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La jornada cultural «Juntos todos podemos» |
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Nada quedó en el olvido. Tal como fuera programado se realizó el sábado 25 de agosto, el Día de la Cultura organizado por el Consejo Consultivo Uruguayo de Gotemburgo, coincidiendo la fecha con el 182 aniversario de la Independencia en Uruguay. Juntos todos podemos, fue la consigna de un extenso pero atrayente programa cultural que concitó el interés de decenas de personas, que desde tempranas horas de la tarde convergieron en una permanente afluencia de público al local de Kortedala Forum en Gotemburgo, donde tuvo lugar el evento. Sin duda, fue esta una extraordinaria jornada que logró reunir a las más diversas expresiones del arte y la cultura en un mismo acontecer. Como estaba previsto, a las tres de la tarde se inició la actividad con la apertura de una exposición de arte ambientada musicalmente por Torbjörn Williams. A partir de ese momento se pudieron apreciar muestras de pintura (Patricia Gibbs-Cánova, Alexandra Blennow, Melina Abimorad, Ana Ferreira); dibujo(Clara Tortosa), escultura (Eduardo Gibbs); maquetas de arquitectura (Patricia Gibbs-Cánova); trabajos en vidrio (Mónica Sosa) y pintura en textiles (Gloria Varela). En fotografía exhibieron sus trabajos: Stig Hansson, Patricia Gibbs-Cánova y Alexandra Blennow, y asimismo se presentó una muestra de pintores uruguayos del Museo Blanes, confeccionada por Virginia Cánova y Torbjörn Williams. Otro de los expresivos componentes del quehacer cultural expuesto en la ocasión, fue una muestra de libros con ejemplares de Yarko Rhea, Virginia Cánova, José Romero, Gloria Varela (ediciones de solidaridad), Heber Abimorad, y la revista Somos, publicación trimestral a cargo de Julio Blanco, Mercedes Martínez, Francisco Burgete y Jorge Plada. También en cine se ofreció en cortos: El último baile en Hammarkullen, de Yarko Rhea con la participación del realizador y sus protagonistas con la danza que da nombre a la película. Seguidamente, Ryppar de Emiliano Goessens, con la presencia de su realizador en diálogo con el público. También la presencia de Stig Hansson, quien mostró una serie de diapositivas titulada Uruguay visto por un sueco. El programa de cine se cerró con dos cortos proporcionados por la red de medios de difusión alternativa, Agora Tv, tratando temas de interés para las luchas obreras en América Latina. Arte desde el escenario Y si bien los distintos motivos de arte señalados, causaron una positiva impresión en la asistencia, lo que posteriormente se desarrolló desde el amplio escenario del local -luego de un intervalo previamente dispuesto para la cena- fue un espectáculo de relevante calidad. Música, poesía, baile y las voces de Mercedes Martínez y Francisco Burgete anunciando el desarrollo de la función artística, dieron brillo a la actividad del momento que fue iniciada con música folklórica moderna interpretada por Ingmarie Juliusson y Pedro Oyarzun, integrantes del grupo Eslabón Perdido. Seguidamente dieron lectura a sus poesías Adriana Aires, Heber Abimorad y Virginia Cánova. En canto y boleros estuvieron Nataí Da Silva Aires y Denis Sandino, acompañados en el piano por Torbjörn Williams. Susana Ochoteco y Leonardo Etcheverry mostraron tres bailes de tango, arrancando vivos aplausos del público, en particular con la interpretación de un tango-candombe en fusión de ambos ritmos realizado por el grupo orquestal argentino Narcotango. Y de lo popular se pasó a lo clásico, con la actuación de jóvenes virtuosos, como Ilona Saura en el piano, Leire Pérez en violín y Sebastián Caldas en guitarra, quienes lograron emocionar a un público de más de cien personas reunidas en total silencio. Finalizando esta parte del programa, entró en escena el grupo de Candombe Lubolo, que al repique de sus tamboriles y coloridos trajes, arrancó de los asientos a más de una veintena de espectadores que sin previo ensayo supieron acompañarlos en su contagioso baile. Por último, como punto culminante de este excepcional acontecimiento cultural, se pasó a ritmos del Caribe, con la orquesta de salsa La Banda para continuar así bailando hasta pasada la medianoche. Cultura de la diversidad Pero también es cierto que el 25 de agosto ya fue, y debe llegar el momento de recapitular. Para ello podríamos comenzar respondiendo a ciertas preguntas, algunas formuladas por nosotros mismos , otras por muchos de los que participaron en este gran evento cultural. ¿Cuáles fueron los fundamentos, o las ideas que motivaron la elección de la cultura como hilo conductor del acontecer? ¿Cómo logramos reunir en un único día a más de 40 personas de diferentes nacionalidades que trabajando en las más diversas ramas del arte hicieron realidad la premisa inicial de que juntos todos podemos? Se podría decir que todo comenzó con la propuesta de trabajo que nos formulamos al reunirnos- en los comienzos fuimos seis y al final llegamos a ser más de quince- con el fin de organizar este día de la cultura . Desde los inicios pensamos que, si bien en esta fecha se festeja el aniversario de la Independencia en Uruguay, queríamos que en esta oportunidad y aquí en Gotemburgo - intentáramos hacerlo de una manera diferente. En el exterior, hace ya largo tiempo que los uruguayos convivimos con suecos, latinoamericanos, finlandeses, y las más diversas nacionalidades, en una interesante comunidad que puede potenciar sus capacidades afirmándose en la diversidad. Teníamos además la certeza de que la cultura es un importante denominador común, capaz de generar unión en esta diversidad. Todos los pueblos podemos reconocernos en las expresiones del arte, la música y la literatura, puesto que la creación admite las diferencias y las incluye en su propia esencia. Otra premisa fue el incluir en la cultura, diversas noticias sobre los medios de difusión alternativa. Esto lo hicimos conscientes de que no se les da cabida en el mundo globalizado unipolar, interesado en transmitir una sola voz e imagen de la creación colectiva, cuando en realidad deberían ser -como sus creaciones y voces- infinitas sus reproducciones. En el camino nos hemos encontrado con una amplia comprensión por parte de todos los participantes que se sintieron totalmente identificados con las propuestas y formas de trabajo. Hemos recibido también la adhesión de muchas personas interesadas en colaborar y compartir esta tarea colectiva, creando un clima agradable y democrático. Pero también es justo decir que para ciertos grupos, estas ideas parecerían llevar consigo algo así como un peligroso germen de universalidad, capaz de revolucionar algunos pensamientos que hasta el presente se habían logrado mantener en la dulce e inocua modorra del letargo... El Día de la Cultura fue posible y es más, ¡superó las visiones más optimistas! |
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