inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 11-Enero-2008

Con José González y Blofy
El sonido de los bares de Gotemburgo

 

escribe Christian Muñoz

¿Hay algo más desorbitante que una china te atienda en español en un bar barato de Gotemburgo? ¿Hay algo más asombroso que un taxista negro que conduce un taxi negro, te atienda en dos ocasiones poco antes de dos amaneceres negros y esté escuchando el mismo disco de soul negro, en el que puso su propia voz negra, y que no sea el negro de Casamiento de negros de la Violeta? Son las callecitas de Gotemburgo, o como diría el poeta Cameron, «los techos de Gotemburgo».

Gotemburgo, «la pequeña Londres» o «el corazón de Escandinavia», es una ciudad puerto fundada y fortificada en 1621 por el rey Gustavo II Adolfo, después de varios intentos fallidos de fundación debido a los ataques de daneses y noruegos. Está ubicada en la costa oeste de Suecia, en la desembocadura del río Göta älv en el estrecho de Kattegat. En la actualidad es la sede administrativa y arzobispal de la provincia y tiene una población de 490.667 habitantes.

Su puerto es el más grande entre los países nórdicos y es el único del país que tiene sus aguas descongeladas durante todo el año. Al igual que sus aguas la música de esta ciudad fluye libremente, a pesar de las bajas temperaturas invernales. Y gracias a José González, cantautor sueco de origen argentino, la música de Gotemburgo gana fama internacional.
 
José González, un trovador de madera 

En Gotemburgo no sólo te puedes encontrar con las oficinas principales de las industrias SKF y Volvo, también te puedes topar con grandes artistas de fama internacional. Lo curioso de esto último es que no es para nada extraordinario. Los artistas suecos, por lo general, suelen ser sencillos y hasta tímidos. Y un ejemplo extremo de ésto es el cantautor José González a quien conocí en la barra del Bar Pustervik,  una multisala con cine, teatro y sala de conciertos ubicada en Järntorget 12.

-Disculpa, tú eres José González, le pregunté directamente sosteniendo mi cerveza checa Staropramen.

-Sí, me respondió, por lo que procedí a estrechar su mano y a felicitarlo por su gran disco, «Veneer» (2003), disco de culto y hecho con muy buena madera, que llegó a los primeros lugares en el Reino Unido y que yo, por ese entonces, aún no había escuchado entero.

Al otro día me compré el disco y me fui a visitarlo en su casa en la calle Haga, muy cerca del Pustervik. Conversamos amenamente y me ofreció un té de yerbas, tan apacible como su música, la que de hecho compone y graba en su propia casa.

Durante la conversación no reveló mayores secretos sobre sus composiciones. Tampoco quiso desarrollar mayormente las preguntas que le hice sobre la política sueca y mundial.

-Mi padre salió de Argentina con ayuda de Amnistía Internacional. Mis padres sí eran políticos, pero no yo.

De todas maneras, José González, el trovador de la calle Haga y parroquiano ocasional del bar Pustervik enfatiza que no descarta tocar en conciertos de apoyo a causas que considere nobles, como la que desarrolla Amnistía Internacional.

En la música de José González encontramos influencias del desaparecido cantante folk inglés Nick Drake y del trovador cubano Silvio Rodríguez, por nombrar algunos de los héroes de la canción de autor que han influenciado al exitoso exponente de la música acústica sueca.

También es clara la influencia de grupos pop de Suecia y el mundo. Uno de sus mayores éxitos es la canción Heartbeats, un cover del grupo electropop, The Knife, también hijos de Gotemburgo.

Crosses , canción de su autoría es ya un verdadero himno, que está incluido en su álbum debut de 2003, «Veneer». La canción se volvió tan popular que hasta fue ocupada en una campaña publicitaria de Sony BRAVIA.

El 9 de junio pasado visitó por primera vez Chile y se presentó en el Cinearte Normandie, tras muy exitosas giras por el Reino Unido y EE.UU.

El pasado 2007 editó su segunda placa, In Our Nature, la que ha generado muchas expectativas, no menos en el propio autor, que se tomó su tiempo para dar continuidad a su propia leyenda.
 
BLOFLY, el metal de Gotemburgo

Dos integrantes de Blofly, la gran promesa del rock pesado de Gotemburgo, trabajan, jaranean y tocan en el ya mencionado Pustervik. Allí conocí al guitarrista Mattias Merking y al bajista Rasmus Grahm, dos personajes de la música más dura producida en esta ciudad.

La banda está formada, además, por los hermanos Jesper Starander, en voz y Joacin Starander, en guitarra y coros, quienes junto a Emil Asbjörsen, conforman la banda de metal Blofly.

Rasmus nos habló «del sonido de Gotemburgo» en una entrevista que les realicé días antes de la presentación de su álbum debut, disco que contiene un curioso y largo título: Pneumatic Damage of the Gadgets of Superheroes. Según el señor Grahm existe en esta ciudad un sonido muy particular que caracteriza a las bandas de metal de Göteborg, como se llama esta ciudad en idioma nativo.

La presentación en sociedad del álbum fue en la multisala Sticky Fingers, ubicado en la calle Kaserntorget 7.

Hasta allí llegamos con cinco metaleros latinoamericanos, que alucinaron con cada una de las 11 canciones que componen este disco editado en 2005.

La performance fue absolutamente fiel al disco en estudio. Tan absolutamente como el vodka Absolut, otra de las delicias de los suecos, aunque los Blofly prefieren el Jägermeister (en alemán «Maestro de cazadores»), licor que contiene, según la leyenda, 56 hierbas diferentes

La puesta en escena fue impecable. Una muestra de animación fue el punto alto de un recital perfecto con un sonido notable.

Las tres canciones que no debes dejar de escuchar de este grupo, si te gusta sacudir tu cabeza, son: Safe, The End y New Wave.

La primera vez que vi a esta banda en acción me llamó la atención la poderosa voz del vocalista y la bajada de escena tocando del bajista, quien confundiéndose con el público seguía despachando un sonido atronador desde sus cuatro cuerdas.

Y el público. Dentro de la distinguida asistencia se encontraban dos ancianitas. Una sentada, posiblemente en silla de ruedas. Las dos aprobaban lo que veían con el dedo pulgar, al estilo Nerón. Si hasta tenían muñequeras de cuero metaleras, con clavos y todo. Verdaderamente notables. Dos veteranas del metal nórdico echándole leña a una banda que se las trae y que promete un video clip para este año, a la espera de su segundo álbum.



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