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Medio siglo de bloqueo a Cuba |
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escribe Ricardo Daher El próximo 30 de octubre, la Asamblea General de las Naciones Unidas volverá a debatir, por decimo sexto año consecutivo, una moción para poner fin al bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos contra Cuba. Como en todas las ocasiones anteriores, la absoluta mayoría de los miembros del órgano más democrático de las Naciones Unidas, volverá a condenar el bloqueo sin que Estados Unidos demuestre la mínima voluntad de acatar la voluntad de los gobiernos y pueblos del mundo, y dejar de castigar a 11 millones de cubanos que siguen recibiendo las agresiones del país más poderoso del mundo desde hace más de 48 años. El próximo 30 de octubre, la Asamblea General de las Naciones Unidas volverá a debatir, por decimo sexto año consecutivo, una moción para poner fin al bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos contra Cuba. Como en todas las ocasiones anteriores, la absoluta mayoría de los miembros del órgano más democrático de las Naciones Unidas, volverá a condenar el bloqueo sin que Estados Unidos demuestre la mínima voluntad de acatar la voluntad de los gobiernos y pueblos del mundo, y dejar de castigar a 11 millones de cubanos que siguen recibiendo las agresiones del país más poderoso del mundo desde hace más de 48 años. Dede 1992 se viene discutiendo en el seno de la Asamblea General de la ONU el bloqueo a Cuba bajo el título de "Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba". En la votación de ese año, 59 países se pronunciaron por poner fin al bloqueo, 3 se manifestaron en contra, y 71 países se abstuvieron. Desde entonces, el número de países que votaron por poner fin al bloqueo fue creciendo significativamente hasta que el pasado año, 183 países votaron por esa resolución, 4 países en contra y una sola abstención. Otros cuatro países no participaron de la votación. Lamentablemente, el órgano más representativo de la ONU carece de la posibilidad de imponer accciones, por lo que la resolución, aunque no deja de ser importante, sólo subraya la ilegalidad de la acción norteamericana y demuestra la voluntad de los gobiernos y pueblos del mundo de terminar con esa injusticia. El canciller cubano Felipe Pérez Roque dijo que Cuba seguirá acudiendo ante la Asamblea General de la ONU, "con la certeza de que gota a gota, el agua logra agrietar el muro, de que el imperio no podrá ignorar eternamente este reclamo". 89.000 millones de pérdidas directas Tantas veces repetida la condena al bloqueo puede hasta sonar aburrida y ello contribuye de alguna manera a que se acepte de hecho la imposición norteamericana del mismo, casi como una fatalidad del destino. Sin embargo, esta acción debe dejar de ser un hecho anecdótico, una condena sin resultados, para transformarse en acción para detener una de las injusticias más grandes de la era moderna. Es de esperar que los gobiernos consideren la voluntad de sus pueblos y actúen concretamente en desmontar el bloqueo, ya que muchas veces ceden ejercer la soberanía, aceptando que Estados Unidos aplique la extraterritorialidad de sus leyes en el castigo al pueblo cubano. Detrás de esta acción no está sólo la decisión de un gobierno poderoso en aplastar la voluntad de un pueblo digno y soberano, sino que se debe entender que detrás de ello hay seres humanos, individuos concretos que son afectados en su vida cotidiana, en su derecho a la vida, en su salud, en su calidad de vida, educación, desarrollo científico y hasta en la recreación. Las autoridades cubanas han estimado en 89.000 millones de dólares las afectaciones económicas directas de los 48 años de bloqueo. Este cálculo no incluye las pérdidas por los actos de terrorismo y sabotaje contra la isla, y mucho menos los gastos a que es obligada la revolución para defenderse. Con las pérdidas ocasionadas en sólo un día de bloqueo, la nación antillana podría comprar 139 ómnibus para el servicio urbano, y en una semana 48 locomotoras. Otra pérdida económica no estimada es la afectación a las empresas extranjeras que se ven impedidas de comercial con la isla. El bloqueo norteamericano prohíbe a las empresas del resto del mundo exportar a Estados Unidos productos que contengan materias primas cubanas e impide a esas empresas exportar a Cuba productos o equipos que contengan más de 10% de componentes norteamericanos. Muchas veces el celo