inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 16-Noviembre-2007

"¡Pero socialista ché!"

 

La "disputa" entre un socialista latinoamericano del siglo XXI y un socialista europeo que defiende a un fascista porque es un "compatriota".

Una réplica de uno de los grandes humorista del cine argentino, Luis Sandrini, se convirtió, hace muchos años, en una expresión popular para manifestar la decepción de ciertos sectores de las clases media y acomodadas frente al fenómeno de las corrientes socialistas y progresistas, que no entendían. En la película, el personaje interpretado por Sandrini no quería que su hija fuera novia de un muchacho con un sólo defecto, y lo expresó de esa manera: "pero socialista ché".

Cuando leí la defensa airada que el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, hizo de su antecesor José María Aznar, recordé la frase nuevamente, "pero socialista ché". Claro que ahora con otro sentido. Un supuesto socialista confeso defendiendo a un fascista, según él, por el sólo hecho de ser compatriota. ¿Será que ahora todos los alemanes podrán defender a Hitler porque era su compatriota?.

Zapatero, ya en Buenos Aires y en una reunión con socialistas (de nuevo, socialistas ché) dijo que los valores democráticos se demuestran cuando, en una reunión internacional, si alguien ataca y descalifica a tu compatriota, aunque éste sea un rival y adversario, "tú sales a defenderle".

Equivocado Zapatero, eso es nacionalismo y xenofobia de la peor clase. Y me atrevo a decir que en las actuales circunstancias, hasta racismo.

Seguro que le dolió ver a un mestizo latinoamericano, un típico "sudaca" como denominan despectivamente en España a los sudamericanos inmigrantes -que no a los ricos y/o famosos-, poner los puntos sobre las íes a uno de los más nefastos, por suerte ex gobernante europeo, cuando ellos mismos no se atreven.

Creo además que la reacción de Zapatero, sumada a la del rey Juan Carlos -es hasta comprensible por su identidad ideológica con Aznar- refleja también la actitud con la que España, y Europa, abordan las relaciones con América Latina.

Se creen unos señores que cuando llegan a las ex colonias pueden mandar a todos a parar de lejos, hacer callar gobernantes e imponer sus condiciones. Claro que no tienen la misma valentía cuando se trata de defender principios de soberanía e independencia frente a países más poderosos. Aquí conviene recordar que el pasado año, España había acordado venderle a Venezuela barcos de rescate, y que después anuló el acuerdo ante las críticas de Estados Unidos que consideraba que Madrid estaba "armando" al gobierno de Chávez y "fomentando" una carrera armamentista.

Finalmente cabe destacar además, que Zapatero y su rey estaban ya molestos por las críticas de varios presidentes latinoamericanos al accionar de las empresas españolas en América, y como viajan en representación de esas empresas, y no del pueblo español, se sintieron con más ganas de mandar a callar a todos.



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