inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 17-Agosto-2007

Se calienta la campaña electoral con denuncias de corrupción
Las sospechas enturbian
la carrera presidencial de Cristina Fernández

 

escribe Ernesto Tamara

Las encuestas siguen asegurando que la senadora Cristina Fernández de Kirchner, candidata del Frente para la Victoria, ganará las elecciones presidenciales del 28 de octubre próximo, aunque no se atreven a predecir que efectos tendrá sobre su candidatura las investigaciones de algunos hechos de presunta corrupción de funcionarios del gobierno, ni la ofensiva mediática de la oposición y sectores del peronismo anti-Kirchner que cada vez ocupan más espacio.

La oposición de guante blanco dejó de existir. Los buenos modales fueron dejados de lado y la candidata opositora, Elisa Carrió, utilizando el incidente del empresario venezolano que quiso entrar al país con una maleta con 800.000 dólares, acusó al entorno de presidencial de manejos mafiosos, y hasta insinuó que podrían estar involucrados en un asesinato no aclarado en la campaña electoral del 2003.

Los buenos resultados económicos, con un crecimiento sostenido del Producto Bruto Interno por 55 meses consecutivos, no satisfacen por completo al sector más oligárquico del país, que representado por la Asociación Rural, reclamó en la Feria del Prado días atrás, mayor liberación del mercado y privatizaciones.

Por otra parte, el descenso de los niveles de pobreza del país, sumergido a niveles escandalosos en los últimos años del gobierno de Carlos Menem y en el corto mandato de Fernando de la Rúa, no termina de achicar la brecha social y mantiene el reclamo de acciones más profundas y drásticas para atacar la pobreza.

Otro de los campos en los que el gobierno tiene que enfrentar una dura resistencia y hasta acciones terroristas -como el secuestro y desaparición de un testigo- es el de la restitución plena de los derechos humanos y de castigo para los militares, policías y cómplices de la dictadura militar. Aunque es evidente que el gobierno de Néstor Nirchner realizó avances sustanciales en sus 4 años de gobierno, debe enfrentar ahora una ofensiva de los viejos resavios de los aparatos represivos que indisimuladamente han provocado acciones de amedrentamiento de activistas de derechos humanos, siendo el caso más trágico y conocido, la desaparición desde noviembre, del albañil Julio Pérez, testigo en el jucio contra el comisario Etchecolatz.

Y si la candidata oficialista no tuviera problemas, la justicia emprendió la investigación de por lo menos cuatro casos de presunta corrupción en que se ven involucrados altos funcionarios del gobierno. Si bien el gobierno apartó con celeridad a los sospechosos, no puede evitar que la oposición mantenga la acusación en la prensa.

Cristina Fernández transmitió la inquietud al asegurar "el escenario es tan sensible que a partir de ahora vamos a aplicar tolerancia cero con cualquier caso de corrupción. Y esto hay que implementarlo como política de Estado, al menos hasta el 28 de octubre".

Finalmente, y como corto resumen, sectores del partido de gobierno, de corrientes opuestos al presidente Kirchner, están buscando mecanismos para presentar oposición y lograr al menos llevar a un balotage. Cabe recordar que si un candidato no obtiene el 50% más un voto, o una ventaja superior a 10 puntos con una votación menor, se deberá concurrir a una segunda vuelta presidencial.

El nacimiento del kirchnerismo

Néstor Kirchner, gobernador de la provincia de Santa Cruz, fue impulsado como candidato a presidente por el entonces presidente interino, Eduardo Duhalde para poner un freno a las aspiraciones del ex presidente Carlos Menem que volvía a postularse. En las elecciones de 2003, el peronismo, Partido Justicialista, se presentó a las elecciones dividido, con las candidaturas de Kirchner y Menem.

La primera vuelta fue para el ex presidente Menem que obtuvo un 24,34% de los votos, el segundo lugar fue para Kirchner con el 21,99%.

Menem, consciente de que no iba a lograr sumar los votos de los demás candidatos, optó por no presentarse a la segunda vuelta, lo que determinó la nominación directa de Kirchner.

Desde entonces, Kirchner rompió con Duhalde y fue mostrando un perfil propio dentro del peronismo, que lo llevó a tener un alto respaldo popular durante casi todo su mandato, logrando legitimar con su gestión, la forma poco ortodoxa con la que fue impuesto.

Aunque a grandes razgos mantuvo la política económica implementada por Roberto Lavagna durante el gobierno de Duhalde y primeros dos años de su mandato, Kirchner logró impulsar la producción nacional, acompañado de una buena coyuntura en los precios de los productos agrícolas exportables. Frenó durante un buen tiempo los reclamos de los servicios privatizados, teléfonos, agua corriente, electricidad entre otros, para aumentar las tarifas, y recuperó algunos pocos servicios para el Estado, como el servicio de agua potable y saneamiento de la capital. Avanzó en la eliminación de la impunidad para los militares que cometieron crímenes durante la dictadura, anulando los indultos de perdón y modificando la composición de la Suprema Corte de Justicia, hasta entonces un instituto dominado por la política de Menem. También logró algunos avances en la lucha contra la pobreza con una política de subsidios a las familias pobres.

