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¡Éramos ricos y nos regalan millones! |
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escribe Simón Todos conocemos el viejo proverbio de que el dinero llama al dinero, pero cuando esto sucede de manera tan escandalosa como en Europa, nos provoca la sensación de estar viviendo en un mundo al revés. Los países desarrollados insisten en que los países del llamado Tercer Mundo deben abrir sus mercados a los productos industrializados, a sus capitales y concederles el pago de patentes hasta por plantas naturales que son originarias de los países pobres. En este debate de abrir mercados, la Ronda Mundial de Doha de la Organización de Comercio Mundial, sigue sin avanzar por tercer año consecutivo. Una de las trabas es la posición de la Unión Europea y Estados Unidos de no eliminar los subsidios agrícolas. En pocas semanas la Unión Europea debatirá nuevamente la política agraria, y esta semana han vuelto a trascender algunos de los beneficiarios de los subsidios agrícolas. No crean que son unos campesinos sacrificados, los que se llevan la mayor parte de la torta, son empresas, reyes, banqueros, y terratenientes que sólo han visto una vaca en fotos. Los pequeños granjeros solo reciben 17% de los subsidios, mientras el 15% más rico recibe el 60% de los subsidios. El escritor británico Kevin Cahill en su obra, Who owns the world (A quién pertenece el mundo), explica que los grandes terratenientes son los que se quedan con casi todos los subsidios agrícolas disponibles: en Europa esto significa 48.000 millones de euros al año, y en EEUU, 12.500 millones de dólares. Además, los propietarios obtienen beneficios de la revalorización de la tierra, lo que en Europa se traduce en aproximadamente 200.000 millones de euros anuales. En esta lista de campesinos beneficiados con el cheque del subsidio figuran, por ejemplo, la reina de Inglaterra, Isabel II que el pasado año cobró 350.000 euros. Lo mismo ocurre con las grandes industrias de alimentación, como Arla, Danone y Nestlé. El príncipe Alberto de Mónaco recibió el año pasado 287.308 euros en concepto de subsidios agrícolas. En España, el abanico va de los menos de 100 euros en las pequeñas explotaciones a los 2,7 millones de euros de Complejo Agrícola, de la familia Mora Figueroa en Sevilla, o a los 220.000 de la finca Las Salcedas (Ciudad Real) de la familia del banquero Mario Conde. También se ha denunciado que muchos beneficiarios son ministros y gobernantes de las instituciones responsables de decidir esta política. Con estos antecedentes, parece claro que los gobernantes de Europa seguirán resistiendose a eliminar los subsidios, y si lo hacen, será porque han encontrado otra forma de ganar más a costa de los trabajadores de sus países y de los pueblos de los países a los que le niegan mercados. |
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