inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 4-Enero-2008

Uribe, un tramposo obstinado

 
El presidente de Colombia Alvaro Uribe, obligado una vez más por los cada vez mayores y fuertes reclamos de los familiares de presos de las FARC, y también por la insistencia del presidente francés Sarkozy, tuvo que aceptar días atrás a regañadientes, de que una comisión internacional de garantes encabezada por el ex-presidente argentino Néstor Kichner viajaran a la localidad de Villavicencio para desde ahí con helicópteros y aviones de Venezuela se hicieran cargo de Clara Rojas, su hijo Emmanuel y Consuelo González hasta ahora en manos de la guerrilla colombiana. Como se sabe un mes atrás, el mismo Uribe había abortado los esfuerzos de mediación con las FARC para la liberación de rehenes que estaban llevando adelante con éxito el presidente Hugo Chávez y la senadora colombiana Piedad Córdoba, cuando de manera abrupta y descomedida les suspendió el encargo que él mismo les había solicitado.

Ahora una vez más el presidente colombiano que siempre ha apostado a liquidar a las FARC militarmente, vuelve a dinamitar esta nueva posibilidad de acciones humanitarias y de que se abra un camino de negociación política en la dividida y crónicamente ensangrentada Colombia. (ver nota de contratapa en esta misma edición).

Fernando Cebeira, enviado del diario argentino Página 12 relata lo acontecido en Villavicencio: Uribe montó luego un escenario donde se mostró como dueño absoluto de la situación. Una rueda de prensa en la que interpeló a los periodistas, dio instrucciones a sus funcionarios y órdenes a los militares. Las FARC mienten, el gobierno cumple, Dios premia la buena fe, fueron sus latiguillos. (...) El repaso fue truculento. Dio lugar a la intervención del comandante de sus fuerzas armadas para que asegurara que no ha habido combate en dos semanas en el área en que la guerrilla hablaba de hostigamiento. En la comitiva argentina destacaban que Uribe hubiera hablado de combate y no de operativos, que es lo que denunciaban las FARC. Luego (Uribe) lanzó la bomba a la que hizo referencia Chávez. Uribe advirtió que era sólo una hipótesis, pero ocupó el núcleo de su presentación. Sostuvo que la guerrilla no entregaba las coordenadas porque no tenía en su poder a Emmanuel. El niño, explicó, se encontraría en un hogar de Bienestar Familiar en Bogotá bajo el nombre de Juan David Gómez Tapiero. El supuesto Emmanuel habría sido entregado en la localidad de San José de Guaviare en julio de 2005, desnutrido, con una fractura en un brazo, con signos de maltrato, afectado de paludismo, diarrea y leishmaniasis. Uribe ensayó un paso de tragicomedia con el comisionado Restrepo, a quien le hizo leer la ficha social del niño, obligándolo a parar, repetir algunas frases y responder preguntas.

Al escribir estas líneas ya se sabe que el objetivo humanitario no fue alcanzado, porque contrariamente a lo acordado por la comisión de garantes internacionales con el gobierno de Uribe, las FARC le comunicaron a Chávez que la operación de entrega de los rehenes corría peligro porque estaban siendo constantemente hostigados por operaciones del ejército colombiano en la zona selvática. Y además porque el mismo Uribe se apersonó en Villavicencio para impedir con su show periodístico el operativo de rescate y desalentar a la comitiva encabezada por Néstor Kirchner y el canciller venezolano Nicolás Maduro.

El tiempo dirá si la larga paciencia y buena voluntad de Chávez y de los otros actores latinoamericanos podrán vencer las maniobras y dobleces de Alvaro Uribe, la cúpula militar y la oligarquía colombiana con el apoyo sostenido de la reaccionaria y guerrerista administación Bush, y tenga un feliz desenlace



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