norteamericano en el bloqueo llega a extremos ridículos y hasta lesivos a la soberanía de otros países. Por ejemplo, en este mismo año, funcionarios cubanos que llegaron de visita a Noruega y Suecia, fueron desalojados del hotel porque la empresa era propiedad de capitales norteamericanos. Tanto Noruega y Suecia aceptaron de hecho que la legislación norteamericana contra Cuba se aplicara en sus países. Los mismo sucedió con un cubano residente en Suecia al pretender comprar una computadora portatil (Dell) por internet. La empresa se negó a venderle por considerar que podría trasladar la computadora a Cuba y violar en embargo. El ciudadano cubano, que no prentendía trasladarse a Cuba en un futuro inmediato, sólo le quedó el recurso inútil de la protesta. A principios de los 90, Cuba intentó renovar su flota área comercial -constituída en su mayoría por aviones rusos- con la adquisición de aparatos de fabricación brasileña. La iniciativa no llegó a buen puerto por los aviones de transporte de pasajeros construídos por Brasil, tenían componentes norteamericanos y se aplicó el bloqueo. También hay ejemplos más costosos y más dramáticos, especialmente en el ámbito de la salud, tanto para los ciudadanos cubanos como para quienes podrían recibir los beneficios de la atención médica en Cuba y sus avances en medicamentos. En una ronda de información sobre los efectos del bloqueo, la doctora Herminia Palenzuela, del hospital pediátrico William Soler y especialista en cirugía cardiovascular, relató que durante 35 años Estados Unidos ha negado a Cuba el acceso a necesarios equipos de alta tecnología. "Nos incluyeron en una extraña lista de "hospitales denegados" impidiendo hasta la compra de válvulas protésicas usadas en los casos de niños con aritmias y de marcapasos cuya implantación en los menores puede evitar cirugías complejas", señaló. El doctor Alexander Mármol, coordinador del programa de trasplante renal, reveló la imposibilidad de que Cuba cuente con la donación de un laboratorio hecha por una ONG extranjera, necesario para la atención a los pacientes, sólo por incluir equipos fabricados en Estados Unidos "Ese laboratorio permitiría una mejor clasificación de las personas necesitadas de trasplante renal, pero medidas como esa y la negativa a aceptar que Cuba acceda a la tecnología molecular en la especialidad, pone en peligro la vida de ellas", subrayó. En setiembre de 2005, cuando el huracán Katrina destrozó la ciudad de Nueva Orleand afectando a más de 2 millones de norteamericanos pobres, en su mayoría negros, Cuba ofreció enviar un equipo de médicos y enfermeras ampliamente capacitados en la atención a personas en situación de desastre. El gobierno del presidente Bush, perjudicando a su población, negó el ingreso de los médicos cubanos. Recientemente, ciudadanos norteamericanos afectados por la contaminación cuando trabajaban en la búsqueda de sobrevivientes y en el retiro de escombros de la llamada "Zona cero" -donde estaban las torres gemelas- de Nueva York, viajaron a Cuba para recibir una atención médica que su país le negaba. El impulsor de la iniciativa, el cineasta Michael Moore y esos pacientes, están siendo investigados y pueden ser multados por viajar a Cuba. Entre 2005 y 2006, poco más de 800 personas fueron multadas en Estados Unidos por haber viajado a Cuba. El bloqueo impide a Cuba comerciar con Estados Unidos y recibir turismo desde este país. Prohíbe a Cuba utilizar el dólar en sus transacciones externas y recibir créditos o realizar operaciones con bancos norteamericanos o sus filiales en otros países. El bloqueo no permite al Banco Mundial o al Banco Interamericano de Desarrollo otorgarle siquiera un modesto crédito a Cuba. Se llega al extremo de impedir que los cubanos residentes en Estados Unidos puedan enviar remesas a sus parientes -por encima de determinada cantidad anual- e incluso de ir a visitarlos todos los años. El bloqueo se extiende también a los ámbitos culturales, científicos y deportivos. Estados Unidos ha prohibido el ingreso a su país de científicos, deportistas, músicos, artístas plásticos cubanos, invitados por instituciones en programas de intercambio o para participar en seminarios científicos, eventos culturales y deportivos. Con ello no sólo impide el acceso de los cubanos a información científica, por ejemplo, sino que también impide a los científicos norteamericanos acceder a los avances realizados en Cuba. |
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