El Hola, Hola! de su voz inconfundible, será para todos los que la escuchamos, un recordatorio vivo para servir y ser útiles a los demás como Oscar lo fue; sin condiciones y sin espera de recompensas. Un recordatorio para ver a los demás con ojos fraternales, como Oscar miraba a los demás. Un recordatorio para dedicar nuestra vida a hacer lo bueno, a realizar actos de bondad con sinceridad y alegría como él los realizó.

Oscar Hernández Soriano de alma hispano/cubana, fue un rebelde ante este mundo caótico en que le tocó vivir. Desarrolló una dimensión espiritual poco común. A nuestro querido Oscar lo caracterizó una bondad sin límites, una lealtad incondicional en la amistad y una integridad a toda prueba en su compromiso con los demás. Pero ante todo, lo caracterizó su gran humildad. Todo esto y mucho más, ubica a Oscar Hernández Soriano, entre los grandes hombres, de los elegidos que han dejado a la humanidad en su paso por el planeta, una huella imborrable, una estela luminosa que inspira para imitar su ejemplo. Para nosotros en ésto radica la esencia de la obra de arte que impulsó a Oscar consagrar su vida mas allá de todo lo terrenal y en ella se refleja gracias a su mágico pincel, en formas, colores, luz y movimiento, su alegría de vivir.

Nuestro apreciado amigo participó con gran entusiasmo en las actividades culturales que la Asociación cultural Fenix de Estocolmo organizaba. Oscar fue miembro de dicha asociacion 16 años y fungió varias veces como presidente. Como parte de la labor práctica en el arte de la asociación, junto con sus colegas Estoardo Barrios Carrillo y Gerald Steffe, dirigieron la Galeria Jose Martí y la Galería Mäster-Olof en Estocolmo. Luego nuestro querido Oscar fundó con el pintor Barrios Carrillo La Escuela de Arte Mäster-Olofsgården que funcionó durante dos años en Gamla stan para después unirse con la Escuela de Arte Väsby que dirige Ricardo Donoso. Una vez terminado este fructífero trabajo pedagógico en el 2003, Oscar siguió con los cursos libres de pintura de caballete y dibujó como una colaboración entre la Asociación Cultural Fenix y el Mäster-Olofsgården en la ciudad vieja de Estocolmo.

Cuando se recuperó de su infarto, regreso con el entusiasmo de siempre a los cursos de arte.

Durante los pasados 16 años, su pintura y alegría participaron en muchas actividades de la Asociación Cultural Fenix tanto a nivel nacional como internacional. De las que podemos destacar: la exposición colectiva «500 años» en 1992 en Rönneby konsthall y la exposición itinerante por Centroamérica en 1996 con los artistas integrantes del Grupo Fenix. Siendo la última exposición en que Oscar participó con el Grupo Fenix en la galería Imprevisual de Valencia el año pasado.

Estas palabras que hablan escasamente de un hombre tan grande, las dedicamos a su hijo Dominik con sincero afecto y un profundo aprecio a la digna memoria de su padre, haciéndole presente que los que como Oscar, conservan siempre una gran integridad y jamás dejarán de vivir.

Estocolmo 5 de agosto del 2007
Asociación Cultural Fenix