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Nuestro Amigo Rubén Ubeira
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Con el pesar mío, y el de nuestra Asociación Cultural COIRON de Estocolmo a su maravillosa familia y a la colectividad latinoamericana. Difícil es expresar un dolor, una pena, una noticia tan cargada de soledad e interrogantes. El fallecimiento de un ser tan querido por todos, por la riqueza espiritual de Rubén, por la consecuente porfía que él siempre tuvo para sembrar entre nosotros y con su humilde ternura, su afán de hacer realidad, en la vida diaria, que esa palabra-verbo amar, amor tan bella pero tan maltratada, fuera el pan nuestro de cada día, la actitud identitaria de cada uno de nosotros. Ello, me decía, tiene que ser nuestro común y cotidiano comportamiento, para poder ver en el otro, lo que yo mismo soy; despertar en todos el respeto mutuo nos haría ser los arquitectos verdaderos de una sociedad humana más justa, esa que todos queremos. Rubén sabía muy bien lo que decía, porque llevaba a la práctica lo que él, como buen marxista-leninista y cristiano (con el « favor de Dios»). El dar fue siempre su norte por ello fue que jamás le ví haciendo «cosas» que no hubieran sido en beneficio de los demás, para todos nosotros y orientadas a que, discutiendo al término de cada acción que realizábamos, pudiéramos conversar sobre ello o lo que sucedía entre nosotros mismos, buscando a las personas, para que éstas, con sus virtudes y debilidades nos encontráramos como una enorme familia, como verdaderos hermanos, como él quería que todos fuéramos. Con su característica mochila, cuyo peso era de casi de 20 kilos, todos los días cargada siempre de libros, panfletos, propaganda de las actividades sociales que su organización o de las otras realizarían , de video casettes, de sueños, utopías y de profundos deseos inspirados a la sombra de su tierno corazón. Hicieron que todo ello, por su consecuente generosidad minara su condición física y se olvidara un poco de sí mismo porque - yo lo veo así -su inmaculada impetuosidad le autoimponía la negación del descanso. Rubén desde siempre hizo de la cultura su herramienta, desde el principio de su vida adulta, cuando desde su Chile amado asesorando a Don Clotario Blest en la CUT o en los barrios obreros -como él decía- lo cargó de miles de ilusiones sociales teniendo, como principio de todo ese quehacer cultural. Para hacernos allá y aquí, más llevadero nuestro antiguo exilio cuando debemos reconocer ahora pasado los años nuestra calidad de colonia chilena en Suecia. Organizando eventos culturales, buscando incansablemente los apoyos económicos para lo que Rubén nos proponía y que no siempre llegaban. Pero aun así comprometidamente, pudo crear miles actividades -para conservar nuestra identidad y nuestros compromisos sociales- decía, y con ese afán, formó varios grupos de teatro, el primero con sus queridos hijos y luego con otros compañeros. Como cineasta organizó ciclos de películas de distintos directores internacionales, siempre con ese mensaje social apuntado a nuestras conciencias. Filmó documentales aún inéditos que espero, los podamos ver cuando se investigue su archivos. Escribió muchos artículos en la revista que él mismo, junto a otros compañeros, llevaron adelante «Marxian@s» que cosa extraña en nuestro medio, ha llegado más allá del número 1...»Esto es ya un milagro», me dijo orgulloso y satisfecho años atrás, cuando me mostró el número 2. Luego, sus campañas de solidaridad, su apoyo incondicional en favor de los pobres del mundo. Organizó cursos dentro de todo lo que cabe en el abanico cultural, como sus encuentros con la juventud en donde está la base del cambio me decía con entusiasmo; seminarios sobre diversos temas, exposiciones de arte apoyado por sus nietos y así un largo etcétera de este Quijote entrañable, de este pequeño y frágil David luchando contra el ignorante y globalizado Goliat. Muchos le debemos mucho a Rubén. Yo, quizás más que nadie. A él le debo el haberme encontrado y ayudándome cual ángel sabio, por entremedio de mis contradicciones y de las suyas, recordándome sobre el verdadero sentido de la vida. Él estaba allí, o por teléfono, o visitándonos, o escribiéndonos para demostrarnos de que es cierto que el vivir es un duro oficio, pero también es una dura prueba de resistencia no imposible de vencer, si en ella hay esa transparente esperanza y esa monolítica confianza en que los hombres, a pesar de tener una fecha de caducidad, lograremos algún día, ojalá no lejos, darnos cuenta de nuestras miserias y, entonces, juntos luchar para revertir el orden actual que una minoría inhumana nos impone y lograr por fin construir el bello paraíso anhelado.. Rubén, desgraciadamente no alcanzó a verlo aquí en la tierra y seguro que yo tampoco, pero él luchó y seguiremos luchando, porque tenemos la profunda certeza de que este sueño será cierto y como decía Victor Jara » la estrella de la esperanza, siempre seguirá siendo nuestra», siempre, de los pueblos y porque los ojos del Padre, los de ese Dios en que Rubén y yo y millones de nosotros, militantes de la vida verdadera, creemos, abarca el mundo entero en su secreta unidad. Querido Rubén, allí donde estés, en el cielo seguro, descansa en paz y que nuestro buen Dios te bendigue siempre y cuide de tí y de tu hermosa familia. ¡Hasta la Victoria Siempre! Tu amigo Gastón Villamán Sepelio de Rubén Ubeira |
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