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Cambio climático |
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Cuando escribimos estas líneas todo parece indicar que la cumbre internacional convocada por Naciones Unidas, en la isla de Indonesia, Bali para concretar medidas destinadas a prevenir o reducir las inevitables catástrofes originadas en el calentamiento del planeta, terminará en un nuevo fracaso. Una vez más la miopía criminal de algunos países ricos, con Estados Unidos a la cabeza, frustrarán las esperanzas de que un mínimo de sensatez y de solidaridad se imponga sobre el egoísmo, la devoción del mercado como nuevo dios del neoconservadurismo, esa secta fanática que encerrada en su burbuja imaginaria, se muestra incapacitada para ver la realidad. No podemos aceptar medidas que comprometan «nuestro estilo de vida», ha dicho el patético criminal de guerra, George W Bush que ostenta, fraudulentamente la presidencia de su país. Un «estilo de vida» que cada día da pruebas de su descomposición acelerada que no necesitará de ninguna acción terrorista para continuar la imparable carrera hacia su destrucción. Que se expresa, entre otras formas, en frecuentes matanzas que individuos de variada edad, mayoritariamente jóvenes, perpetran cada semana en distintos lugares del país, en los millones de obesos, enfermos por la comida basura que el mercado les presenta cada día, en el mayor número de presos del mundo en proporción a su población, en la corrupción más descarnada de los hombres que asesoran y dirigen como a un robot, a su incapacitado presidente. Esta verdadera mafia está detrás de la política del mayor depredador del medio ambiente que se ha burlado de sus propios ciudadanos y del mundo, negándose a firmar el tibio Protocolo de Kyoto, a estas alturas probadamente insuficiente para afrontar los desafíos del cambio climático. Por supuesto que no es el único verdugo del ecosistema. Paralelamente con la decadencia económica, social y sobre todo moral del imperio, han surgido otros «monstruos» que siguiendo los mismos parámetros de un modelo desarrollo que se ha mostrado insostenible, China e India, y otros que apuntan hacia el mismo camino, aportan su «montaña de arena» al calentamiento global. Un enemigo que ya ha cobrado muchas más víctimas que el «terrorismo» esa bandera utilizada por Bush y los gobiernos satélites, para secuestrar y prostituir la democracia y los derechos humanos que invocan cada día. Hay otros cómplices en esta historia y son los columnistas neocon, que campean en las páginas políticas de los grandes medios del mundo. Esos que se burlaron primero de los «trasnochados ecologistas» que mucho antes que Al Gore pagaron con su vida, como el luchador brasileño Chico Mendes asesinado por defender los bosques de la Amazonia, y que se alinearon nada menos que con Bush!! en la teoría de cuestionar las conclusiones del Panel de expertos de Naciones Unidas, sobre la incidencia del modelo de desarrollo en la destrucción del ecosistema Ahora, cuando seguir negándolo sería caer en el ridículo, cambian de táctica y empiezan a llamar «profetas de catástrofes» y «ecofascistas» a los defensores del medio ambiente. O llenan páginas diciendo que existen «soluciones tecnológicas futuras» para salvar el planeta. Está visto que poco se podrá esperar de la acción de los gobiernos. Los pueblos del mundo deben asumir la responsabilidad de la lucha, enarbolando la bandera de que sin emprender un nuevo tipo de desarrollo que nada tiene que ver con el insolente y criminal consumismo que fomenta el mercado capitalista, no habrá mundo para nadie. Corresponde a organizaciones existentes, coordinar medidas que obligarán al cambio, boicot a empresas, a la multiplicación de producciones suntuarias, paralelamente con una concientización en los individuos para que asuman su responsabilidad. Si es que quieren que haya un futuro para sus descendientes. |
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