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Cuidado con lo que comes |
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escribe Simón No se trata de advertencia sanitaria, es sólo un aviso para no ser incluído en la lista de terroristas internacionales que confecciona el Buró Federal de Investigaciones (FBI), y que adivinó también es copiada por los órganos de seguridad de otros países. Ya se sabe que en materia de antiterrorismo, toda Europa sigue los pasos de Estados Unidos. Según se conoció esta semana, el FBI incluyó como potenciales terroristas a personas que compraron comida árabe en supermercados estadounidenses. Me imagino a los agentes de la SÄPO sueca filmando y fichando gente en los puestos de venta de falafel por toda Suecia. ¡Menudo fichero deben haber confeccionado!. Según una investigación del medio Congressional Quarterly, agentes policiales supervisaron las ventas de comestibles en ciudades como San Francisco para detectar a clientes que preferían víveres del Medio Oriente. El proceso de monitoreo se efectuó entre los años 2005 y 2006, y la idea del FBI era identificar pistas primarias que, combinadas con otros datos, llevaran hasta supuestos terroristas iraníes o de otras nacionalidades. En sus inicios, este sistema fue aplaudido por el gobierno federal como un plan brillante de los oficiales de inteligencia Phil Mudd y Willie Hulon. Según la investigación, el programa fue suspendido. Aún no quedó claro en que grado las compañías de tarjetas de crédito y los mercados colaboraron con el FBI en la señalización de los usuarios de comidas árabes. La capacidad de hacer el ridículo de los órganos de seguridad norteamericano no tiene límites. Lo malo es que los perjudicados por los disparates que realizan los directivos del FBI, la CIA y otros organismos, son los ciudadanos comunes. Según un informe del Departamento de Seguridad Nacional, el listado de sospechosos de terrorismo en poder de los servicios de inteligencia estadounidenses reúne a 755 mil personas. Como quien dice, hay terroristas para plantar. En opinión de legisladores, expertos en seguridad y abogados defensores de los derechos civiles, el listado aumentó en casi 200 mil nombres por año desde 2004, tamaño que lo hace inútil al incluir a tanta gente. Unas 15.000 personas en el mundo han reclamado ante Estados Unidos para ser sacados de esta infame e inútil lista. Dos mil personas presentan esa solicitud por mes. Otras nunca se enteran que están incluídas. Algunas conocen esa situación cuando pretenden viajar y en la famosa lista figura alguien con su mismo nombre, sin edad, fotografía ni otro dato que lo permita individualizar. Así por las dudas se prohibe el viaje a todos quienes se llamen igual que el supuesto terrorista. Ahora sabemos que ese supuesto terrorista pudo quedar en la lista porque se comió un falafel. Lo dicho, ¡cuidado con lo que comes! |
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