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Uribe opta por el conflicto |
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escribe Ernesto Tamara La decisión del presidente colombiano, Alvaro Uribe, de dar por concluída la mediación del presidente venezolano Hugo Chávez, y la gestión de la senadora colombiana Piedad Córdoba, para la liberación de los secuestados por las FARC, sorprendió por el momento y la forma, aunque el mandatario colombiano ya había dado señales de querer detener el proceso de negociación. En los 3 meses de negociación, los dos actores principales proceso, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el gobierno derechista de Alvaro Uribe, se mostraron recelosos uno del otro y dificultaron al extremo la labor de los mediadores. Dos días antes de anunciar el fin de la mediación, Uribe había puesto una fecha límite, el 31 de diciembre. ¿Quería resultados o estaba apurado por terminar con la mediación?. Al parecer, ninguna de las partes estaba segura hasta donde querian llegar en el proceso, y el gobierno colombiano dió señales contradictorias sobre su real vocación de acordar un canje de prisioneros. El presidente Alvaro Uribe insistió en que su seguridad democrática es decir su posición de presionar militarmente a la guerrilla hasta derrotarla- no iba a ser abandonada, y ni siquiera suspendida para facilitar el canje de detenidos o permitir una reunión entre los mediadores y el mando de la guerrilla. La senadora Piedad Córdoba recuerda las dificultades para avanzar en proceso. En una entrevista publicada este fin de semana en la prensa de su país destacó: Hay que reconocer la enorme dificultad que tiene este proceso. Cada lado se monta en unos fantasmas que hay que ir conjurando. Allá dicen que es que Uribe no quiere hacer la paz, y cuando lograba convencer a las Farc de que sí, llegaba donde el Alto Comisionado y me decía: ¡No, esos bandidos qué van a querer hacer la paz!. Yo tenía que aceptar la postura del gobierno. ¡No dejo de tirar bombas. No entrego ni un salvoconducto!. La ruptura La decisión de dar por acabada con la mediación de Piedad Córdoba y Hugo Chávez, se basó en el contacto telefónico del mandatario venezolano con el general Mario Montoya, comandante del Ejército. Uribe le habría solicidado a Chávez no dialogar directamente con los militares colombianos. Según la versión de la revista Semana de Colombia, afin a la familia del vicepresidente de la república, Francisco Santos, la conversión entre Chávez y Montoya fue breve, y ocurrió mientras la senadora Córdoba hablaba con el militar. Mientras Piedad Córdoba y Montoya dialogan por teléfono, Chávez, que se encontraba con la senadora, le pide el teléfono para hacerle una consulta al militar. ¿Cuantos son los militares que están secuestrados, general?, preguntó Chávez a Montoya luego de darle un extenso y fraternal saludo a él y a su familia, según la versión de la revista colombiana. La misma revista añade: Lo que para Chávez no era más que un acto de espontaneidad, para Uribe significó el incumplimiento a su palabra con el que, además, cruzaba la sagrada frontera de la soberanía colombiana. El comunicado de la clausura de la mediación fue dado a conocer en la medianoche del miércoles de forma unilateral por Casa de Nariño. Chávez se enteró al otro día por la prensa y durante varias horas mantuvo silencio. Sólo después de 24 horas comenzó a reaccionar lentamente. Primero aceptó la decisión soberana del gobierno de Colombia y mantuvo la posición de estar dispuesto a continuar trabajando por una solución al acuerdo humanitario. Más adelante advirtió que la ruptura incosulta del diálogo, por la forma realizada, era una falta de respeto a su investidura y que revisaría las relaciones con Colombia. Finalmente denunció que la extrema derecha presionó a Uribe para liquidar cualquier conversación de paz que pudiera iniciarse. ¿Negociaciones de paz? La decisión de suspender la mediación, no sólo impide el canje de prisioneros, sino que termina con una mediación que podría haber arrojado el resultado de una negociación de paz más amplia. La gestión de Chávez ante las Farc se estaba desarrollando también en el sentido de llegar a una negociación de paz más am-plia, según confesó la senadora Piedad Córdoba, y resalta de otros trascendidos de las reuniones del presidente venezolano con enviados de las FARC y de las conversaciones de Chávez con el presidente Uribe en la pasada Cumbre Iberoamericana de Chile. En la reunión con Iván Márquez, miembro del Secretariado de las Farc, realizada en el Palacio de Miraflores en Caracas, el pasado 8 de noviembre, el presidente Chávez les reclamó pruebas de supervivencia de los detenidos por la guerrilla, y les pidió la liberación de un grupo de retenidos como gesto de buena voluntad y para abrir el camino a un encuentro con el jefe históricos de las Farc, Manuel Marulanda Tirofijo. Según lo trascendido, Chávez plantearía en esa conversación la conveniencia de que las Farc pensaran seriamente en convertirse en un partido político siguiendo los aires de cambios políticos en el continente. La revista Semana ahonda sobre el tema al relatar lo sucedido en las conversaciones entre Uribe y Chávez en Santiago de Chile. Para el gobierno, en esa reunión varias cosas quedaron claras. Una, que Chávez quería ver a Marulanda para hablarle de la conveniencia de que las Farc entendieran el escenario que se abría la izquierda en el continente y que meses antes él había bautizado como la geopolítica. El propio presidente Uribe dijo que le parecía muy importante que al jefe guerrillero le llegara ese mensaje, por lo que se consideró un escenario hipotético en el que se veía posible que en una zona de encuentro, Chávez le hablara a Marulanda. La hipótesis continuó con la idea de que el presidente venezolano no regresara de esa reunión con las manos vacías, por lo que las Farc podían entregarle un grupo de secuestrados. Se agregó además la idea de que si Marulanda hablaba de política, eso podría significar el inicio de un proceso de paz si este era precedido de la liberación de todos los secuestrados. En ese caso, hasta el propio Uribe estaría dispuesto a reunirse con el máximo guerrillero de las Farc. Es decir que, aunque las Farc estaban demorando la entrega de las pruebas de vida de los retenidos, se abrían posibilidades de que el intercambio humanitario de prisioneros, se desarrollara hasta desembocar en al menos un inicio de conversaciones de paz. La senadora Piedad Córdoba recuerda que la condición de autorizar una reunión de Chávez con Tirofijo era precisamente que hablara del proceso de paz. Tanto es así, que yo le dije a Sarkozy que si Chávez estaba de acuerdo con esa reunión, yo iba a comenzar a prepararla. Tenía pensado ir muy pronto donde Marulanda para explicarle que tenía que liberar una gente ya. A mí no me la iba a entregar. Él lo que quiere es sentarse con Chávez. Sarkozy me informó que él también estaba dispuesto a ir a esa reunión, según relató la senadora. Indirectamente el presidente Chávez confirmó que las conversaciones sobre el acuerdo humanitario podían haberse desarrollado hacia conversaciones de paz. En una entrevista este fin de semana al programa La Hojilla de VTV, señaló, yo me imagino ahora, después de esto, después que Uribe aceptó que si Marulanda soltaba un grupo de rehenes, entonces Chávez fuera al Caguan a instalar una mesa. Eso prendió todas las alarmas de algunos círculos desde Bogotá y desde Washington también empezaron las presiones. La extrema derecha no quiere paz, ellos defienden la tesis de que van a acabar con la guerrilla, es imposible. El conflicto en Colombia no tiene solución militar, hay que buscarle solución política, enfatizó. |
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