Los índices de pobreza que afectaban a un 56% de las familias argentinas en el 2002, se redujo al 28% en el inicio del presente año, y el desempleo que hace 4 años se ubicaba en el 24%, se redujo a poco menos del 10% en el 2006.

El proyecto político del presidente encontró desde el principio con varios frenos en el seno de su partido, y hasta debió funcionar durante mucho tiempo con el ministro de Economía que le había dejado Duhalde. Las pujas internas entre los sectores peronistas fueron noticias durante mucho tiempo, y poco después comenzó a formarse un bloque que atravesaba todos los partidos políticos, de apoyo al presidente. Así comenzó a gestarse lo que en principio se denominó como un frente transversal, o el frente K.

Porducto de ese frente transversal es la candidatura a vicepresidente, junto a Cristina Fernández, del gobernador de la Unión Cívica Radical -tradicional opositor al peronismo- Julio Cobos, gobernador de Mendoza.

Kirchner comenzó a manejar la idea de confeccionar un grupo o movimiento político que lo liberara de las ataduras partidarias y que pudiera incluir a sectores de otros partidos que lo apoyaban en diferentes niveles.

Para conformar esa unidad política, y proyectar su gestión a más largo plazo, finalmente decidió impulsar como candidata a presidente a su esposa, la senadora Cristina Fernández. El objetivo no mencionado, es esperar que una buena gestión de su esposa como presidenta, le permita fortalecer su movimiento político y aspirar a la presidencia en el 2011.

Precisamente, la forma en que se resolvió la candidatura de Cristina Fernández, prácticamente dentro de las paredes de la Casa Rosada, es uno de los blancos de ataque del peronismo anti-K.

Sin embargo, estas críticas no han hecho mella en el respaldo popular que parecen otorgarle las encuestas. En todas las mediciones sigue por encima del 45% de las intenciones de votos y muy lejos de su más cercano competidor.

La oposición

La oposición al gobierno de Kirchner no ha logrado establecer un acuerdo político que los nuclee, en especial porque abarca desde la izquierda a la extrema derecha. La fuerzas de izquierda que no se han incorporado al proyecto kirchnerista, tampoco han logrado establecer un frente común, pese a que en cada ocasión electoral se plantean esa posibilidad. La última prueba electoral, las elecciones a gobernador de la Ciudad de Buenos Aires, mostró a una izquierda dividida y casi sin peso electoral en la capital, con menos del 9% de los votos en su conjunto. El sector más votado de la izquierda en la capital fue el Movimiento Socialista de los Trabajadores con un 3%.

La pre candidata presidencial por el MST, Vilma Ripoll, reconoció las dificultades para la unidad, y recordó que "Kirchner tomó parte de nuestro discurso, como las banderas de los derechos humanos". Adelantó que se sigue conversando para establecer una alternativa de izquierda, "estamos planteándole confluir a Pino Solanas, a Claudio Lozano y a gente como el diputado Carlos Tirinello" aseguró.

Es más probable que la izquierda vuelva a presentarse sin un candidato común y que aspire a cargos legislativos por separado.

Por su parte, la oposición con más posibilidades de obligar a Cristina Fernández a llegar a una segunda vuelta, tampoco ha logrado unir fuerzas y podría presentar por lo menos cuatro candidatos.

Roberto Lavagna

El ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, candidato de la coalición Una Nación Avanzada (UNA) que en las encuestas aparece con poco más del 13% de las intenciones de voto, tampoco ha logrado establecer acuerdos con otros pre candidatos, y es seguro que será una alternativa independiente respaldada por la Unión Cívica Radical (UCR) que se sigue desflecando.

Al anticipar su programa de gobierno, dijo que se centrará en "educación, trabajo y pobreza". "Estos son los puntos centrales del plan, pero que simultáneamente pueden ser tomados como un compromiso en firme con los argentinos", expresó Lavagna

El ex ministro de Economía señaló que se ocupará fuertemente de esas tres cuestiones, aunque también implementará una serie de "aspectos globales" que modificarán "la ley de coparticipación federal" y eliminarán "las reformas al Consejo de la Magistratura y los Superpoderes en torno al presupuesto". A su vez, se comprometió a brindar "cuatro conferencias de prensa abiertas cada año", y afirmó que llamará "a una gran concertación durante su último año de gobierno", a fin de definir, junto a la oposición, "lineamientos estratégicos y políticas de Estado". "Si hacemos estas cosas y muchas otras, creo que podemos tener adelante nuestro una Argentina creciendo, sin volatilidad, sin pobreza, sin violadores, sin patoteros, y con buenas relaciones con todos los países", sostuvo el ex ministro. Además, señaló que sus propuestas también incluyen: "construcción de viviendas, policía de elite, temas energéticos, políticas tributarias, nuevas relaciones internacionales e integridad territorial".

