular a los candidatos teniendo en cuenta las propuestas presentadas por las comisiones de candidaturas.

Si entre los candidatos se hallan representantes de las distintas generaciones que hoy conviven en Cuba es por una sencilla razón: cada uno de esos grupos ha hecho suya la Revolución, al encontrar vías e incentivos propios para participar en la construcción del socialismo, lo que no significa ausencia de contradicciones. En términos de continuidad y renovación, la composición de la candidatura revela otro hecho trascendente: solamente el 36,78% de los nominados (224) ocupa hoy un puesto en la Asamblea Nacional, cuyo número de escaños asciende a 609. Sobre la base de ese total, la renovación ascenderá al 63,22% (385 parlamentarios), aunque en la práctica los nuevos serán un poco más, pues el Parlamento contará en su venidera legislatura con 614 integrantes, en correspondencia con el crecimiento poblacional.

El alto porcentaje de nuevos diputados que podrá tener la Asamblea en su próxima legislatura expresa otro principio básico: en Cuba ser parlamentario, delegado municipal o provincial del Poder Popular no equivale a convertirse en profesionales de la política a la usanza de las sociedades de consumo. Difícilmente haya otro país donde un número tan elevado de ciudadanos en puestos equivalentes a concejales y alcaldes tengan el derecho de simultanear esos cargos con el de diputado al Parlamento, sin gastar, por demás, ni un centavo de su bolsillo en campañas electorales. En esta ocasión, 285 candidatos (46,42%) son delegados de circunscripción.

Similar juicio puede hacerse en relación con los negros y mestizos. Sin un sistema político empeñado en asegurar el ejercicio efectivo y creciente de la equidad y la justicia sociales, sería imposible que entre los candidatos a diputados hubiese 118 negros y 101 mestizos, aunque en el caso de Cuba es muy difícil decir que haya blancos "puros".

No hay necesidad de forzar representatividades porque la obra de la Revolución las asegura. Así se explican también la presencia femenina (265 candidatas, 42,16%) y el alto nivel de instrucción de los nominados. Entre ellos figuran 481 graduados universitarios (78,34%) y 127 (20,68%) con enseñanza media superior vencida.

Su formación profesional en las más diversas disciplinas podrá ser de gran utilidad en el trabajo de las comisiones permanentes de la Asamblea Nacional. Puede destacarse la presencia de 84 candidatos con estudios de ingeniería en campos como agronomía, construcción de maquinarias, electrónica, metalurgia, química, telecomunicaciones, actividad forestal, naval, hidráulica. Abundan, igualmente, los egresados de uni-versidades pedagógicas con valiosa experiencia magisterial, economistas, licenciados en Derecho, doctores en Medicina, investigadores sociales. No faltan los trabajadores sociales, los especialistas en ciencias militares, enfermería, cultura física, meteorología, historia y teología.

Como apreciamos, esta candidatura tiene la virtud de expresar rasgos característicos del pueblo cubano desde múltiples aristas. Por ello resulta espejo fiel de una nación unida, revolucionaria, internacionalista, culta, amante de la justicia, con una monumental obra educacional y de enaltecedores valores éticos, que seguirá en transición para perfeccionar el socialismo.

¿Embajador, qué nos puede decir sobre las campañas y leyes que provienen de Washington de clara ingerencia sobre el sistema político y las elecciones en Cuba?
En primer lugar comentarles que en su capítulo 3 el Plan Bush plantea "Ayudar a los cubanos a obtener elecciones libres y justas" acápite en que no oculta que el primer objetivo que los EE.UU. tratarán de alcanzar durante la ocupación de Cuba, es el desmantelamiento del sistema político socialista y, en primer lugar, del Partido Comunista (PCC), lo que se considera un requisito indispensable para asegurar la posterior dominación del país en todos los órdenes. En este sentido, se afirma abiertamente que el nuevo gobierno deberá concentrar sus esfuerzos, como máxima prioridad, en la organización de "elecciones multipartidistas" y "no sobrecargarse con otras tareas relacionadas con el desarrollo y crecimiento de la sociedad cubana".

Se establecen una serie de precondiciones para que los EE.UU. den cualquier tipo de ayuda en este proceso, entre las cuales sobresalen la liberación de los contrarrevolucionarios sancionados y la eliminación del papel que la Constitución le confiere al PCC, como fuerza dirigente de la sociedad y el Estado. El Informe reitera que los EE.UU. ayudarán al nuevo gobierno a modificar las leyes, regulaciones y políticas e identificar aquellas que deben ser revocadas o enmendadas.

Por último, este capítulo menciona también la asistencia técnica y material que los EE.UU. brindarían para el regreso de la prensa capitalista, que represente y defienda sus intereses.

Pero de lo que no debe haber la menor duda y ello quedará demostrado el próximo 20 de enero, es que ni con esta ley, ni con mil leyes, que se dicten en Washington, se va a decidir por nosotros nuestro destino y que no nos van a arrebatar nada por muchas leyes que dicten en Washington. No volverán a echar de sus tierras a los campesinos; no volverán a cerrarle al pueblo sus playas, sus hospitales, sus círculos sociales; no volverán a expulsar a los jóvenes de sus escuelas, ni a los niños de sus círculos infantiles, ni a las familias de sus hogares; no volverán a apropiarse del sudor de los obreros; no volverán a excluir al negro y al humilde de los barrios por donde no les permitieron siquiera caminar. A este país no regresarán jamás el desalojo campesino, el desahucio, el racismo, la explotación, el ultraje, la desvergüenza. Nunca más.



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