Al mismo tiempo atacó duramente al gobierno, al que consideró actúa irresponsablemente, y criticó los acuerdos con Venezuela.

Lavagna, dijo que el presidente venezolano, Hugo Chávez "está llevando de las narices" a Kirchner. "Eso es grave, porque, por supuesto, mantenemos relaciones firmes con muchísimos países. Ahora, reales, profundas, sólo con España y con la Venezuela de Chávez", advirtió el ex ministro.

Elisa Carrió

La tercera candidatura con mejores intenciones de voto, según las encuestas, es la del partido Afirmación para una República Igualitaria (ARI), Elisa Carrió, con poco más del 9%.

Carrió ha centrado sus críticas fundamentalmente en los aspectos éticos y ha denunciado supuestos actos de corrupción de funcionarios del gobierno y del entorno presidencial.

Al presentar su programa de gobierno, subrayó que "hay tres ejes que son decisivos, uno es el tema inflacionario y por eso proponemos una moneda con real poder adquisitivo, el segundo es problema estructural vinculado al tema del transporte por lo que proponemos tener un plan vial que mejore la estructura y el transporte de cargas que hoy esta distorsionado, que solo funciona para determinadas empresas y que favorece la concentración", aseguró. Señaló como el tercer tema "el energético, donde están subvencionadas las clases altas con el dinero que pagan los pobres que tienen valores altísimos en el costo de la garrafa, por eso necesitamos un uso racional de la energía y un plan que reclamamos desde hace años". La candidata sostuvo "en mi gobierno tendremos no sólo la mirada hacia la tierra sino que incorporaremos al mar como territorio productivo pleno, para el bienestar de los ciudadanos. Extender la mirada al mar significa adoptar políticas consistentes y no encandilarnos sólo con lo que rinde la soja".

López Murphy

El candidato presidencial por Recrear, Ricardo López Murphy, representando a los sectores neoliberales, no logró un acuerdo con el recién electo gobernador de la ciudad de Buenos aires, Mauricio Macri, y avanzó en confirmar su candidatura.

Impulsor de las políticas neoliberales que en su momento concretó el ex presidente Carlos Menem, no reniega de esos plateos, aunque no los promueve directamente. Insiste en que "No hay política más progresista que devolver el trabajo formal a los argentinos; ése es el corazón de nuestro programa; hay que reestablecer la ética del trabajo, recuperar la dignidad de ganar el pan con el sudor de la frente".

Finalmente, los sectores peronistas contrarios a Kirchner están en negociaciones para unificar una candidatura para octubre.

Peronistas anti-Kirchner

La pasada semana se establecieron contactos entre grupos encabezado por los ex presidentes Adolfo Rodríguez Saa (fue presidente por dos días tras la renuncia de De la Rúa), Carlos Menem y Ramón Puerta, junto al gobernador neuquino Jorge Sobisch. El objetivo es lograr una fórmula que obligue al gobierno a ir al balotaje.

Tras confirmarse la renuncia de Menem a competir por la presidencia, podrían ser el ex gobernador misionero, Ramón Puerta, Sobisch y Alberto Rodríguez Saa, los tres aspirantes más fuertes a integrar la fórmula que pretenden será "peronista" y aglutine al peronismo opositor.

Por supuesto que este sector no tiene un programa de gobierno definido. El ex presidente Menem ha defendido su gestión y propone su vieja fórmula como modelo.

Menem dijo que en caso de regresar a la presidencia, "volvería a las privatizaciones" y "a un esquema más o menos similar al uno a uno. Yo soy partidario de la economía de mercado, donde juegan libremente la oferta y la demanda. Hay que dejar que el dólar y el peso jueguen libremente también. Es malo mantener artificialmente un dólar alto, como lo están haciendo", advirtió.

Al referirse a la anulación de los indultos, dijo que "por supuesto" volvería a firmarlos porque "sirvieron para pacificar" el país, y reiteró que la Corte debió haber derogado "todos", tanto a militares como a ex jefes guerrilleros.

Pidió arrepentimiento "a los que están en el Gobierno, que han sido subversivos. Han puesto bombas, han matado gente, un montón de crímenes de lesa humanidad", según dijo. Tampoco dudó en criticar las relaciones de Kirchner con Hugo Chávez. Consideró "una barbaridad" la relación del país con dirigentes como Hugo Chávez o Evo Morales, que encabezan, dijo, "gobiernos populistas y, encima, de izquierda, que es lo peor que le puede ocurrir a un país".



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